domingo, 18 de octubre de 2009

Lo previsto

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, reiteró su defensa al anteproyecto de Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, y coincidiendo con la manifestación en Madrid advirtió de que nadie tiene "el monopolio de la moral" y lamentó que algunos mantengan todavía, dijo, "los mismos eslóganes de hace 25 años".
Aído destacó la "responsabilidad" del Gobierno al abordar esta reforma porque, añadió, "ninguna mujer puede ser penalizada por tomar una decisión tan difícil como la de interrumpir un embarazo". "No cejaremos en nuestro empeño de modernización", remachó durante su participación en el II Congreso de Mujeres de Barcelona en el CCIB del Forum.
La titular de Igualdad quiso expresar su "máximo respeto" a los manifestantes que recorrieron el centro de Madrid en contra del aborto, pero apuntó a que algunos de los que encabezaron la marcha -en referencia a miembros del PP- "miraron para otro lado durante sus ocho años de gobierno".” [LD, 18/10/2009]


A lo largo de mi vida he asistido a muchas manifestaciones... no milito en ningún grupo, partido o asociación, pero cada vez que se juntan unos cuantos a reivindicar cosas que considero dignas de ser reivindicadas, me persono.
El número de asistentes a los actos, el partido, grupo o asociación que convoca, el escudo que lleven o dejen de llevar las banderas, me da igual… si considero justa la reivindicación, estoy con los que gritan.
A la de ayer no fui solamente porque me pareciese justa la reivindicación… fui porque mi conciencia no me habría consentido la cobardía de no asistir.
Y fue, sencillamente, impresionante.
Sólo recuerdo dos del mismo estilo: la que se produjo durante el secuestro de Miguel Ángel Blanco y la que se hizo tras los atentados – aún por esclarecer – del 11M.
Fui – no lo duden - sabiendo que nuestros ministros de corcho no me harían caso… pero eso, insisto, no importa. Lo verdaderamente importante es que ante estas atrocidades no se puede mirar hacia oto lado.
Porque el día de mañana, cuando estas leyes se contemplen como la barbaridad que son, tus nietos se preguntarán, te preguntarán, si hiciste algo para evitarlo…
Poco han tardado los monopolistas de la moral en afearnos que defendamos nuestras creencias, que les digamos que las ruedas de molino con las que quieren que comulguemos, se nos atragantan.
Y nos echan en cara que gritemos hoy lo mismo que gritábamos hace veinticinco años… posiblemente porque hace veinticinco años la “interrupción voluntaria” de un ser humano era exactamente el mismo crimen que es ahora (y dentro de cinco siglos, señora ministra, lo seguirá siendo).
Pero no lo entienden… nosotros no queremos que una señora que aborta vaya a la cárcel, lo que queremos es que no vaya al infierno… y si puedo hacer algo por convencerla de que no arrebate esa vida, lo haré.
Y no se crean que cuando hablo de infierno estoy hablando de demonios cornudos, fuegos eternos y todas esas cosas que nos han contado cuando éramos niños… yo hablo del infierno que pasan en vida, cuando – antes o después – se dan cuenta de lo que han hecho… lo que pase con ellas tras su muerte dependerá de la misericordia divina… en ello no tengo parte.
No me entra en la cabeza que haya quien piense que matar a un ser humano es “moderno”… ¿Se han vuelto locos?
En algo si tiene razón la señorita Aida… algunos de los que encabezaban la manifestación, efectivamente, cometieron la cobardía de permitir que en España se asesinase, legalmente, a quinientos mil inocentes.
Por eso estamos donde estamos.