martes, 29 de diciembre de 2015

Almendras amargas

Mientras lidio con mi tradicional catarro de fin de año, en mi Barcelona natal, haciendo tiempo para comenzar la ronda de visitas a familiares y amigos, me detengo en un kiosco y adquiero un periódico para, a la lumbre de un café con leche y un croissant, empezar el día informado de los eventos mas significativos de la actualidad nacional.
Durante la ingesta del desayuno en uno de esos cafés postmodernos donde las camareras, vestidas de negro y con gorrito, parecen sacadas de las páginas de “Shogun”, hojeo desprovisto de pasión alguna el rotativo de tirada nacional (edición catalana) que acabo de adquirir.
El periódico seleccionado contiene un suplemento de “viajes” donde se analizan los pros y los contras de elegir un destino u otro para disfrutar de una breve estancia… y – si me permiten el exabrupto – es lo único decente que trae.
Un tercio del rotativo está dedicado al heredero guapo del presidente tonto que, con los resultados electorales más débiles de la historia reciente de su partido (desde su refundación allá por los setenta) pretende gobernar España.
La merienda de negros del coleta morada (partido de partidos formado por asambleas de juntas que se agrupan en círculos temáticos de tribus urbanas) sabedores de su condición de “llave” de gobierno, tientan al guapete con la manzana del pacto, marcando – eso sí – unas directrices que, lejos de ser incumplibles, tienen un inconfundible aroma a cianuro.
Y el émulo guapete del tonto intercontinental, deshojando la margarita, se enfrenta a las hienas que lo auparon sabedor de que la disyuntiva es gobernar o desvanecerse. Formar un gobierno en precario con regustillo a almendras amargas o desaparecer – derrotado – del panorama político.
A todo español sensato (con los demás no cuento) la posibilidad de enfrentarse a una reedición del “frente popular”, le pone los vellos como escarpias… porque el nuevo “frente popular”, extinta la URSS, se refleja en el espejo del chavismo bolivariano, una realidad que (según estadísticas recientes) genera tres muertos por hora.
Pero sucede que en España, a diferencia de lo que sucede en el resto del mundo, los ciudadanos votan pensando en las maracas de Machín, no en el bien de la Nación… y por eso, y por la mala leche que nos gastamos (que es el único producto que podríamos exportar con éxito) estamos donde estamos.
Aquejados del síndrome del suicida, los españoles andamos estudiando si es mejor empacharse de barbitúricos o abrirse – directamente – las venas en canal. 
¿Y saben que es lo mas gracioso?
Que los que pueden evitar que nos abramos las venas en canal hace ya muchos años que andan sumidos en la sobredosis de barbitúricos.
Que este año 2016 reparta suerte, porque si reparte justicia…

lunes, 28 de diciembre de 2015

El bosque de los deseos

No sé en otros lugares, pero en España, la infancia de un niño estaba plagada de ilusiones relacionadas de una forma u otra con el cristianismo.
La Historia Sagrada, que ya no se explica en los colegios ni la conocen los padres de estas generaciones perdidas, causaba un enorme impacto en nuestros imaginativos cerebros cuando – en ausencia de superhéroes de ficción y videoconsolas japonesas – un melenudo Sansón o un valiente David nos conducían a un mundo lejano, a menudo cruel y peligroso, donde – a la postre – el bien triunfaba, aunque su triunfo exigiese como tributo la vida del héroe.
Luego estaban los hitos. La Primera Comunión, la Confirmación… o las anuales navidades y Semana Santa… unas épocas de asueto escolar que, de una forma u otra, ora con alegría, ora con solemne tristeza, vivíamos en el seno de nuestras familias.
Esa ilusión vivida en edad temprana es lo que hace que la progresía, esta peste que asola nuestra vieja piel de toro, pretenda mantener a toda costa en forma de ritos iniciáticos vacíos y – seamos sinceros – horteras hasta la nausea, el sucedáneo de las festividades religiosas.
Bautizos y primeras comuniones civiles, festividades dedicadas a los solsticios… no hay estupidez que no tenga una apasionada acogida entre estos ilusos que, reos de su propio sectarismo, son incapaces de reconocer algo bueno en la Tradición Cristiana de Occidente.
Se impone pues, felicitar las fiestas con tarjetones llenos de bolas y guirnaldas, abetos, estrellas de nieve… y el aséptico mensaje de “Felices Fiestas”, como si lo que se celebrase a finales de diciembre fuese la vendimia o la llegada del verano.
Ni una sola alusión a la Navidad, a la Natividad, al origen sólido y cierto de la fiesta.
Un Santa Claus (San Nicolás) importado de otras culturas y caricaturizado hasta el ridículo por interminables generaciones de cursis, sustituye el milagro del Dios hecho Hombre por una sarta de gilipolleces que incluyen duendecillos verdes y renos voladores… ilusiones vacías, hechos huecos, conmemoraciones de nada.
La última, que seguramente no será la última, es “el bosque de los deseos” que Ada Colau y su caterva de horteras han desplegado en Barcelona para sustituir al tradicional pesebre.
Una ridiculez en la que el niño, acompañado de un payaso, escribe en una cartulina lo que le pide a “los reyes” o a “Papá Nöel” y – tras un ejercicio de papiroflexia por parte del hábil payaso – el “deseo” se convierte en una pajarita que cuelgan ceremoniosamente en las ramas de un árbol falso… magia huera, barata, cutre y onerosamente hortera que pretende sustituir a la rotundidad del oro, el incienso y la mirra que unos lejanos sabios pusieron a los pies de un recién nacido que vino a liberarnos para siempre del peso de la muerte.
Y yo lo siento por estos niños que cuando alcancen una edad en que la razón les muestre la realidad en toda su crudeza, no tendrán el consuelo de saberse portadores de una tradición milenaria, no alcanzarán a entender como, en hechos y ritos, se transmite la grandeza del nacimiento de Cristo, el Salvador, el Mesías, el Señor… no sentirán, pierdan toda esperanza, la solidez de la “magia” que acompañó nuestra infancia.
Solo tendrán el recuerdo difuminado de una ocurrencia cutre urdida en la mente de un hortera.
Menudo sucedáneo.

martes, 22 de diciembre de 2015

... y no echar gota

El inevitable colapso de España se va a producir por descomposición interna… se caerá del árbol como una fruta madura y se pudrirá. Así de fácil.
Dirán ustedes que me he levantado pesimista, pero en mi defensa diré que el panorama no está como para albergar optimismos.
Las últimas elecciones generales, con la increíble subida del voto perroflauta-bolivariano, queda patente que en España el único sentimiento en común de los españoles es el odio mutuo.
Hace dos divagaciones recomendaba en este blog el voto hepático… pero – desde luego - no me podía imaginar la cantidad de cirróticos terminales que tenemos en España.
Ciudadanos ha fracasado como tercera vía desde el momento en el que Podemos (el voto de la bilis) le saca treinta escaños… y si no espabila le auguro una trayectoria similar a UPyD que – créanme cuando digo que lo lamento – no ha sobrevivido a la soberbia de su fundadora.
El PSOE pierde 10 escaños que van a parar a Podemos (hasta ahí estamos de acuerdo), se puede estimar que los 40 escaños de ciudadanos salen del PP (voto prestado al PP en las anteriores elecciones)… pero los 59 escaños restantes de Podemos ¿de donde salen? 
Asumo que nuestro nefasto sistema electoral premia a los partidos estrambóticos ya que determinadas “circunscripciones” pesan mucho mas que otras… pero ¿59 escaños?
Y si vamos a los votos, el PSOE obtiene 5,53 millones frente a los 5,18 millones de Podemos… ¡Prácticamente los mismos votos!
Entre el PSOE asilvestrado de Pedro Picapiedra y el partido demagogo-bolivariano suman ¡más de 10 millones de votantes! (casi los mismos que PP y Ciudadanos juntos)
En esta situación no es que España sea ingobernable (ya lo es desde que el PP de Arriola renunció a hacerlo) es que vamos a ir a las manos irremediablemente.
Al españolito medio se le ha ido la pinza… y nos vamos a reír a carcajadas.

domingo, 13 de diciembre de 2015

En nombre de Alá

En el imaginario musulmán, el único país que han dominado y del que se les ha expulsado es España.
Bajo el término Al-Andalus se describe el 80% de la península Ibérica… y dicen que es la “tierra de sus abuelos”.
Pero no es una aspiración política… España no es el “Gibraltar” del Islam, es un objetivo estratégico de la Guerra Santa. 
Sonará a tremendismo, pero es así... es como lo digo.
De momento, al igual que está sucediendo en casi toda Europa, estamos afrontando una colonización silenciosa.
Poco a poco van llegando musulmanes, de forma pacífica, a instalarse en nuestras ciudades en busca – según dicen – de una vida mejor.
Escapan de países dominados por el Islam para acomodarse en países que – precisamente por no haber estado bajo el yugo islámico – presentan unas mejores condiciones de vida. 
No son felices en su tierra y vienen a la nuestra para serlo.
Sin embargo, nuestra forma de vida no les gusta.
Dicen que nuestras costumbres son pecado y consideran que su obligación es cambiar nuestra sociedad.
Quieren cambiar la sociedad a la que han emigrado para ser felices, en una sociedad del tipo de la que han emigrado por ser infelices…
De paso, esquilman literalmente nuestros recursos sociales, desabastecen nuestras organizaciones de caridad y reivindican un trato igualitario con los que  llevamos cincuenta años trabajando y pagando impuestos para que ahora ellos se coman el producto de nuestro sudor.
Y no me interpreten mal, no me molesta que vengan inmigrantes, que precisen atención médica o que pidan ayudas para sus hijos… lo que me pone de los nervios es que – encima – se quejen y se fortifiquen en esos guetos en los que voluntariamente se atrincheran y, desde ellos, llamen a la destrucción de mi sociedad… de la sociedad que los acoge sin pedirles nada a cambio.
No soy – siempre lo digo – sospechoso de estar orgulloso de la sociedad que tenemos en España… Occidente ha degenerado mucho desde que terminó la Segunda Guerra Mundial y empezó a instaurarse el  "Nuevo Orden", pero con eso y todo, una de las inconfesables herencias del cristianismo que es – además – un pilar de nuestras sociedades “modernas” es la tolerancia, que no es otra cosa que una actitud personal que permite la convivencia entre "distintos".
No me molesta su fe, me molesta su intolerancia.
Me molesta que no se respete el principio de “mi casa, mis reglas”… sobre todo cuando “mis reglas” dan cabida a una tolerancia muy, pero que muy superior a la que pretenden imponerme con las suyas.
Cuando veo esos niños empuñando fusiles de asalto en nombre de Alá, me pregunto si es sensato educar a nuestros hijos en el respeto hacia los que están preparando a una generación para destruir nuestro mundo.
Y con todo y con eso, lo peor de la situación es la masa incontable de imbéciles que – en nuestra propia sociedad – se niegan a ver esta evidencia… un buenismo de “tonto de baba” heredado de la época en la que Mr Bean (paradigma del tonto de baba) dirigía los destinos de España.

martes, 8 de diciembre de 2015

La solución al voto

Si fuésemos sensatos, cosa que no sucede, emplearíamos sistemas de ecuaciones para dirimir nuestro voto.
Las variables de cada sistema de ecuaciones (un sistema por partido) podrían ser las siguientes: “posición ante la vida (aborto, eutanasia…)”,  “posición ante la integridad territorial de España”, “posición ante el terrorismo”, posición ante la  propiedad privada”, “posición ante los impuestos”, “posición ante la Iglesia”, “posición ante los toros”, etc.
Asignando un peso de – por ejemplo – 1 a 10 a cada variable y realizando una simple suma (o una suma ponderada si para usted tiene mas importancia la postura ante los impuestos que ante los toros), se podría despejar la incógnita del voto… Una simple ordenación de mayor a menor de los resultados nos daría la respuesta de “a que partido votar”.
Sería estupendo ¿verdad?. Pero no es posible.
Y no es posible porque  “la postura ante (ponga usted aquí lo que quiera)” de los partidos políticos en España, simplemente, no existe.
Aquejados de “cortoplacismo congénito” y “relativismo endógeno”, los partidos políticos en España defienden una u otra postura en función de los resultados de las encuestas que cada mes van haciendo los distintos medios.
No es del todo como digo. Podemos tiene meridianamente clara su postura ante algunos temas… otra cosa es que pueda llevar a cabo sus reformas sin incurrir en delito, pero "claro", lo que se dice "claro", ya lo creo que lo tiene.
Sin embargo, en cuanto uno supera la frontera que separa a los partidos populistas y demagogos y empieza a analizar los partidos “serios” (si tal denominación es posible), se encuentra con que las variables pasan a ser – directamente – incógnitas.
Entonces uno se ve obligado a leer y escuchar tostones sin término para ir adivinando – declaración a declaración – que es lo que se supone que defiende cada candidato.
En ocasiones ni con una pitonisa sentada a la mesa (leyendo las vísceras de una oca) puede uno averiguarlo, y en otras, aunque aparentemente se vislumbre una postura sólida frente a un tema por parte de un candidato, el votador tiene la certeza de que cuando el mentado candidato haya obtenido su voto, se olvidará de lo prometido o, lo que es peor, tomará el camino opuesto a lo pactado con el votante.
Pongo como ejemplo a un PP que, básicamente, es un partido incapaz de cumplir una promesa electoral aunque obtenga el 99% de los diputados del parlamento, o a un PSOE que promete terminar con el desempleo (dos millones y pico) y deja cinco millones de parados al final de su legislatura… sin que – por supuesto – este hecho le pase factura alguna.
De los partidos de nuevo cuño (bananeros aparte) se puede afirmar "ninguna cosa", pues Ciudadanos, con una técnica asombrosa, esquiva su definición política dejando a la imaginación del votante la resolución de las incógnitas. Hoy digo una cosa, mañana lo contrario y pasado una tercera que no es ninguna de las anteriores.
A pesar de lo dicho, si que hay algo que todos los partidos políticos de España parecen tener claro: que hay que echar del gobierno al PP. Y cuando digo todos incluyo al PP que lleva varios años haciendo cosas para que su propio electorado se fugue con el primero que pase.
Así que – estimado votante – llego a la conclusión de que la única forma de votar en estas próximas elecciones va a ser la tradicional en España, mediante consulta a sus vísceras.
No trate de dirimir usted cual es la mejor opción… haga caso a su hígado.
Yo como votante responsable y dada mi personal preocupación por el devenir de España (algo que comparto con muy pocos españoles) hare una doble consulta: primero consultaré a mi hígado y luego a mi páncreas… ¡a ver que sale!

sábado, 14 de noviembre de 2015

Por nuestros pecados

Tras los atentados de París, una vez mas, vuelve la calma.
Ahora empezaremos con las velitas y los kumbayás, con las manifestaciones tontonas, con las declaraciones mesuradas… todo menos admitir que estamos desde hace tiempo inmersos en un conflicto asimétrico.
No es terrorismo, es guerra.
Y Europa (¡quién te ha visto y quien te ve!), a por uvas…  negando la realidad, mirando hacia otro lado mientras las operaciones militares del enemigo se desarrollan con precisión milimétrica.
Todo el que me conoce sabe que no doy un duro por nuestra sociedad… no soy sospechoso de defender esta especie de cleptocracia masónica que hay en España. Y tengo claro que con esta juventud blandita, inmadura, desorientada y egoísta que estamos generando desde que nos pusimos en manos de la izquierda esquizofrénica y la derecha equidistante, no va a ser capaz de mantener este tinglado.
Lo de París es la purga de nuestros pecados.
Hemos renunciado a defender nuestros principios, nuestros orígenes y nuestras tradiciones. 
Hemos creado una sociedad en la que los garantes de la paz están mal vistos, en la que se admite que no se respeten nuestros símbolos y nuestra cultura, en donde la justicia actúa mal y tarde, en la que cualquier acto que huela a ejercicio de autoridad es cuestionado… 
En vez de combatir al enemigo, se confraterniza con él… sin darle el status de enemigo, que no es otro que la condición de persona dispuesta a eliminarte o – lo que es peor - esclavizarte.
Y así nos luce el pelo.
Esta patología autodestructiva en la que estamos inmersos pasa por ensalzar todo lo malo y repudiar todo lo bueno.
Vienen a esquilmar nuestros recursos porque nos saben débiles. 
No se integran en nuestra sociedad porque, seamos sinceros, nuestra sociedad no es acreedora de respeto, no es un modelo a seguir, no mueve la voluntad de pertenencia, no está dispuesta a defenderse.
Ahora volveremos a las velitas y los kumbayás, a las manifestaciones bobaliconas, a las declaraciones mesuradas… todo menos admitir que estamos desde hace tiempo inmersos en un conflicto asimétrico.
Y mientras tanto, ellos a lo suyo… con voluntad, con determinación, con todo aquello que nos falta a nosotros.
Si por casualidad o por error se empezase a hacer lo que hay que hacer, miles de voces en nuestro propio rebaño se elevarían para impedirlo.
¡Espabilad, idiotas!
El único futuro que aguarda a los borregos es el matadero.

martes, 3 de noviembre de 2015

La fe sin obras

Aquello que decía San Pablo de “la fe sin obras” se puede aplicar a muchas cosas en esta vida.
Es cierto que las generalizaciones llevan frecuentemente al error, pero en una época en la que cualquiera (literalmente) puede expresar su opinión a través de las redes sociales, bitácoras personales, páginas web, foros, etc; donde no hace falta saber redactar porque con valorar positivamente o compartir lo que escribe otro, ya se está manifestando una filia, la incomprensible ausencia de opiniones al respecto de algunos temas (o la llamativa adhesión a determinadas opiniones) permite hacer generalizaciones sin arriesgarse a cometer una injusticia.
Los musulmanes, por ejemplo, se quejan de que metemos en el mismo saco a los que profesan la sumisión y a los que asesinan en su nombre… y seguramente (habida cuenta el numero de musulmanes que hay) no les falta razón, pero ya sea por afinidad espiritual, cobardía o porque – simplemente – son así, es muy raro ver manifestaciones de musulmanes condenando las matanzas de cristianos en suelo islámico (por poner un ejemplo). Si se produjesen condenas públicas a los crímenes en nombre de Alá desde los minaretes de las mezquitas, posiblemente la visión global sobre lo que significa el ISLAM estaría mas próxima a esa realidad que dicen que interpretamos injustamente.
Con la Izquierda en España pasa algo parecido.
Ya sé que hay de todo, pero el pudor que les produce hablar de España como Patria común e indivisible de todos los españoles, la repulsión pública que hacen de sus representantes y símbolos, el relativismo con que tratan cualquier cuestión trascendente y la simpatía con la que contemplan a delincuentes, terroristas o chusma antisistema, me hace pensar que – en efecto – no cometo ninguna injusticia cuando afirmo que el peor enemigo de España y de su sociedad es, precisamente, su izquierda política.
Cada vez que un representante de la “Kultura” (con “k” de “kulo”) sale a la palestra es para eructar alguna opinión cargada de odio, bilis o relativismo practicante.
Cuando se ha llamado a un pacto por la unidad de España, la izquierda – en bloque – se ha desmarcado.
El gilón que pastorea a IU, ha permitido que retoquen la foto en la que sale durante la rueda de prensa que dio tras su reunión con Rajoy, de modo que modificando el color de la bandera que tiene detrás, aparezca ante una “bandera republicana”… tal es el respeto que tienen por los símbolos de la Nación.
A Fernandito Trueba, el mantenido de mirada aviesa, le preocupa que en España haya un “remonte de patriotismo”… ¿Se puede ser mas idiota?
Es para mi una evidencia que el objetivo de la izquierda en España – manifestado continuamente por sus representantes – es la creación de una sociedad de cuadrúpedos, sin aspiraciones espirituales, valores dignificantes, o cualquier otra creencia que no sea fruto de la manida, casposa y anacrónica manipulación fruto de las consignas emitidas por sus presuntos intelectuales.
Mientras tanto, atacarán cualquier cosa que suene a Español, repudiarán a cualquier figura histórica de la que podamos sentirnos orgullosos, echarán mierda sobre cualquier gesta realizada por españoles…
Son el jodido enemigo de España.
¿O estoy mintiendo?
¡Ah!, y perdón por generalizar.

viernes, 23 de octubre de 2015

La maquinaria del odio

La maquinaria del odio, nuevamente, se ha puesto en marcha.
En plena campaña electoral, cuando mentir está consentido y se hacen promesas que nunca se van a cumplir, el PSOE, con ZPedro a la cabeza, se lanza a la piscina de las estupideces consciente de que la bilis, en España, da mejores resultados electorales que las neuronas.
La vieja piel de toro ha tenido siempre un número enorme de tontos, algo que en mi opinión sucede con la mayoría (por no decir totalidad) de los países del mundo.
Es cuestión de estadística. Los cualificados son siempre menos que los no cualificados… y el número de intelectuales de verdad (no esa caterva de indigentes que se lo llaman entre ellos) es muy pequeño.
Sin embargo, la unión de tontos con listos da resultados diferentes en cada uno de los países.
La sociedad, que no deja de ser el conjunto de los tontos y los listos, atempera en muchos países la tontería colectiva… supongo que en base al reconocimiento por parte del tonto, de la existencia y los méritos del listo. Reconocimiento que – por supuesto – obliga al listo a tener que hacerse merecedor de su condición, tanto moral como intelectualmente.
En España no es así.
Pongo por ejemplo cierta dimisión de un ministro centroeuropeo al descubrirse que plagió parte de su tesis doctoral… ¿Alguien se imagina que esto pueda suceder en España?
Aquí, cualquier tonto sin formación ni calidad moral conocida, puede cobrar del erario público por voluntad del resto de la piara.
A la piara no le molesta que el cochino alfa sea un sinvergüenza, un trilero, un ladrón, un mentiroso o un idiota… porque es, a la postre, “uno de los nuestros”.
Y este hecho (fácilmente constatable) explica muchas de las deficiencias sociales de nuestro país.
En las pasadas elecciones, el objetivo de ese PSOE que dirige el guapete de la voz engolada, fue – exclusivamente - expulsar al PP de las instituciones. 
No importaba como o con quien tuviese que pactar. 
No había programa electoral, solo odio y un objetivo.
De hecho – en Madrid – el señor Carmona se presentó diciendo mamarrachadas tales como que si ganaba la alcaldía, impulsaría la utilización de lago de la Casa de Campo para hacer naumaquias… 
Ahora, cuando este PSOE, que está en caída libre desde que empezó a escorar hacia su izquierda, se ve ante el panorama desolador de alcanzar por méritos propios un número ridículo de diputados, su dirigente se descuelga con las tradicionales simplezas contra la Iglesia Católica.
El motor del odio – nuevamente – en marcha y a todo trapo.
A la simple inspección de la figura, se puede constatar que – en España - la Iglesia Católica hace ya mucho tiempo que perdió su influencia social.
El único colectivo sujeto a su influencia es el conjunto de los que se declaran católicos “practicantes” (adjetivo incomprensible que indica que en España se puede ser católico al margen de los criterios de Roma).
Este colectivo al que pertenezco, numeroso aunque minoritario, supone para la izquierda un peligro de tal magnitud que desata – sistemáticamente – sus iras en campaña electoral.
Como los árabes con los judíos, la izquierda busca la expulsión de los católicos de la sociedad. 
No les basta con que desde el punto de vista legislativo seamos ya irrelevantes, nos quieren socialmente muertos.
Sorprendentemente, esta aspiración “laicista”, solo es de aplicación a los que profesan el catolicismo… con los musulmanes en concreto y el ISLAM (esa religión que dice que la mujer vale la mitad que el hombre) son increíblemente comprensivos y tolerantes.
No acabo de entender esta obsesión de la izquierda por convertir a los católicos en ciudadanos de segunda, sin derechos, en un Estado cuya Constitución ampara la libertad de culto.
Claro que al votante de izquierdas también le cabrea que tengamos un himno, una bandera, un ejército… 
Como dijo Alfonso Ussia, en la clasificación de tontos, el que ocupa el primer puesto es el tonto “ciudadano del mundo”, y de estos jiliprogres trasnochados, en España, hay a cascoporro.
El triunfo de la bilis sobre la neurona.

viernes, 16 de octubre de 2015

Cumplir y hacer cumplir

Dedicados a ese deporte nacional de llorar sobre la leche derramada, nuestros políticos empiezan (algunos) a darse cuenta de que transferir a las Comunidades Autónomas las competencias en materia de educación fue un inmenso error.
Algo parecido sucede con Sanidad, Orden Público, Justicia y otras cosas que – por innecesarias – sólo han reportado un incremento desmesurado en el gasto público, una patente descoordinación entre administraciones y una ineficiencia más que onerosa.
Además, el “Estado de las Autonomías”, ha materializado el hecho aterrador de que los ciudadanos en España no están sujetos a las mismas leyes… todo depende del lugar en que se encuentren en cada momento.
Quizá piense el amable lector que estoy exagerando, pero si bien en lo grueso tenemos leyes comunes, en lo menudo (y no tan menudo) no sucede así.
Las diferencias en materia fiscal, tasas e impuestos, son aterradoras (impuesto de sucesiones, tasas ecológicas…) y son directamente proporcionales a las necesidades de “trincar” de las Taifas.
Si deseo recibir educación pública (eso que pagamos todos los españoles) en Cataluña puedo, únicamente, recibirla en catalán, lengua que habla, seamos sensatos, un porcentaje ridículo de la humanidad… si quiero acceder a la que ya es segunda o tercera lengua mundial, tengo que pagarlo de mi bolsillo.
En Cataluña las horas de enseñanza en Español (no hablo de enseñar “el Español”, hablo de enseñar matemáticas en español) son un atentado a la lengua catalana, pero las que se dan en inglés, francés o alemán, no… sorprendente.
En manos de sinvergüenzas que pastorean rebaños de descerebrados, lo que antaño fue una Nación ha vuelto a convertirse en un rompecabezas.
Es nuestra genética.
Con frecuencia pienso que en España no podemos aplicarnos una democracia, porque el español, en si mismo, es un ser profundamente antidemocrático.
Echando un vistazo atrás – con un poco de honestidad – se puede constatar que los grandes proyectos nacionales en infraestructuras se han podido hacer en España únicamente cuando al españolito medio no le han dejado decidir.
En el siglo pasado, los logros de Primo de Rivera (padre) y de Francisco Franco en materia de desarrollo son apabullantes por mas que les pese a aquellos cuyo sectarismo les impide reconocer su propia mano aunque se la pongan delante de las narices.
Porque la paz y el orden – sobre todo en España - son los motores del progreso.
Hoy podemos contemplar atónitos que, cuando un representante del Estado se salta la ley y lo citan a declarar por ello, va con todo un circo a sus espaldas. A su vera, una masa de objetores de la ley (vulgo delincuentes) campea por la piel de toro con la aquiescencia de quienes juraron “cumplir y hacer cumplir”.
El criminal no reconoce el delito, el juez se lo consiente y el Estado no lo castiga…
Si quien debe hacer cumplir la ley y dispone de los mecanismos adecuados no lo hace… ¿Quién va a hacerlo?
La cobardía dinamita las democracias… y – en España - conduce inexorablemente a situaciones que ya hemos vivido anteriormente.
Y maldita la gracia que hace.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

De leyes y listos

La imputación de Arturito "el derrotado" por su actuación en el “butifarrendum”, ha puesto en pie de guerra a la tribu de los del 3% y a sus aliados.
Para el de la mirada aviesa, el hecho de que a Arturito "el rompelotodo" haya sido citado por haberse saltado la ley, es una prueba palpable de que Cataluña debe ser independiente.
Cuando a Arturito "el incompetente" se le ocurrió, junto con sus amigos de “pasa tu primero que a mi me da la risa”, hacer la patochada de montar (con dinero de nuestros impuestos) un referéndum con una consulta esotérica cuya respuesta era un enigma basado en combinaciones de dos elementos tomados de dos en dos (si-si, si-no, no-si, no-no), fue advertido, avisado, prevenido e informado de que se estaba metiendo en un charco que – en un Estado de Derecho y con las leyes vigentes en la mano – no podía conducirle a nada bueno.
El propio Tribunal Constitucional, nada sospechoso de ser una instancia dispuesta a hacer que se cumpla la ley, le dijo que estaba cometiendo una ilegalidad (vulgo delito)... pero Arturito "el manirroto" decidió seguir adelante y saltarse el semáforo en rojo.
Ahora, cuando le llega la multa con pérdida de puntos, Arturito "el asombrado" alega ignorancia… y su mafia aledaña, cómplices en el delito, insisten en que atacar al "capo di capi", es atacar a todos los catalanes de su lista blanca… que son - para ellos - los únicos catalanes que existen.
Porque en opinión del demagogo con sobrepeso, que un representante del gobierno (en las autonomías estos matones son representantes de España) falte a todos sus deberes y juramentos, cometiendo una tropelía que vulnera unas cuantas leyes (entre ellas la denominada “Ley de Leyes”), es – a efectos – lo mismo que cuando doña Mercedes va a echar un papelito a una urna de cartón, instada y engañada por ese mismo representante del gobierno y toda su pandilla de maleantes.
Arturito "el listillo", los dos tenores y el perroflauta, son una partida de sinvergüenzas y, ateniéndose a la ley, unos simples delincuentes… y los que les siguen – vamos a ser misericordiosos – una partida de engañados voluntarios.
Y ya está bien.
Bastante doloroso es soportar esta basura de Constitución que nos vemos obligados a acatar por haber sido aprobada por una incontestable mayoría de españoles, como para que – encima – los listos de siempre se quieran saltar el semáforo en rojo sin asumir las consecuencias.
Y a los dos millones de engañados voluntarios que están a las ordenes de esta asociación de malhechores, habrá que empezar a hablarles clarito, a ver si despiertan de ese sueño anestésico en el que los tienen sumidos.
Habrá que cambiar el “¡Desperta Ferro!” por un “¡Desperta burro!”… dicho sea sin ofender y aludiendo a su símbolo nacional.

martes, 29 de septiembre de 2015

La realidad en números

Cataluña tiene una población de 7,5 millones de personas, de las cuales un 20% son menores de 19 años… digamos que quedan pues, para votar, unos 6 millones en números redondos.
De estos 6 millones de votantes, han acudido a las urnas en 2015 alrededor de 4, ya que el voto usable (sin blancos, nulos y filtrado por d’Ont ha sido de 3,965.405).
El voto separatista (Junts y Cup) roza los 2 millones, es decir prácticamente la mitad del voto contabilizable. 
Con respecto a la participación es un 47,7%, pero con respecto al total votante es un 36,9%.
Parto de la base de que quien se ha tomado – de verdad – el referéndum en clave de plebiscito, son los separatistas, porque mientras los partidos leales se han dividido en “izquierda-derecha-centro”, los secesionistas se han unido alrededor de la separación (Convergencia es un partido de derechas y tanto Esquerra como ICV son de izquierdas). 
Con esto quiero decir que los separatistas son, precisamente, los que han ido a votar "independencia"… y son 1,620.973 de Junts y 336.375 del Cup. Al cambio 2 millones en un grupo de 6 millones, que en román paladino quiere decir que de cada 10 catalanes con derecho a voto, 3 son separatistas (3,3 para ser exactos).
E insisto en que el que ha querido manifestarse como partidario de la independencia de Cataluña, lo ha hecho. El que quiere pan va a la panadería, si no vas a la panadería es porque no quieres pan.
Y así, con esta “abultada base”, tres de cada diez, estos sentimentales se sienten “legitimados” para “seguir con el proceso” e imponer a los siete restantes de cada diez, sus tesis secesionistas.
Este éxito sin precedentes lo han conseguido después de estar durante treinta y tantos años machacando sin parar al pueblo catalán con: nueve canales de televisión, seis o siete periódicos subvencionados, un numero indeterminado de emisoras de radio y la practica totalidad de los maestros en los colegios de Cataluña… teniendo en cuenta, además, que frente a sus tesis secesionistas y de fomento del odio a lo español, han tenido el vacío absoluto, la nada política, la pasividad completa de todos los gobiernos “centrales”.
Creo que si lo analizamos con un poquito de rigor democrático (un hombre un voto, ya saben) estos tíos están donde están y son los que son… y hay que privarles de esa maquinaria de falsificar realidades que, para mas INRI, se paga con nuestros impuestos.
Que tres de cada diez quieran imponerse por la fuerza, tiene un nombre (independientemente de que esta absurda ley electoral que prima la representatividad de las comarcas despobladas, les de una mayoría de escaños).
Si les digo la verdad, me preocupa bastante más que la Cup haya sumado 200.000 adeptos y que los podemitas cuenten con casi 360.000 votos… porque eso crea una fuerza de 700.000 ultras dispuestos a romper lo que haga falta. 
En un plazo mas o menos breve preveo que en Cataluña, como siempre, tendremos un importante problema de orden púbico.
Y lo digo con la calculadora en la mano.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Lo cierto es que no importa

Lo cierto es que no importa lo que suceda hoy en las elecciones.
Lo que tenía que suceder ya ha sucedido.
En estos momentos, cuando están a punto de abrir los colegios electorales, hay en Cataluña una quiebra social enorme, se ha creado un colectivo militante (similar a los bolcheviques rusos) muy incentivado, con el objetivo muy claro, dispuesto a echar de Cataluña a quien no pertenezca a su círculo de talibanes y financiado por el establishment burgués que lleva robando a sacos el dinero publico y privado en Cataluña desde que se creó la autonomía… 
Se ha puesto en evidencia que delante de ellos no hay nada, que el gobierno de España es incapaz de hacer frente a sus pretensiones y que esa incapacidad deriva – sencillamente – de una escandalosa falta de voluntad por aplicar la ley.
Además se ha creado un colectivo enorme en el resto de España que está intelectualmente secuestrado por esas tesis catalanistas, según las cuales hay que admitir que la masa variopinta de españoles, procedentes de todas partes de nuestra piel de toro, que residen en Cataluña son “diferentes” al resto de los españoles. Que tienen una “cultura” distinta (como si fuesen chinos o iraníes) y que ese hecho inexistente les otorga derechos que los demás españoles no deben alcanzar.
Tenemos una izquierda esquizofrénica a la que se le traba la lengua cuando tienen que manifestar su españolidad, que odia los símbolos que representan a España y que sigue (a estas alturas) recitando la estúpida cantinela comunista de “los ciudadanos del mundo” para no reconocer su condición de nativos de España. 
En este orden de cosas, los pocos españoles que – en Cataluña - no tienen vergüenza de manifestar su condición, son una minoría deprimida, acosada y señalada como apestados en su propia tierra… condenados a no hablar del tema porque – inmediatamente – son reprendidos por sus opiniones.
La metástasis está afectando a toda la nación y no parece que haya quimioterapia efectiva que la detenga.
Si – en el mejor de los casos – se demuestra que el bloque separatista (como todo el mundo sospecha) es apenas un tercio de la población, lo que encontraremos es un renovado esfuerzo por aumentar esas cifras en los próximos años… la desobediencia a las leyes de España seguirá siendo el pan nuestro de cada día (sin que tenga consecuencia alguna) y la presión educativa y mediática para generar separatistas aumentará.
Habrá nuevos intentos de referéndums ilegales, seguirán haciéndose listas blancas y negras de adeptos a la causa, aumentará la delación vecinal y todos los síntomas que se manifiestan en las sociedades enfermas por el odio irán aflorando poco a poco.
Cataluña – hoy - es un reflejo social (en germen) de la Alemania de los años cuarenta… o de los Balcanes a finales de los ochenta. 
Quiera Dios que los acontecimientos no nos conduzcan a los desenlaces naturales (ya conocidos) de aquellas situaciones.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Los sentimientos del mantenido

En todas partes del mundo cuando te dan un premio, das las gracias.
No voy a entrar en lo merecido o inmerecido de los mismos… los premios son – desde hace mucho tiempo – subvenciones encubiertas que unos amigos se dan a otros amigos. Aunque es menester reconocer que – de cuando en cuando – los jurados sorprenden y le dan el premio a alguien que se lo merece, pero no es lo común.
Si esto sucede con la literatura, con el cine español, esa basura infumable que es (en su conjunto) el cine español, ya ni hablemos.
Fernandito Trueba, al recibir el premio nacional de cine, se ha despachado con una serie de eructos entre los que destaca su afirmación de que nunca “ni cinco minutos” se ha sentido español.
Lo cual es una estupenda forma de dar las gracias al pueblo que te otorga un premio.
Trueba no es sólo un director de bodrios que, sin la generosa e incompresible subvención que los sucesivos gobiernos han ido dando al estercolero del “cine español”, no habría podido hacer ni un cortometraje… además es un maleducado.
Y como se cree por encima del bien y del mal (cosa que pasa a muchos pijoprogres) se permite el lujo de despreciar a quienes le otorgan el premio por aquello de hacer “la gracia”… y como - además - se ha puesto de moda entre los chupasangres y los paniaguados renegar de la condición de español, pues eso… rebuzno al canto.
También se puede considerar el hecho de que recibiendo el premio de manos de un ministro del PP, al niño de la mirada torva lo han puesto en la encrucijada de tragarse un sapo o renunciar al premio... la solución es obvia, me embolso el premio pero aprovecho para vomitar medio litro de bilis para que los "bardemitas" vean que sigo fiel a la causa y no me crucifiquen por aceptar un premio "contaminado" por los que están dentro del "cordón sanitario". 
Al señor Trueba (perdón por lo de señor) alguien tendría que haberle explicado que al cien por cien de los españoles nos importa un carajo como se sienta o se deje de sentir… y que lo correcto cuando te dan un premio es dar las gracias.
Yo personalmente les diré que nunca, ni cinco minutos, me he sentido orgulloso de que este patán fuese español.
Y no les cuento lo que opino de sus películas... 

martes, 15 de septiembre de 2015

Los afectos de los sentimientos

Me dice Juan – y no le falta razón – que el problema en Cataluña es de índole afectivo, de materia sentimental… y que por lo tanto, tratar de convencer a los desafectos con argumentos racionales no lleva a ninguna parte.
Y hasta ahí no puedo sino darle la razón.
A los independentistas estar dentro o fuera de Europa les importa una higa, que Cataluña entre en una crisis económica de quince o veinte años tampoco parece preocuparles en exceso, que sus dirigentes sean unos ladrones confesos se las trae al pairo, que lo que están haciendo sea ilegal, antidemocrático o – simplemente – suicida, tampoco les conmueve lo mas mínimo. Ningún argumento racional les afecta.
Ellos son todo sentimiento. 
Una parte notable de catalanes se ve afectado por un sentimiento concreto: el odio.
El odio a los españoles y a todo lo que recuerde, suene o parezca español.
Otra parte importante de catalanes no es independentista pero tampoco siente un especial afecto por España… admite hasta cierto punto las tesis separatistas y se ha tragado un buena parte de esa bazofia histórica inventada acerca de los “agravios” que los españoles hemos hecho (parece ser) a Cataluña. No quieren separarse de España (entienden que eso no es razonable) pero jamás moverán un dedo para enfrentarse al separatismo. Son los cómplices por omisión, los pancistas de toda la vida, los que aplaudían a Franco y ahora aplauden a Mas o - simplemente - miran para otro lado y callan discretamente... debido sobre todo a que el estómago hay que llenarlo todos los días.
Y por ultimo hay una minoría que se siente española y está dispuesta a defender la españolidad de Cataluña, pero como lleva treinta y tantos años abandonada por los sucesivos “gobiernos centrales”, en estos momentos está sumida en una constatable depresión.
Proponía Juan buscar la forma de ganar los afectos, de influir en los equidistantes, de oponer sentimiento a sentimiento para combatir la desafección… y aunque en teoría puede ser el camino correcto, tal y como están las cosas, lo veo inviable.
Mi infancia y juventud en Barcelona me ha enseñado que el pragmatismo del catalán, la mítica “seny”, ya no es de aplicación en la sociedad catalana, entre otras cosas porque en Cataluña, apenas quedan catalanes.
Los catalanes de tres generaciones escasean, y los de cinco se pueden contar por docenas.
La sociedad catalana de hoy en día está compuesta principalmente por los hijos y nietos de la inmigración de los cincuenta que, dicho sea de paso, eran los que tenían hijos en un modelo familiar que escapaba a la tradicional “parelleta”, es decir,  “l’hereu” y “la pubilla”… son “els nous catalans”, los que han tenido que hacerse perdonar que sus padres vinieron de Jaén, Murcia, Badajoz o La Coruña.
Esta masa de conversos que es capaz de cambiarse el apellido para catalanizarlo, son el principal obstáculo para mantener a Cataluña unida a una España que obligó a sus padres a emigrar a la “tierra de promisión catalana” ante la imposibilidad de trabajar en su patria chica.
Muchas de las sandeces que he tenido que soportar (incluso en boca de parientes) acerca de los topicazos que sobre “los españoles” circulan en mi tierra natal, han venido de gente que se avergonzaba de sus orígenes “no catalanes”.
El separatista mas rabioso de mi familia - hermano de mi madre - nació en Almería por razón de destino de mi abuelo materno, que era militar (y mallorquín)… ser andaluz de nacimiento e hijo de una sevillana, no ha sido nunca un obstáculo para afianzar su identidad de catalán de “soca y arrel”.
Llegados a este punto, la idea de que la condición de catalán se adquiere por adhesión al catalanismo y no por nacimiento, ha calado en la sociedad catalana con una fuerza increíble. De modo que aunque – como es mi caso – el abajo firmante sea catalán de quinta generación, mi falta de afecto al catalanismo me excluye de la sociedad catalana "com Deu mana"… ya saben, españolazo, botifler, charnego… vocablos inventados para demonizar a los que no comulgan con la causa.
¿Cómo vamos a volver del revés estos sentimientos?
Simplemente, no se puede.
Cuarenta años de adoctrinamiento, dos generaciones de cerebros minuciosamente manipulados en la poderosa maquinaria nacionalista, crean una situación irreversible.
Cabe esperar que futuras generaciones – por enfrentarse a las ideas de sus padres – empiecen a mirar con ojo crítico este "establishment catalanista" que está llevando a Cataluña hacia el callejón sin salida… quizá – como dice Boadella – nuestros hijos verán celebrarse un juicio de “Nuremberg-Mataró” al separatismo suicida, pero hasta entonces, todo lo que hagamos o digamos por ganarnos su afecto será empleado – no lo dude nadie – en nuestra contra.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Mentiras y muchas

Al margen de los sentimientos, la nacionalidad es un tema con un enorme componente administrativo.
Tener una nacionalidad supone asumir obligaciones y derechos.
El paraguas de la nacionalidad te aporta la asistencia de las embajadas de tu país cuando tienes problemas en tus viajes al extranjero, te permite beneficiarte de los tratados internacionales que la diplomacia de tu país ha conseguido poner en marcha, te otorga derechos tales como la educación gratuita, la sanidad y la atención social, no precisas que te expidan un permiso de trabajo ni de residencia en tu país, dispones de documentación que acredita tu condición de ciudadano, puedes votar… y te obliga – por ejemplo - a hacer el servicio militar (en algunos sitios), pagar tus impuestos y, sobre todo, a obedecer las leyes del Estado de tu Nación.
Digo esto porque es cierto que existen tratados de doble nacionalidad, pero son tratados entre países… Polonia y España tienen un tratado así. Un Polaco que adquiriese como doble nacionalidad la española se vería obligado a cumplir las leyes de España si reside aquí y las de Polonia cuando pase sus vacaciones allí.
De la condición de ciudadano de un determinado Estado se deriva la nacionalidad.
Lo demás son tonterías y sentimientos sobre los que no se puede fundar cosa alguna.
Nacho Duato dice no sentirse español, pero como su nacionalidad es la que es, puede dirigir el ballet nacional de España sin necesitar un permiso de trabajo y otro de residencia… se sentirá puertorriqueño, lituano, bielorruso, armenio o palestino, pero lo cierto es que es español, pues su nacionalidad, como el propio término indica, la adquirió por razón de nacimiento.
Cuando pienso en Cataluña convertida en un Estado fuera de España me asaltan muchísimas dudas.
Vamos a suponer que Cataluña se constituye de forma unilateral en Estado… y vamos a suponer que lo hace sin saldar la enorme deuda que tiene con el resto de España debido a los dos rescates (sic) que ya le hemos hecho. 
Borrón y cuenta nueva.
De un día para otro se verá en la necesidad de renegociar todos los tratados internacionales que disfrutaban sus ciudadanos cuando gozaban de la nacionalidad española. Me refiero, por ejemplo, a la Unión Europea de la que, al ser un nuevo estado, no sería miembro, tal como le sucede a Montenegro, Bosnia o Albania. Asimismo tendría que renegociar los acuerdos económicos, diplomáticos, de defensa (si decide tener un ejército)… y de la noche a la mañana sus ciudadanos perderían todos los derechos derivados de su nacionalidad española. 
Sólo los que tuviesen la doble nacionalidad se salvarían de esto, pero habría que elaborar un tratado entre el gobierno de España y el de Cataluña para que un ciudadano de Barcelona se pudiese acoger a la doble nacionalidad “española – catalana”… siempre en el supuesto de que España quisiese hacerlo. 
Como estarían fuera de Schengen, deberían articular fronteras y elaborar pasaportes que harían de un catalán – como dicen en Italia - un “extracomunitario”. 
Lo de las fronteras – probablemente - traería también cosas tales como aranceles a los productos que las atraviesen… encareciendo los productos catalanes.
El fisco Catalán tendría que afrontar solito la creación de la infraestructura de un Estado… adeudándose en los mercados internacionales con una prima de riesgo inicial que sería – seguramente – enorme. A efectos prácticos los catalanes se verían sometidos a una presión fiscal de dimensiones bíblicas.
La construcción del Estado obligaría a distraer fondos de sanidad, protección social, orden público… a lo mejor (como dicen los separatistas) Cataluña dispondría de mas dinero, pero de lo que no cabe ninguna duda, es de que multiplicaría sus gastos.
Y ya que de dinero hablamos, el euro también es un tratado… y lo firmó España, Cataluña – como Estado de nueva creación – debería reunir las condiciones para adherirse o emitir su propia moneda, que cotizaría en los mercados de una manera u otra.
Y – me imagino – que al día siguiente de declararse independientes, darían a los catalanes la opción de permanecer como extranjeros en Cataluña a los que deseasen seguir estando amparados por la nacionalidad que ya tienen… lo cual obligaría a censar un enorme (supongo) numero de extranjeros que poseen en propiedad viviendas, negocios, vehículos… y a darles un trato fiscal diferente (el actual IVA por ejemplo)… porque la otra solución pasa por  incautaciones y deportaciones masivas y no creo que se arriesgasen a ello.
Y los catalanes que trabajando en Madrid adquiriesen la nacionalidad catalana, ¿tendrían que pedir permisos de trabajo y residencia? ¿perderían los estudiantes sus becas?...
El lío es monumental.
Y ahora, viene lo mas gracioso.
El referéndum que se va a producir en Cataluña es para determinar quienes van a formar el gobierno autonómico. No es para ver si los catalanes desean ser un país independiente…
Si Arturo y sus colegas de la coalición, basándose en el numero de escaños obtenidos, hiciesen una declaración unilateral de independencia, estarían dando un golpe de estado… y da igual que sea basándose en el numero de escaños o en el numero de socios del Barça, porque a todos los efectos, esos escaños son para gobernar Cataluña como comunidad autónoma de España, es decir, para gestionar los recursos de España en Cataluña… no para acoger sentimientos ni dirimir voluntades.
En Cataluña, las coaliciones separatistas están sumergiendo a los ciudadanos en una piscina de engaños y mentiras para poder salirse con la suya… 
Es así, lo diga el rey o su porquero.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Piqué y los pitos

Siempre he considerado que un futbolista es un señor que posee una especial habilidad para jugar al futbol… esta habilidad le faculta para hacer pases, repartir juego, marcar goles o pararlos (si juega de portero); pero esta habilidad, sin embargo, no le dota de una especial capacidad intelectual, ni le convierte en un erudito, ni hace de él un filósofo o un políglota… simplemente le permite hacer con un balón en los pies cosas que usted y yo no podemos ni tan siquiera plantearnos.
Lo normal es que un futbolista entienda de futbol, y que cuando emita su opinión acerca de temas relacionados con el citado deporte, no diga tonterías. Cosa diferente sucede cuando opinan de otros temas… en ese caso su capacidad de tirar a puerta con sorprendente precisión, no les salva de rebuznar como cualquier otro hijo de vecino.
España, que es ese país donde (Santiago Amón dixit) no cabe un tonto más, los jugadores de futbol, aupados sobre la creencia de que ganar cantidades obscenas de dinero los hace especiales, hacen – de cuando en cuando – declaraciones que molestan a la afición.
Y cuando la afición responde con pitos, no lo entienden.
Piqué ha manifestado en no pocas ocasiones su adhesión al separatismo catalán y su desprecio por lo español... y como todos los tontos tienen boca y una incapacidad manifiesta de mantenerla cerrada, el marido de Shakira ha molestado con sus declaraciones a un importante numero de aficionados.
Sucede además que en este esperpéntico país que una vez fue una Nación como Dios manda, el único patriotismo tolerado es el que emana de los acontecimientos deportivos… único entorno donde uno puede manifestar españolidad sin que lo tilden de fascista, casposo, ultra u otras lindezas.
De modo que el españolito medio, al escuchar los rebuznos separatistas de Piqué, se pregunta por qué juega en la selección nacional de futbol de España un señor que declara esas cosas … y el poco patriotismo que le tienen permitido manifestar, le sale en forma de pitada.
Hasta aquí los hechos.
Inmediatamente, los predicadores de la corrección política, esos señores que deciden lo que podemos hacer, decir y pensar ante cada situación, han decidido que pitar a Piqué está mal… y se han lanzado a una campaña ridícula de afeamiento general de actitud para evitarle los pitos al separatista.
Y yo estaría de acuerdo con ellos si no fuese porque esta partida de becerros fueron los mismos que decidieron que pitar al himno de España y al Rey de España en la final de la Copa del Rey, era un acto de libertad de expresión.
De modo que si el Rey – símbolo vivo de España – puede recibir pitos, no veo porque Piqué – símbolo vivo de la estulticia separatista catalana – no debe recibirlos.
Iniesta, por ejemplo, que también juega en el Barça, no recibe pitadas. ¿Nadie se ha preguntado porqué?
Dirán ustedes que estoy politizando el deporte... pero es que empezaron ellos.

viernes, 24 de julio de 2015

Un futuro incierto

La verdad, tal y como yo la percibo, es que lo de Cataluña no tiene solución pacífica.
No me malinterpreten, lo que estoy diciendo es exactamente lo que digo, que no existe solución política, diplomática, consensuable ni filosófica.
No se puede consensuar cosa alguna con quienes parten de la premisa de no hay nada que consensuar. No se puede negociar con quien considera que cualquier negociación es un agravio. No se puede mantener dentro de España a quien no desea ser español… no se puede hablar de territorialidad con quien no está dispuesto a admitir otra cosa que no sea la cesión absoluta de la soberanía.
Flota en el ambiente una corriente optimista (injustificada desde mi punto de vista) que sostiene que en Cataluña los que desean “irse” son menos que los que desean “quedarse”… y a lo mejor tienen razón, pero no hay hechos que apoyen este argumento.
De hecho, cuando se producen las únicas encuestas medio fiables que se hacen es España (los referéndums), en Cataluña, un cuarenta y tantos por ciento largo de los llamados a las urnas se abstienen de levantar el culo del sillón… se puede interpretar que los de nalgas inmóviles, de votar, votarían según tus deseos, pero lo cierto es que no se puede saber en que platillo de la balanza depositarían su voluntad.
Del cincuenta y poco por ciento restante, una cantidad importante de votos va a formaciones social-separatistas, anarco-separatistas, eco-separatistas o liberal-separatistas… pero muy pocos votos van a las formaciones políticas “constitucionalistas”.
Es cierto que en el conjunto de los ciudadanos con derecho a voto, los que desean la secesión representan un porcentaje pequeño (el setenta por ciento del cincuenta por ciento, es – en definitiva – el treinta y cinco por ciento del total) pero a falta de inventario del voto nalgo-estático, las afirmaciones acerca de los deseos del “pueblo catalán” son, como poco, aventuradas.
Dejando al margen el hecho de que cuando una finca es de cinco no se puede producir la venta de una parte sin el consentimiento de los cinco, por mucho usufructo que uno de los cinco tenga sobre una parte, lo cierto es que esta norma elemental no parece querer aplicarse cuando la finca tiene 32.106,5 kilómetros cuadrados y 46,77 millones de propietarios… no hay, según se dirime, “voluntad política”.
Con objeto de evitar que esa mentira de la “opresión de España sobre Cataluña” se haga realidad, es decir, con objeto de evitar el encarcelamiento o destierro de los que desean apropiarse de algo que no les pertenece (por mucho que lo “sientan” así), los sucesivos gobiernos han ido cediendo competencias, aligerando exigencias, e incluso perdonando deudas adquiridas con el erario público… creando – de paso - agravios comparativos entre regiones y permitiendo que se materializase la falta de igualdad del ciudadano ante la Ley. 
Y el resultado de tanto esfuerzo ha sido – a las pruebas me remito – el inverso al deseado. 
En estos momentos los “illuminati” de la progresía plantean la solución federal en un ejercicio aterrador de desconexión de la realidad. Si no ha servido el modelo autonómico ¿servirá el federal?... o dicho de otro modo, el que desea la secesión de Cataluña ¿se conformará con un modelo federal?. Es evidente que no, luego la solución federal será otra cosa, pero “solución” no es.
Y como digo siempre, si la solidaridad autonómica es ya un chiste de mal gusto, ¿existirá la solidaridad federal?
También hay quien dice que el “seny” del catalán (el “sentido común”) le impedirá escindirse de su mercado natural… que por razones puramente económicas, Cataluña está abocada a mantenerse dentro de España… que es "eso" o la "ruina". Y – yo que quieren que les diga – si la única razón que encuentran un presuntamente nutrido grupo de ciudadanos de Cataluña para mantener su españolidad es que en caso contrario pierden un porción importante de sus beneficios económicos, el que no está seguro de quererlos dentro de España empiezo a ser yo.
Mientras tanto admitimos que se nos culpe de todas las tropelías que los gobiernos secesionistas están haciendo en Cataluña, que se nos tache de ladrones, insolidarios, explotadores, opresores y toda suerte de lindezas sin que nadie mueva una uña.
Admitimos que los políticos catalanes se pasen por el arco del triunfo las decisiones de los tribunales del Estado, que se ofenda al los símbolos institucionales de la Nación, que se considere una “provocación” que la bandera de España ondee – que cosas – en una parte España… que los representantes del Estado (por delegación) la retiren de los edificios públicos sin que pase nada… 
Admitimos, en definitiva que se materialicen toda suerte de fechorías sin intervenir para no crear “alarma social”…
Ningún país civilizado admitiría lo que estamos tragando… y ninguno de los no civilizados habría permitido la centésima parte.
Ya lo dijo Churchil: “Para no ir a la guerra perdimos la dignidad, y – al final – tuvimos que ir a la guerra”
No busquen “soluciones pacíficas”, este conflicto (tal y como está evolucionando) no las tiene.
Es mi opinión.

miércoles, 17 de junio de 2015

Imputadas y otras menudencias

La despelotada de la complutense, a la sazón portavoz de la alcaldía de Madrid, ha dicho que hay dos tipos de imputados: los malos, que son los que cargan con imputaciones por delitos de corrupción y los buenos que son los que – como ella – son imputados por actos de militancia política.
Para terminar de arreglarlo la sorprendente letrada, sólida jurista donde las haya, ha dicho que lo de Rita la de las domingas es una imputación derivada de un defecto de nuestro sistema penal que – parece ser – tiene mal calibrado lo de la libertad de expresión. 
Según las matemáticas de la abuela Manolita interrumpir una misa faltando el respeto a los congregados, insultándolos y vejándolos es un ejercicio de libertad de expresión… y si algún artículo en alguna ley vigente dice lo contrario, lo que hay que hacer es ignorarlo.
De modo que cuando se comete un delito, la culpa la tiene el Código Penal, no el delincuente. (¡Hasta ahí podíamos llegar!)
Al final, estas cosas, lo que ponen de manifiesto es que la izquierda española – como viene haciendo desde que se constituyó - cuando se les antoja, se pasan las leyes por las tetas de Rita… vamos, que no respetan mas ley que sus prejuicios.
Y como segunda derivada, haciendo nuevamente gala de ese talante de chulo de barraca que adorna a nuestra progresía, te dicen que si es delito, te aguantas. 
Que es precisamente lo que ha dicho la susodicha despelotante: que vamos a tener que irnos acostumbrando, ya que a la política se accede por la militancia… y determinados delitos – al parecer - son inevitables cuando se milita en según que ideologías.
Rita Maestre y la autocalificada “bollera feminazi” Alba López Mendiola, pertenecen a esa clase de invertebrados que no han llegado (ni llegarán nunca a comprender) que cuando adquieres responsabilidades de gobierno tienes que sustraerte a tus prejuicios, convirtiéndote en representante de – incluso – aquellos que no te han votado.
Rita Maestre no ha sido imputada por tomarse un café con leche, está imputada en la comisión de un delito… y le guste o no, va a tener que hacer frente a la solicitud de hasta un año de cárcel por parte de la fiscalía.
A lo mejor, si se topa con uno de esos jueces como su jefa, sale hasta absuelta, pero – hoy por hoy, y mientras no cambien las circunstancias – es un político imputado en un delito que se niega a dimitir de su cargo… "casta" pura y dura.

martes, 16 de junio de 2015

Concurso de méritos

La incursión de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid de la mano de la Pasionaria de Chamberí, ilustre jurista según dicen, ha convertido el Consistorio madrileño en el Circus “Freak Show and Human Oddities”… un lugar donde encontrarse con la mujer de dos cabezas, el hombre mas alto del mundo, el niño-mono, la mujer barbuda o el hombre-elefante.
Estábamos acostumbrándonos a que para gestionar fondos públicos lo único que hacía falta era llevar entre veinte y sesenta años respirando, que el único mérito de este concurso era pertenecer a un partido político (da igual si el “militante” seleccionado sabe leer, escribir en correcto castellano o entender lo que le dicen cuando se le habla deprisa… con saber levantar la mano, asentir con la cabeza y estampar la firma en un documento, es suficiente para acceder a un sueldo público).
No todos son así, pero el mentado gestor de fondos abunda mucho más de lo deseable.
Como las marcas “blancas” de Podemos han pisado moqueta y – gracias al PSOE – van a despilfarrar nuestros impuestos, el concurso de méritos ha cambiado.
Ahora para ser concejal hay que ser capaz de emitir tweets ofensivos en los que se cachondee uno de las niñas de Alcasser e Irene Villa en apenas ciento cuarenta caracteres… Marta de Castillo también vale y los judíos y el holocausto (un clásico) dan incluso puntos.
También da puntos pedir la decapitación de Ruiz Gallardón o la horca para Botín… y si te despelotas en medio de una misa católica, te dan matrícula de honor y te hacen portavoz del ayuntamiento.
Lejos de tener concejales que han llegado al cargo “a pesar” de lo expuesto, creo que tenemos concejales que han llegado al cargo “precisamente” por lo expuesto.
Oír hablar a la bollera-camionera (se lo llama a si misma, no se lo he puesto yo) que está a las puertas de una concejalía es todo un acontecimiento… y le permite a uno constatar la calidad intelectual de nuestros ilustres gestores.
La mayor parte de los concejales de la abuela roja – currículo en mano – serían incapaces de encontrar trabajo y, con toda probabilidad, no les darían ni la presidencia de una comunidad de vecinos.
No obstante, los españoles somos tan cachondos que no sólo llevamos a eurovisión al “chiquilicuatre” sino que ponemos a sus primos a gestionar nuestros impuestos.
Definitivamente, “Spain is different”.

miércoles, 3 de junio de 2015

El mimbre y los cestos

Cada vez tengo mas claro que los Estados no moldean a los pueblos sino que son los pueblos los que moldean los Estados.
El que trate de implantar un Estado similar a una “democracia occidental” en un país islámico, se va a llevar como poco una sorpresa y, casi siempre, un disgusto.
En España pasa algo similar.
La sacrosanta transición nos cambió un modelo de Estado “normal” por una cosa absurda que sustituía la descentralización por el despedazamiento.
En Narnia, Westeros, Terabithia o cualquier otro país imaginario, este modelo basado en eso que llaman “solidaridad inter-territorial”, podría haber funcionado, pero en España, el país de cazurros con mas envidiosos por metro cuadrado del mundo, hablar de “solidaridad inter-territorial” es algo así como hablar de la naturaleza alegre, dicharachera y despreocupada de los pueblos nórdicos… una enorme y vistosa estupidez.
Porque en España, cada casa es un castillo y cada vecino el enemigo… aunque luego donemos los riñones o demos dinero para las hambrunas africanas.
De hecho me cuesta trabajo entender porque en un país de chorizos, donde roba todo el que puede y donde el amiguismo, nepotismo, favoritismo y otras cuantas palabras que terminan en “ismo” son el “panem nostrum quotidianum”, se escandaliza tanto la gente de que tengamos corrupción en la política.
Los políticos salen del mismo saco de miércoles que los taxistas, los médicos, los arquitectos, los abogados, los albañiles, los militares, los jueces, los bomberos, etc, etc, etc… no vienen de Marte o de Plutón. Y que sean impresentables se debe – sobre todo - a que ese conjunto de españoles que no forman parte de la mafia política los pone y los mantiene ahí.
Que al español la corrupción se la trae al pairo se ve cada vez que publican los resultados electorales.
Luego, los mas espabilados, nos intentan explicar a los mas torpes que esos resultados son fruto de “votos de castigo”, “redes clientelares” y cosas así… pero lo cierto, la verdad palmaria, es que el pueblo español no está capacitado para vivir en un modelo de Estado donde se tengan que tomar decisiones pensando en el bien común.
De modo que el “modelo autonómico”, que no fue una concesión de ilusos para contentar a los nacionalistas sino una traición a España en toda regla, ha llevado a nuestra agónica Nación a tener un modelo de Estado en el que sus ciudadanos no sólo no somos iguales ante la ley, sino que además pagamos diferentes impuestos, recibimos subvenciones distintas, nos educamos de diferente forma y – sobre todo - nos odiamos a muerte… un modelo en el que nadie quiere “ser español” (excepto cuando juega la selección).
En esta onerosa perversión de “democracia occidental” que estamos condenados a sufrir cada vez que intentamos implantar una, cualquier tarado que base su discurso en simplezas de taberna tiene acogida. Es más, tiene mejor acogida si en vez de decirlas las grita como una verdulera y – de paso – insulta al que tiene al lado.
En esta democracia que nos hemos dado, el odio da votos… y eso es así porque el español, genéticamente hablando, está diseñado para responder a ese estímulo.
Por eso, desde que España es España, cada cuarenta años o menos nos cosemos a puñaladas los unos a los otros... y me da la sensación que – tras setenta y pico años de convivencia - ya estamos tardando.
Menos mas que los de “Podemos” (con la ayuda del PSOE), los de Mas y los de Urkullu, han llegado para remediarlo.

lunes, 1 de junio de 2015

Otra de pitos

Tuve la suerte de ser educado en el amor.
Mis padres trataron de inculcarme – con relativo éxito – unos principio basados en el amor… principios de amor a Dios, a España, a la familia, a la vida, etc.
No me crié odiando a los franceses, a los judíos, a los taxistas, a los homosexuales o a los gordos… de hecho, incluso mis irracionales antipatías se veían atemperadas siempre por el convencimiento (sabiamente inculcado) de que todos somos hijos de Dios y, por ende, sujetos de indulgencia.
De modo que he terminado siendo un gruñón bastante tolerante.
De hecho, me sorprende lo poco que me molesta que la gente haga lo que le dé la gana con su vida y su dinero o que piense lo que le parezca mejor… siempre con los límites que marcan la verdad, el respeto por tus semejantes y la honestidad personal e intelectual. No soporto a los mentirosos, a los malintencionados, a los que piden respeto sin respetarme y a los deshonestos…  
Siendo así mi infancia, desde muy pequeño me vi forzado a nadar contracorriente… porque en mi Barcelona natal, desde que tengo consciencia, la educación predominante se apoyaba sobre principios de odio. De odio a España, a lo español, y - en general - a los que no eran “de los nuestros”…
De todas las paradojas a las que me he enfrentado en mi infancia y juventud, una de las mas tempranas, fue la de verme frente a un clero que inculcaba estos principios de odio. 
Al crecer en el seno de una familia Católica mi tendencia natural era la de creer que un hombre que asumía el sacrificio de entregar su vida al servicio de Dios y de los hombres, cualificado – en teoría – para despejar las dudas de índole espiritual que tuviésemos los feligreses, tenía que ser, forzosamente, una persona admirable… pero la realidad que presencié fue otra muy distinta. 
No abandoné mis creencias porque - gracias a Dios – fui capaz de darme cuenta de que el discurso no cuadraba con la sotana y que, al fin y al cabo, en su condición de hombres, también ellos estaban sujetos a la comisión de errores… dicho de otro modo, que no había que hacerles ni caso cuando se ponían pontificar sobre política.
La mayor parte de ellos terminaron colgando los hábitos (no sin antes sembrar amargas dudas en muchas cabezas adolescentes)… su misión apostólica – a la postre - consistió en vaciar las iglesias de jóvenes. Sobre todo de aquellos jóvenes que acudieron a ellos pidiendo ayuda espiritual.
El resto lo puso una sociedad ultra-materialista, pancista, pragmática hasta la enfermedad, siempre acomplejada y envidiosa como pocas… y no lo digo con ánimo de ofender, sólo describo lo que viví en mi infancia. En mi Barcelona natal, cualquiera que manifestase el deseo de sacrificarse por alguna causa noble, era tildado de orate inmediatamente… la única aspiración respetable era la de hacerse un sitio en el siguiente escalón social, ganando mucho dinero (aunque hubiese que hacerlo honradamente).
El nacionalismo cultivó además una xenofobia que – hoy por hoy – es ya endémica. No se odiaba a los negros (entre otras cosas porque a los negros no se les veía por la calle cuando yo era pequeño) pero se ridiculizaba y se afeaba a los “charnas” (charnegos, inmigrantes, los que no son “de pata negra” catalana) y se despreciaban sus costumbres... tolerándolas a duras penas y tratando de hacerles ver siempre que lo “nuestro” era mejor que lo que habían dejado atrás.
¿Exagero?, puede ser, pero como cada uno cuenta la feria según le va en ella, yo cuento la que viví.
Por eso, cuando varios miles de energúmenos se arman de silbatos para vaciar la bilis en un acontecimiento deportivo, no me sorprendo.
La balcanización de España empezó en mi infancia, amparada por la Iglesia, y con el apoyo de esa burguesía catalana que lleva cuarenta años robando a dos manos en lo que ya considera su cortijo.
Cuando se pita un himno y se abuchea a un representante oficial, se está insultando a los representados por ese himno y por esa persona. Es, al menos, una falta de educación y de tolerancia, pero sobre todo es una manifestación de odio irracional y primitivo.
Los ofendidos de forma tan gratuita no acaban de entender las razones de ese odio… yo si lo entiendo, es el odio propio de una sociedad paleta, casposa y cutre… la sociedad en que se han convertido los catalanes a fuerza de mirarse el ombligo y sembrar el odio. 

viernes, 29 de mayo de 2015

Yo también analizo

La estadística es la ciencia que sirve para justificar cualquier estupidez.
Si el dieciocho por ciento de los accidentes de tráfico los generan personas con  mas alcohol en sangre de lo reglamentario, a lo mejor hay que empezar a tomar medidas contra los abstemios que, según esta estadística, son los que provocan el ochenta y dos por ciento restante... ¿no?
Este ejemplo y el del pollo (si tu te comes un pollo y yo ninguno, estadísticamente hablando, nos hemos comido medio pollo cada uno), siendo malintencionados chascarrillos no dejan de reflejar esa realidad de que – con frecuencia – los árboles impiden ver el bosque.
Yo también tengo mis árboles y mi propia visión del bosque, pero me asombran las conclusiones que se extraen de las estadísticas, y me llama poderosamente la atención como el ser humano (único animal experto en excusase) es capaz de aferrarse a cualquier chorrada para salir del paso.
El panorama político al que nos enfrentamos se debe – al menos – a una combinación de causas entre las que yo incluiría las siguientes:
1.- Una situación económica adversa producto de... lo que sea. El español medio ha pasado de endeudarse alegremente para ir al Rocío o de vacaciones a Cancún, a no llegar a fin de mes para poder pagar la hipoteca y la cesta de la compra que – dicho sea de paso – se ha triplicado en pocos años.
2.- La naturaleza envidiosa y miserable del español medio.
3.- El hecho fácilmente constatable de que la clase política nacida de la “Transición” - que debería haber sido ejemplar en todos los aspectos – ha derivado en un grupo social desprestigiado por su falta de cualificación y por la ausencia de control - como poco - sobre el personal implicado en sus numerosos casos de corrupción.
4.- La aparición de un grupo de personas perfectamente preparadas para canalizar el odio, la envidia y la frustración de los ciudadanos hacia un proyecto político que sólo beneficia a quienes lo dirigen.
5.- La endémica falta de cultura que arrastramos desde que se decidió aceptar como buenos los modelos educativos “modernos” que – a cual peor – han ido degradando intelectualmente a nuestra sociedad hasta el extremo de poder afirmar que un estudiante de bachillerato de los años sesenta, atesoraba una cualificación intelectual muy superior a la de muchos licenciados universitarios del siglo XXI. (Incluyendo la capacidad de escribir sin faltas de ortografía), y
6.- La constatación – sobre todo por parte de su electorado - de que el PP de Mariano Rajoy Brey ha materializado la tercera legislatura de Zapatero.
La subida de Podemos al poder a través de sus marcas “blancas” se ha producido por la movilización del voto “joven” (ese que no tiene trabajo, futuro o algo que perder... y no tiene ni idea de lo que está haciendo), la desaparición de Izquierda Unida y el millón largo de votos que ha perdido el PSOE por la su izquierda... también, aunque creo que en menor medida, ha habido algunos ilusos (por no llamarlos tontos de baba) que se han tragado lo de que estos stalinistas de todo a cien van a mejorar el país.
Ciudadanos ha demolido lo poco que quedaba de UPyD y se ha llevado una parte de los votos de los ilusos (otra vez) que creían que estaban votando a un partido de centro-derecha sin “corrupción” en sus filas.
De no haber existido Ciudadanos, ese voto se hubiese quedado una parte en casa, otra parte en UPyD y una tercera parte habría ido al PP en forma de voto “útil”... ahora que Ciudadanos va a dar su apoyo al PSOE en todas partes, los “engañaos” van a descubrir (por fin) que Ciudadanos  tiene mucho mas de PSOE que de UCD, que es algo que a poco que se estuviese atento a las declaraciones de sus dirigentes, se podía deducir a la primera.
VOX, por su parte se ha llevado una minúscula parte del voto del PP. En Madrid han sacado cerca de nueve mil votos, irrelevante salvo por el hecho de que a Esperanza Aguirre le han faltado siete mil para conseguir un concejal más... (que no hace granero pero ayuda al compañero). En general el votante del PP ha visto en VOX un proyecto poco viable.
De modo que una vez más, el que se queda en casa es el que determina en España quien va a gobernar.
Así que esta vez gobernará la izquierda porque el votante del PP se ha quedado en casa.
El derrotado PP mira ahora a los absentistas y les culpa de su fracaso... ¡Alguien tiene que ser el responsable!.
Y aquí es donde está la clave de lo que está pasando.
El votante tiene su responsabilidad en la medida en que con sus votos se configuran las estructuras de gobierno... pero al votante no se le puede pedir que apoye políticas abyectas en manos de políticos abyectos por “el bien de España”, porque si el votante hace caso a esta falacia, el “bien de España” no va a llegar nunca, ya que el político abyecto seguirá haciendo políticas abyectas con el apoyo del que se ve abocado a elegir entre comer basura o directamente heces, sin que nada que se parezca a un plato de comida se vea en el horizonte.
Al PP le ha castigado su votante. A Podemos le ha premiado la izquierda.
Con un poco de suerte, si el PP deja de buscar responsables fuera de sus propias filas y se pone las pilas, el votante del PP volverá a votarlo... o no (como dice Mariano).

lunes, 25 de mayo de 2015

Las ondas electromagnéticas

Nikola Tesla fue un inventor, ingeniero mecánico, ingeniero electricista y físico de origen serbio y el promotor más importante del nacimiento de la electricidad comercial.
Se le conoce, sobre todo, por sus numerosas y revolucionarias invenciones en el campo del electromagnetismo, desarrolladas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Las patentes de Tesla y su trabajo teórico formaron las bases de los sistemas modernos de potencia eléctrica por corriente alterna, incluyendo el sistema polifásico de distribución eléctrica y el motor de corriente alterna, que tanto contribuyeron al nacimiento de la Segunda Revolución Industrial.”

“Segundo hijo de Giuseppe Marconi, terrateniente italiano, y su esposa de origen irlandés Annie Jameson, Guglielmo Marconi, estudió en la Universidad de Bolonia. Fue allí donde llevó a cabo los primeros experimentos acerca del empleo de ondas electromagnéticas para la comunicación telegráfica.
En 1896 los resultados de estos experimentos se aplicaron en Gran Bretaña, entre Penarth y Weston, y en 1898 en el arsenal naval italiano de La Spezia.
A petición del gobierno de Francia, en 1899 hizo una demostración práctica de sus descubrimientos, y estableció comunicaciones inalámbricas a través del canal de la Mancha, entre Dover y Wimereux. Patentó la radio, aunque solo en un país y utilizando para su realización catorce patentes de Nikola Tesla, fechadas el 2 de julio de 1897 en el Reino Unido.”

“La televisión tal y como hoy la conocemos derivó de la invención del iconoscopio de Philo Taylor Farnsworth y Vladímir Zvorykin. Esto dio paso a la televisión completamente electrónica, que disponía de una mayor definición de imagen e iluminación propia.
Las primeras emisiones públicas de televisión las efectuó la BBC en Inglaterra en 1927 y la CBS y NBC en Estados Unidos en 1930. En ambos casos se utilizaron sistemas mecánicos y los programas no se emitían con un horario regular.”


Nikola Tesla, Guglielmo Marconi, Philo Taylor Farnsworth y Vladímir Zvorykin fueron grandes hombres que – como Mariano Rajoy Brey – tuvieron problemas de comunicación.

¡Bien por Mariano!

El batacazo ha sido mayúsculo… algo similar a lo que le pasó a Zapatero en aquella última legislatura de infausto recuerdo.
Mariano ha conseguido que uno de cada tres españoles no salga a votar y ha perdido el apoyo de “solamente” dos millones de españoles.
Llegados a este punto, cabe recordar que la clave de las elecciones en España está siempre en los que se quedan en casa... y ayer fueron los votantes de Mariano.
Mariano "el silente" nos deja una España en avanzado estado de balcanización y muy polarizada.
Mariano "el sesteante" ha hecho realidad aquello de que los revolucionarios cambian las cosas y los conservadores asientan esos cambios… lo de Mariano - en mi opinión - ha sido la tercera legislatura de Zapatero.
Ha hecho Mariano lo que tendría que haber hecho Rubalcaba si hubiese accedido al poder... sacarnos las mantecas a la clase media para contentar a nuestros socios europeos, los bancos, las multinacionales y - en general - a la "macroeconomía".
Y lo que no sabe Mariano es que aún haciendo todo esto, si hubiese tenido un poquito de vergüenza a la hora de cumplir "lo otro" que prometió en su programa, su votante habría sido fiel... porque la clase media de derechas estaba dispuesta a asumir el sacrificio con tal de salir de la crisis. Algo que para la izquierda es a todas luces secundario.
Ahora - en el discurso conservador - la culpa de que los partidos gamberros hayan accedido al poder la tendrá, sin duda, los que no apoyaron al PP "como era su obligación". 
La soberbia es una venda muy tupida.
No han sido unas elecciones en las que la izquierda ilusionase con sus buenas propuestas, han sido las elecciones en las que la derecha no sabía a quien votar.
Ahora nos esperan años de liberticidio, ocurrencias, sectarismo y despilfarro... que es - dicho sea de paso - lo que hacen los que, incapaces de sobreponerse a sus  prejuicios ideológicos, gobiernan con la parte mas ácida de las entrañas. El odio, la envidia y la mala leche (cualidades españolas donde las haya) al poder.
Como consuelo (por aquello de ser algo optimista) queda la certeza de que cuando la izquierda se fragmenta y accede en esas condiciones al poder, todo son gritos y malos modos. No tardarán mucho en tirarse los trastos a la cabeza los de la izquierda radical (el PSOE) con los de la ultraizquierda (Podemos)... como ya pasó, por ejemplo, en Cataluña con el "tripartito".
En cuanto a la izquierda moderada (Ciudadanos), no es aún su momento. No serán llave de nada por la apabullante recaudación de votos de las marcas blancas de Podemos. Una vez más queda patente que el odio, la bilis y el resentimiento da enormes beneficios a quienes lo cultivan.
Me preocupa España, pero me pliego a la evidencia de que esto no va a mejorar.
Tuvimos una oportunidad cuando le dimos esa histórica mayoría absoluta al PP... pero el sordo de la Moncloa la ha desperdiciado.
Quisiera ver a Mariano Rajoy anunciando que no va a volver a presentarse a las elecciones y al PP dando un golpe de timón a esa nefasta política que consiste, básicamente, en dar la espalda a su electorado.
Pero no creo que esto vaya a suceder.
Así que sólo me resta darle a Mariano un bienintencionado consejo... "cuando las barbas de Rosa veas pelar, pon las tuyas a remojar".
Y cambia de consejeros, que los que tienes te están llevando a la ruina.

jueves, 21 de mayo de 2015

Mi voto

Mi intención de voto no ha cambiado en los últimos treinta años.
Siempre he tenido intención de votar a un partido que represente mi forma de pensar, que lleve mi voz al parlamento y que legisle para lo que yo considero “el bien común”.
No necesito que el programa electoral del partido al que voto recoja todas y cada una de mis inquietudes… me conformo con que aquellos que me van a representar coincidan conmigo en lo básico.
Y – desde luego – pido honestidad.
En ocasiones , tal es el caso que hoy me ocupa, el partido en quien deposito mi confianza, a quien doy mi voto, me engaña… consigue mi apoyo prometiendo cosas que después no cumple.
No se equivoquen, soy de los que acepta ser engañado, pues a lo largo de mi vida me han engañado muchas veces y supongo que todavía van a engañarme algunas más, la ingenuidad forma parte de mi naturaleza.
Sin embargo – como no soy tonto del todo – aquella persona que me engaña una vez, en muy pocas ocasiones tiene oportunidad de repetir el engaño.
La primera vez me engaña, la segunda sólo me miente.
Mariano Rajoy Brey me ha engañado. Su partido me ha engañado incumpliendo una tras otra las promesas que me hizo cuando aspiraba a obtener mi apoyo… por lo tanto, (punto numero uno) Mariano Rajoy Brey y su cohorte de palmeros ya no me representan.
A día de hoy, ese PP que me ha engañado ayer y me miente hoy, manda a sus partidarios a decirme que le tengo que votar “por el bien de España”, que si no lo hago, vendrá el lobo y se comerá los corderitos, que si no les voto estaré “tirando mi voto a la basura”, que no tengo otra salida que darle mi apoyo a Mariano.
Lo que sucede es que si hay algo que tengo claro con respecto a esta monserga de la “representación”, es (punto numero dos) que si no voto a alguien “que me represente”, jamás me voy a ver representado.
Por lo tanto (punto numero tres) votar a un partido minoritario con cuyo programa me identifico mas o menos, no es “tirar mi voto a la basura”, es darle a alguien la oportunidad de ejercer esta representación.
Y en cuanto a que el lobo va a venir a por los corderitos, lo doy por hecho. 
El lobo está ahí, ha estado siempre ahí y seguirá estando ahí cuando no nos queden corderitos que guardar… no me asusta el lobo, me preocupa el pastor.
Porque para que el lobo no se acerque a los corderitos hay que tener un pastor dispuesto a hacerle frente, a pararle los pies, a darle un escarmiento… 
¿Da Mariano el perfil de pastor enérgico dispuesto a defender nuestros corderitos con su todavía apabullante mayoría absoluta?... yo creo que no (y a las pruebas me remito).
Por eso, señores del PP y allegados bienintencionados, no voy a votar ni “con la pinza en la nariz” la implantación un modelo de sociedad que aborrezco, en manos de una gente de la que no me fío.
¿Eso es “tirar mi voto a la basura”?... pues sea.



miércoles, 25 de marzo de 2015

Resaca andaluza

Como dijo Mencken, "para cada problema complejo, existe una solución que es simple, elegante y equivocada".
No creo que el andaluz sea mas o menos tolerante a la corrupción que el catalán, el vasco o el inexistente madrileño (en Madrid todo el mundo viene de otro sitio).
En ESPAÑA hay una tolerancia enorme a la corrupción.
Sobre todo a la corrupción de izquierdas o nacionalista, ya que en ambos casos se produce una militancia, un activismo, que en la derecha (pancista y pragmática por definición), no se produce... y tanto en Andalucía como en Cataluña (por poner un ejemplo Norte-Sur) hay redes clientelares centradas en gastar el dinero público para contentar a los amiguetes, "enchufar" a familiares y personal afín a la causa y amenazar e intimidar al adversario.
En Andalucía la corrupción se disfraza de ayudas sociales y en Cataluña de apoyo a la lengua y cultura catalana… excusas para dilapidar dinero público y desviar fondos a bolsillos afines (“El dinero ni se crea ni se destruye, sólo cambia de bolsillo”).
Lo que sí tiene Andalucía que no tiene el resto de España es mucha gente y una economía deprimida producto de la subvención sistemática desarrollada en los últimos treinta años, ya que si percibes dinero por no trabajar, ¿para qué vas a trabajar?.
En Andalucía hay mucho dinero "que no es de nadie" que llega a mucha gente y – además - un componente de odio social (que no de clase) que se manifiesta en slogans tales como que el PP es el partido de los "señoritos".
Este odio presente pero inconfesable, se alimenta de cualquier slogan o argumento que tienda a ratificar la postura del votante.
Si miramos los casos de corrupción por su cuantía y por el origen del dinero (cantidad y tipo de dinero, publico o privado) todo lo robado en los casos de corrupción achacables al PP (la famosa trama Gurtel), Barcenas incluido, supone menos de un 10% de lo achacable - solamente - a lo que ya conocemos de los ERE,s fraudulentos y los casos de “Formación de parados”... y sin embargo, el machaque con Barcenas es continuo y de Griñan, Chavez, Zarrías y otros cientos de imputados en casos de fraude no se habla.
Algo parecido sucede en Cataluña.
¿Cuántos millones se han gastado en proyectos demenciales (“embajadas” por ejemplo) y en subvenciones vergonzosas a la “cultura y lengua catalana” que han servido para desviar fondos públicos (y privados) a amiguetes y correligionarios?.
Supongo que el descarado apoyo audiovisual de hasta tres cadenas de televisión estatal y unas cuantas más autonómicas a esta línea de desvío de atención hacia la derecha en un sitio y “España” en el otro, tiene bastante que ver… pero no deja de ser parte de un sistema creado para maquillar la realidad (que es lo que hace mayoritariamente la “prensa” en España) y aportar argumentos al que ya de por sí no está dispuesto a cambiar su voto.
También pesa el voto del miedo.
En Andalucía el PSOE ha aplicado el mismo formato de presión clientelar al PP y a Podemos… y le ha dado resultado, porque en Andalucía, quien garantiza la subvención sistemática e incontrolada es el tándem PSOE + IU… las demás formaciones políticas son melones por abrir.
Dicho de otro modo, en Andalucía hay una masa de ¿50 escaños? que nunca, jamás, bajo ningún concepto, cambiarán su voto y que - a lo sumo - como protesta, se abstendrán de votar.
El nacionalismo ("Espanya ens roba") se alimenta de un mecanismo similar, pero - por alguna extraña razón - relacionada sin duda con su naturaleza sentimental, pasa algo más desapercibida… y el dinero – además - llega a menos gente.
Los escaños que ha obtenido Podemos, en mi opinión, proceden de un voto sin movilizar (lo que llaman el voto “perroflauta”) y del tradicional votante de la agónica Izquierda Unida… con el apoyo de cierto número de ilusos que se han tragado eso de que estos bolivarianos de libro van a “limpiar España de la corrupción”.
Y el descalabro del PP se ha producido por la desafección de sus desilusionados votantes que, sintiéndose engañados por las políticas de ese “Gobierno Central” que dicta con mano de hierro el comportamiento de sus caciques autonómicos, han decidido o no ir a votar, votar en blanco o votar a Ciudadanos que – de momento – representa a una formación política “limpia”, dispuesta al cambio, pero no incluible entre los partidos “gamberros” o antisistema.
Se esfuerzan mucho los partidos políticos en llevar a las tertulias televisivas predicadores que defienden que los resultados andaluces “no son extrapolables”, pero sinceramente, yo creo que si lo son.
Y creo – además – que el bipolar PP de Mariano “manos-tijeras” está errando con ese discurso de “o me votáis a mí o el llegará diluvio”… porque – a la postre – y viendo como ha reaccionado ante temas como la política antiterrorista, los pulsos nacionalistas, la cuestión judicial (tasas incluidas) y el controvertido tema “pro-vida”, muchos de sus votantes están haciendo acopio de paraguas.
¿Cual es la solución?.
 Yo no la veo, pero para cambiar este “status quo”, lo que si tengo claro, es que necesitaremos un detonante, un trauma que cambie radicalmente la mentalidad de esta generación y que deshaga – por ejemplo - el insostenible y desmembrador “Estado de las Autonomías”, que es lo que ampara e impulsa la desaforada corrupción que sufrimos en España, aportando - además - un plus de odio territorial.
Habrá que hacer otras cosas, pero si me pregunta por mi solución elegante, simple y probablemente equivocada, sólo le diré que pasa por aumentar el tamaño de los presidios y deshacer - completamente - las Taifas.