martes, 23 de marzo de 2010

Hartazgo

El resto de los seres vivos – científicamente comprobados – no saben que las marmotas nos molestamos mucho cuando hacen comparaciones con nosotras.
De hecho, cuando un ser humano duerme en cantidad y calidad superlativa, se dice de él que duerme como una marmota.
A las criadas de los años sesenta, esas que vivían en casa con la familia y que solían venir de algún pueblo sujeto a planes de desarrollo, se les conocía también como marmotas… hay infinidad de ejemplos que ponen a la gran familia de los esciuromorfos a caer de un burro, tachándolos, sobre todo de inactivos.
Y todo porque pasamos el invierno sobando… ¡es indignante!
Algo parecido le debe pasar al PSOE cuando desde las filas del PP y del no PP se manifiestan dudas acerca de la voluntad de nuestros gobernantes para acabar con ETA.
Esta tarde, sin ir mas lejos, he tenido que escuchar los rebuznos del portavoz del Gobierno de España (marca registrada), ofendidísimo de que se sospeche que han vuelto a las andadas…
Para mi, eso no es mas que la confirmación de que están enredando de nuevo, pues cuando se ponen muy dignos y engolan la voz para retirarle la acreditación de demócrata a otro ciudadano, es señal inequívoca de que están haciendo algo de tapadillo...
Asombra que el gobierno de la tregua sucia, del caso Faisán, de los ayuntamientos de ANV con listas intermitentes (ésta si, ésta no) de las conversaciones con hombres de paz como – por ejemplo – Otegui, de la humanitaria defensa del asesino en huelga de hambre (de Juana, el de los sándwiches), etc, etc, etc… se indigne, de que no nos fiemos de un pelo de ellos.
Yo, personalmente, hago extensiva mi desconfianza a todo ser vivo que vote a Zetapé o se declare admirador del Che Guevara… no por nada, tan sólo por mi experiencia.
Cuando en España los chuzos caen de punta, el peor gobierno que ha tenido esta vieja pero inegable Nación desde que eché los dientes, con el pirómano a la cabeza, de ocurrencia en ocurrencia, tras mentirnos sistemáticamente y a diario durante los últimos seis años, se asombra de nuestro hartazgo y nuestra desconfianza.
Es para correrlos a boinazos hasta la frontera con Dinamarca.