lunes, 15 de febrero de 2010

¡Que gracioso!

Cuando uno es tonto hace lo que puede.
Si es tonto y progre (algo que suele ir unido) hace lo que puede por fastidiar al prójimo.
Porque un progre es, por definición, ese ser con dni que si no le toca las pelotas a sus conciudadanos un par de veces al día, le resulta muy difícil conciliar el sueño.
Entre los progres tontos, y habida cuenta que no hay tonto bueno, brilla con luz propia el progre tonto y sectario (valga la redundancia entre “sectario” y “progre”) que abunda en nuestros páramos intelectuales como los melones en villaconejos.
Tomado uno al azar y convenientemente provisto de un “carné” de la “PSOE”, el inmensamente tonto puede aspirar a un carguillo público, un sueldazo, un coche oficial y un retiro feliz adquirido sin apenas devengar ocho años.
Si en este selecto subconjunto buscamos a uno con especial mala leche y carencia de principios, empatía, cultura y cualquier virtud con la que pueda adornarse un ser humano que supere el límite biológico de Aida, podemos obtener un ministro.
Y de entre ellos, alzándose sobre la general estulticia (con un bagaje inmenso de la misma) y haciendo gala de una capacidad infinita de amasarnos las gónadas, como un mítico caudillo Ibero espada en mano, surge Zetapé.
La última de este insigne dirigente, ha sido usar la frase que le arrojó a la cara la AVT cuando se estaba encamando con la ETA, para hacer una gracia delante de nuestra casta cinematográfica que, por lo visto, si es digna de su presencia, no como las víctimas del terrorismo.
Le debe haber parecido al padre de las góticas que lo de “memoria, dignidad y justicia” era un chascarrillo… tal es su naturaleza.
Y ahora, sobre la sangre de los inocentes asesinados, yo le pregunto: Señor Presidente del Gobierno de España (marca registrada) ¿Porqué no se va usted, concretamente, a la mierda?