jueves, 25 de febrero de 2010

Los fachas

Les molesta la TDT.
Resulta que hay canales de televisión donde ponen en evidencia sus miserias, donde no son condescendientes con su corrupción, donde se les pone a escurrir… y no pueden soportarlo.
Porque demócrata, lo que se dice demócrata, nunca han sido.
El progre ha pasado del olor a sobaquina (que tanto se llevaba en mis años mozos) al coche oficial sin pasar – ¡hasta ahí podíamos llegar! - por un trabajo decente.
Son los mismos semovientes, pero ahora, cuando la granja empieza a darse cuenta de su verdadera naturaleza, cuando empiezan a dejar de estar bien vistos, cuando la peña está empezando a reírse del sonsonete patético de su fracasado mayo del 68, se rasgan las vestiduras.
Ya van quedando pocos que abran la boca asombrados cada vez que el tonto de turno eructa una consigna… cuando comer caliente empieza a ser un problema, las jilipolleces (con perdón) sobran.
La maquinaria de “agit-prop”, los generadores de “realidad virtual”, empiezan a tener problemas para mantenernos en “matrix”.
¿Qué como lo sé?... porque han empezado a llamarnos “facha”.
El País, esa cosa que una vez fue (según dicen los viejos) un periódico, ha empezado una campaña de desprestigio contra los canales de TDT que no controlan.
Nos llaman “trinchera digital terrestre” y nos comparan con la maquinaria de propaganda del nazismo.
Ahora, expresar opiniones distintas a la oficial se llama “adoctrinamiento”… y los que las expresamos “fachas”.
Es lo de siempre.
Se quejan de que las tertulias de determinadas televisiones no son como las de la cuatro, la sexta o telecinco, donde el pensamiento único e indiscutible es defendido a ultranza con toda suerte de argumentos por peregrinos que éstos sean…
Y les molesta, sobre todo, que estas televisiones se lleven casi la mitad del “share”.
Dice Federico (el denostado) que el día que no te llaman “facha” dos o tres veces es que estas haciendo algo mal... y estoy de acuerdo con él, porque cuando estos indigentes neuronales se quedan sin argumentos, llamarte “facha” es lo único que les queda.
Y se están quedando sin argumentos porque “esto” - miren a su alrededor - ya no hay quien lo baraje… así que si no les importa, yo me vuelvo a mi trinchera… a que me llamen “facha”.