domingo, 30 de agosto de 2009

Crápulas con dinero

No me parece mal que me suban los impuestos… acepto que en momentos de crisis hay que arrimar el hombro, rascarse el bolsillo y dejar de comer langosta.
Lo que me parece espantoso es que el sacrificio al que se me somete como contribuyente sirva para que nuestro gobierno nos hunda más en la miseria.
Y nos va a hundir más en la miseria porque mi dinero no se va a invertir en generar riqueza, en fomentar el empleo, en reestructurar nuestra economía para hacerla mas versátil… se va, simple y llanamente, a gastar.
Además, se va a gastar en sopa boba, en comprar voluntades, en apoyar políticas absurdas, en afianzar la destrucción del Estado mediante la financiación de aquellos que persiguen su disolución.
No es pagar mas impuestos… es tener la certeza de que en manos de estos inútiles ese dinero va a ir directamente a la basura.
Porque es el único modelo que conocen.
Los socialistas - quizá deberíamos empezar a llamarlos "socialistos" - hacen siempre la misma jugada: cogen una economía saneada y se dedican a gastar como si las longanizas fuesen infinitas… lo llaman "gasto social", pero la realidad es que cuando llevan el tiempo suficiente haciendo "gasto social", hay mas paro, el erario se encuentra en situación comprometida, aumenta la deuda pública, la sanidad entra en barrena… un desastre.
Eso si, ellos, se enriquecen para dos o tres generaciones.
Y como el jefe roba, roban también los empleados… se vuelve a la sensación de que la impunidad más absoluta protege a estas pirañas de sus desmanes.
Se pierde, en definitiva, la confianza en que el Estado va a cumplir con sus obligaciones… y nos empobrecemos material y espiritualmente.
Ya he vivido los suficientes años bajo gobiernos del PSOE como para haber constatado en propia carne esta realidad.
Y lo niegan.
Dicen que no hay otra política posible.
Lo que no hay es vergüenza, preparación técnica, integridad moral… son una auténtica peste.
Y esta pérdida de integridad moral se expande sobre el pueblo soberano como una mancha de aceite… el españolito medio, ajeno a cualquier principio moral digno de un ser humano, desea vivir del subsidio, de la beca, del cuento… vivir de sus padres hasta que pueda vivir de sus hijos.
Lo único que explica que estos depredadores del erario estén en el poder, es la amnesia interesada y cainita de una porción importante del miserable pueblo al que pertenezco.
Un pueblo paleto, individualista, insolidario, inculto, envidioso hasta la enfermedad… que vota a su partido como defiende colores de su equipo de futbol.
No estamos sólo en una crisis económica… hay una profunda, abisal, aterradora crisis moral.
Decía Montanelli que las virtudes que hacen grandes a los ejércitos, son las que hacen grandes a los pueblos.
Hasta que no recuperemos el patriotismo, la disciplina, la austeridad, el sacrificio personal en beneficio del colectivo, el orgullo de mantener la palabra, la honradez como distintivo, la constancia en el trabajo, la planificación meticulosa de las operaciones futuras… no saldremos de ésta ni de ninguna otra.
Y en manos de esta numerosa caterva de patanes, que votan a patanes, para que seamos dirigidos por patanes, estamos condenados a la crisis perpetua.
Estado del bienestar, dicen… será del suyo, porque el mío cada vez tiene menos de bienestar.