viernes, 11 de junio de 2010

Eduardo y las zorras (del bosque)


Ayer fui testigo de un hecho que me dejó un sabor agridulce en la garganta. En el programa de televisión “el gato al agua”, de la cadena “intereconomía”, Eduardo García Serrano abrió el programa pidiendo disculpas por haber insultado a la responsable de que la Generaliat de Cataluña, con el dinero de todos los españoles, publique una página web en la que se incita a los jóvenes a practicar el sexo oral, la masturbación y otras actividades intelectuales propias de la progresía.
La individua, una tal Marina Geli, consejera de sanidad, del PSC (como no), estaba muy molesta por los insultos directos y rotundos que le dirigió don Eduardo… y el periodista – que es un hombre de una vez – tuvo la gallardía de humillarse en público y, en la mejor tradición cristiana, pedir perdón a esta tiorra (¿tiorra se puede decir?) por lo dicho en el programa.
¿Se pasó García Serrano insultando a éste espécimen humano?... si, sin duda. La libertad de expresión no puede amparar al insulto. Sin embargo, lo que dijo Eduardo – fruto de una indignación que comparto con él – es un hecho insignificante frente a la grandeza de haber sido capáz de asumir la reparación pública del mal causado.
Recuerdo a un periodista catalán que en un artículo en "Avui" - cuando el General Mena citó el artículo ocho - se permitió el lujo de llamar "hijos de puta" al colectivo de los militares. El susodicho, ante el aluvión de quejas, hizo una rectificación con la boca chica y luego tiró de victimismo: que no le habían interpretado bien, que se estaban cebando con él... lo habitual, lo que hace la izquierda, sostenella y no enmendalla. Al finál casi tenían que pedirle perdón al escribano por no tomarse con deportividad que insulten a sus madres.
A mi me gustaría tener muchos periodistas como García Serrano. Honestos consigo mismos y con el respetable. Capaces de reconocer errores y pedir perdón... lo que ya casi no queda en esta España en la que programas como "la noria" entran en el saco de "periodismo" como si tal cosa.
Y lo que he visto en Don Eduardo, me gustaría verlo en Maria Antonia Iglesias, Enrique Sopena, Iñaki Gabilóndo y el resto de los esbirros del lado oscuro.
Lo de Eduardo fué un ejemplo de civilización y una muestra de categoría humana.
Toda la que le falta a la tiorra y su pandilla de presuntos.
Desde estas lineas, don Eduardo, le mando un fuerte abrazo.