sábado, 8 de mayo de 2010

La mano negra


La mano negra de los especuladores amenaza nuestra economía. Nuestra bolsa se hunde por la confabulación de los hados y los mirlos, por culpa de la Asociación de Belenistas de Mataró, del archimalvado Rouco y del cometa Halley que anda por ahí produciendo inundaciones.
Eso, palabra mas, palabra menos, es el cuento que nos va a largar el príncipe de la paz para explicarnos que el barco se hunde irremisiblemente.
Cierto es que mientras en el puente ZP se dirige con voz serena a su tripulación, en las bodegas hay nacionalistas reventando las cuadernas a hachazos, jueces royendo la escota de botavara, actores desatornillando los portaespías, sindicatos aserrando el botalón de foque… todos dedicados en cuerpo y alma a destruir, en plena tormenta, cualquier cosa que nos permita llegar a buen puerto.
Y lo hacen por orden del capitán que, incapaz de gobernar la nave, prefiere verla hundida que en buenas manos.
Los manirrotos sacan ahora la mano negra, pero es sólo para esconder la mano tras arrojar la piedra. Los que tienden la mano al terrorismo, al separatismo, a las dictaduras bananeras, recurren – como hizo en su día Sagasta – a la mano negra.
Esa mano negra servia, regicida, cierta en los Balcanes e inexistente en España - como el terrorismo islámico que nos trajo a este inútil - sirve ahora a la causa de los necios.
Sus manos no están limpias en todo esto, son la mano que empuña la soga, la mano que vierte el veneno, la mano que – en gesto jupiterino - señala a culpables inexistentes… Todo menos admitir que su falta de capacidad para gobernar, su incompetencia, su estulticia, es lo que aleja a los especuladores de España.
Porque los especuladores son – si no me falla la memoria – unos señores que mueven el capital hacia donde pueden obtener mas beneficio.
Si estuviese España bien gobernada ¿Se marcharían los capitales a otro sitio?.
SI el gobierno de España (marca registrada) hiciese los deberes en vez de hacer el canelo ¿Habría inversión extranjera en vez de huída?
En España no hay manos negras, hay manos tontas que votan a imbéciles.