lunes, 7 de diciembre de 2009

La Nicolasa

Cada año que pasa se me hace mas cuesta arriba presenciar los aquelarres que se montan para celebrar los sucesivos aniversarios de "la Nicolasa".
Se me antojó fea desde el primer día, pero la alternativa que nos plantean no es hacerle una cirugía reconstructiva, quieren aplicarle una sedación montesina. Medicina preventiva - al estilo PSOE - para una ley de leyes que no se usa ni para envolver el pescado.
Salen a la palestra y se les llena la boca de "no es necesario hacer cambios," que esto está muy bien... por supuesto, coinciden todos (sin excepción) en que las leyes no son inmutables, y yo - si fuese la Constitución - estaría poniendo las mías a remojar, porque con el ganado que nos dirige es aplicable aquello de que cuando digo "digo" es porque estoy diciendo "australopitecus".
En los momentos en que nos encontramos hay varios hechos notables, cito algunos:

Nuestros expertos en 158 artículos - esos que cobran un jugoso sueldo por vivir en la duda permanente - siguen sin ser capaces de determinar si el "Pastatut" o el reglamento de la FIFA son o no inconstitucionales.

El presidente del Gobierno de España (marca registrada) defiende los intereses de cualquiera menos los de España, "conceto" (Blanco dixit) "discutido y discutible" (ZP dixit).

El chulo de Iznajar dice que las deposiciones de los amigos de Millet, aprobadas por tres de cada diez catalanes con derecho a voto, son como los diez mandamientos... y habla de "ultimas consecuencias" como el que pronostica el tiempo para el fin de semana.

En las vascongadas hay un "si" pero "no", con cambio de timón aparente, donde se somete todo a la financiación de los aforados... aforados por una patente de corso que "la Nicolasa" reconoce expresamente.

Los recursos de inconstitucionalidad se materializan al mismo tiempo que se aprueban las leyes, haciendo que la montaña del papel "pendiente" (en ese tribunal de holgazanes dubitativos) se asemeje a aquella otra que cruzó Aníbal con los elefantes.

La legitimidad de la Constitución en España es tal, que cuando un militar la menciona en una Pascua, lo arrestan y destituyen...

Y eso es lo que hay.
Pero lo peor, con mucho, es que toda nuestra clase política (la piara al completo), asumen que la única reforma que se puede hacer con este bodriete que nadie cumple, es prenderle fuego.
O seguimos con este pisapapeles encuadernado o - directamente - deshacemos España.
Cuando la política pasa de ser un servicio a ser un oficio, todo se convierte en aguafuertes goyescos.
La Constitución en España necesita una reforma, pero es justo la contraria que la quiere imponernos la piara (esos que son "mas iguales que los demás" por mor de la abstención en referendum de casi la mitad de los españoles).