domingo, 16 de diciembre de 2018

Verdades incómodas

Los catalanes que apoyan a Torra, Puigdemont, "los jordis", Junqueras y compañía, solamente quieren una cosa: la independencia.
La época en la que las presiones nacionalistas buscaban mejoras económicas ha pasado.
Los separatistas no quieren reconocimientos políticos, históricos o filosóficos, quieren separarse de España.
No hay nada que se pueda hacer al otro lado del Ebro para que los separatistas estén "cómodos" dentro de España.
Es así de simple y ha sido así siempre.
No se equivoquen, no es de ahora, no se ha producido recientemente una cadena de eventos que deriven en el caos al que nos enfrentamos, España no ha hecho nada para merecer el odio separatista.
Tampoco hay conflicto territorial que tenga equivalencia con lo que sucede en Cataluña.
Cataluña no es Irlanda del Norte ni Eslovenia... ni tan siquiera puede equipararse a Escocia.
Ninguna de las razones que han provocado esos conflictos se ha dado en Cataluña... ninguna excepto el odio irracional de los separatistas.
Y eso es verdad, y el que diga lo contrario miente.
Cuando veo a los distintos gobiernos de España devanarse los sesos buscando "soluciones imaginativas" o "soluciones políticas basadas en el diálogo" para contentar a los "catalanes", se me pone el hígado como el globo de los hermanos Montgolfier.
Los últimos gobiernos que hemos tenido, no han querido reconocer que el único diálogo que van a aceptar los secesionistas es que se les permita separarse de España...
Los separatistas lo han dicho por activa y por pasiva y lo han repetido en todos los foros en los que se les ha dado la palabra... pero los gobiernos de España lo niegan y siguen negándolo.
Como separarse por la cara, con el beneplácito del gobierno de la Nación y el aplauso de los demás españoles, no les ha funcionado, ya están hablando de la vía eslovena.
Por si todavía hay alguno que piensa otra cosa, les diré que la vía eslovena es empezar una guerra... eso es lo significa "vía eslovena", y no tiene otra interpretación aparte de esa.
Cualquier cesión que el gobierno de España haga frente a los separatistas será exclusivamente eso: una cesión, porque los separatistas no están dispuestos a dar pasos en otro sentido que no sea el de alcanzar la independencia.
El diálogo no es posible si se pretende mantener la unidad de España.
Y eso es verdad, y el que diga lo contrario miente.
Otra cosa es que a nuestra miserable clase política la unidad de España, en el mejor de los casos, les importe una higa... y digo "en el mejor de los casos" porque una buena parte de la izquierda, además, apoya la destrucción de España. Les molesta la bandera, el himno, el Rey, el patriotismo... hacen juegos malabares con las palabras para no pronunciar términos como "patria" o "España" en el contexto de sus afectos, sustituyendo esos conceptos por cursilerías como "la gente", "la alianza de las civilizaciones", "la solidaridad de los pueblos" y otras sonoras estupideces.
Una buena parte de la Administración del Estado, en Cataluña, está por la separación.
Y no afecta sólo a la "administración civil".
Hace mucho tiempo que los "mossos d'escuadra" cruzaron el Rubicón para convertirse en el brazo armado del separatismo.
Un cuerpo policial creado - como todos los cuerpos policiales del mundo - para mantener el orden y defender la ley, ha decidido no cumplir con su obligación.
El cuerpo está dividido entre los que siguen dispuestos a servir y proteger a los ciudadanos y los que incumplen su deber de forma notoria para permitir el caos generado por la violencia separatista.
Entre los segundos está toda la cúpula de los mossos y una numerosa parte de mandos intermedios.
Y eso es verdad, y el que diga lo contrario miente.
Así que si el pirómano es el que tiene que hacer de bombero, vamos mal... muy mal.
En estas circunstancias, si queremos apagar el incendio hay que empezar a encarcelar pirómanos y sustituir a los bomberos que no quieren trabajar por otros dispuestos a apagar el fuego.
Y esa tarea llevará tiempo porque pirómanos hay muchos y bomberos pocos... pero si no nos ponemos a ello, nos devorarán las llamas.
Frente a estas verdades no caben análisis. Que el sol sale por el Este y se pone por el Oeste no es discutible, lo aceptará usted o no, pero no tiene discusión.
El empeño de nuestra clase política por negarse a reconocer la verdad empieza a ser patológico... y nos va a llevar inevitablemente - denle un poco de tiempo - a la "vía eslovena".
Y eso es verdad y el que diga lo contrario, miente.