sábado, 29 de diciembre de 2018

El enigma naranja

La nueva política me tiene despistado por el lado de Ciudadanos.
Digo por el lado de Ciudadanos, porque por el lado de Podemos, el otro partido de la nueva política, no hay despiste posible... si una cosa se puede decir en favor de Pablo Iglesias y sus secuaces es que se les entiende todo, y que se vislumbran sus intenciones desde distancias enormes.
Esto no pasa con Ciudadanos.
A día de hoy el partido de Albert Rivera tiene en sus filas a Inés Arrimadas, azote de separatistas, mujer valiente donde las haya, objeto (debo confesarlo) de mi admiración mas profunda como catalán y como español (valga la redundancia), y al chiquichanca de Valls que - no me entra en la cabeza - se vislumbra como candidato estrella de los naranjas para la alcaldía de la ciudad condal.
Adalid de las buenas maneras democráticas en esa parte del territorio español donde hace ya demasiado tiempo que se ha implantado la abyecta dictadura de los separatistas, parece ahora que a Ciudadanos le flaquean las piernas cuando se trata de aceptar que Vox (que ha sacado un 11% del voto andaluz) merece mesa y mantel en la toma de decisiones.
Digo lo del 11% porque - por poner un ejemplo cercano a Ciudadanos - en Cataluña, el PSC ha sacado sólo el 14%... lo que quiere decir que Podemos (7,5%), CUP (4,5%) y PP (4,2%) han quedado "en representatividad" muy por debajo de lo obtenido por Santiago Abascal en Andalucía.
Y yo puedo entender que Ciudadanos no desee pactar con Vox del mismo modo que - por activa y por pasiva - siempre ha declarado que no pactaría con Podemos. En eso no veo incoherencia... lo que me resulta sorprendente es que se sume a la deslegitimización de los resultados de las urnas en lo que a la "ultraderecha" (como dice Roures) se refiere.
Tampoco tengo muy claro hasta que punto el hombre de las mil chaquetas, Juan Marín, que como todos ustedes saben militó en Alianza Popular primero y después en el Partido Andalucista, el PSOE y Ciudadanos sucesivamente (una especie de Jorge Vestrynge a la andaluza), toma las decisiones con autonomía o lo hace de forma consensuada con el macho alfa de la formación.
Porque es evidente que - cada vez mas - las decisiones "autonómicas" se leen en clave nacional... y una buena parte del éxito de Ciudadanos en España se ha cimentado sobre la valentía con la que han defendido la españolidad de Cataluña.
Pudiera ser que Ciudadanos haya puesto el ojo en los bancos de pesca que  Pedro Sánchez está abandonando... o quizá debería decir que están abandonando a Pedro Sánchez, porque, como ya le ha pasado en Cataluña al PSC, conforme los antaño socialdemócratas se radicalizan, pierden votos y adeptos.
Pero volviendo al origen de esta divagación, a estas horas no se muy bien a que está jugando Ciudadanos.
De momento los de Albert Rivera han alcanzado un acuerdo con el PP sin contar - por supuesto - con Vox. En este acuerdo, según hemos sabido, hay reparto de sillones... un gobierno bicéfalo con las responsabilidades compartidas y el objetivo común de echar al PSOE de la Junta.
Pero para que este proyecto nazca, es preciso que Vox lo apoye... porque no creo que el PSOE esté por la labor.
Cabe esperar que Vox pondrá pegas a varios de los acuerdos alcanzados... de hecho ya han anunciado que no van a suscribir "a ciegas" un acuerdo en el que no han participado.
Cuando Vox intente (o consiga) cambiar algún punto de los citados acuerdos, Ciudadanos puede tomar la decisión de no entrar a formar parte del gobierno de Andalucía.
De hecho algo así ha aventurado ya con aquello de no admitir ni "el cambio de una coma" sobre el acuerdo.
En ese caso, el PP gobernaría en solitario... y Ciudadanos sería oposición.
El escenario sería tal que con el apoyo del PSOE y Adelante Andalucía, Ciudadanos podría tumbar todas las decisiones del PP que no le gustasen... y evitar al mismo tiempo el "desgaste" que supone gobernar.
En Cataluña tenemos una expresión para definir este comportamiento, a esto lo llamamos jugar "a la puta y a la Ramoneta" y, en este juego, es menester reconocerlo, Juan Marín tiene un plus de experiencia acumulada por su camaleónica trayectoria política.
Lo mismo me estoy columpiando con estas suposiciones, pero si es así, diré en mi defensa que es porque Albert lleva una temporada jugando al despiste...
Y no se si la indefinición, en estos momentos, es un valor al alza.
Espero que Ciudadanos sepa lo que está haciendo.