viernes, 3 de febrero de 2012

¡A mi la Legión!

Esa cosa con gafas que representa a los que tiene que hacerse perdonar que sus padres sean “charnegos”, para lo cual abrazan el separatismo mas descerebrado que sus escasa neuronas pueden procesar, se ha descolgado con una frase muy al estilo de sus democráticos hábitos: “En Cataluña no habrá más toros a no ser que venga la Legión".
El filoterrorista Tardá, que en un país serio – en el que los votos tuviesen el mismo peso al margen de la ubicación de la urna - estaría ejerciendo de pocero en provincias (trabajo digno donde los haya) en vez de detentar una representación política que tiene, exclusivamente, porque los españoles somos idiotas, se permite el lujo de eructar sus consignas stalinistas en el Congreso, consciente de que esa “Legioń” que tanto teme, nunca va a correrle las espuelas.
Tardá representa como ninguno a la parte mas cerril de mi tierra, a lo mas paleto, a lo menos ilustrado, a lo mas granado de los enemigos de la convivencia... que están envalentonados porque en los últimos ocho años el tonto mas grande de Europa les ha dado una cancha que no se merecían ni ellos ni nosotros.
Para que las corridas de toros vuelvan a Cataluña, lo único que hace falta es que en los escaños del “Parlament” se sienten políticos demócratas en vez de choricetes de cortijo al tres por ciento... y por la misma ley que se prohibieron, se pueden volver a permitir. ¿O no es así “señor” Tardá?.
Las corridas de toros son, con mucho, el menor de los problemas que aquejan a la sociedad catalana, que cansada de ser la vanguardia de España, ha decidido ponerse a la retaguardia de Cuba.
Los heroicos ancestros políticos del ciudadano Tardá, escaparon de la “Generalitat” por las alcantarillas cuando, no ya la Legión, sino simples soldados de artillería hicieron acto de presencia en la plaza de San Jaime con dos cañoncitos de 105mm, aquellos memorables días de octubre en los que el responsable de la muerte de los hermanos Badía declaró independiente a Cataluña... no puedo ni imaginar la cara que se le pondría a este bocachancla con gafas si viese a un pelotón de legionarios entrando en su adorado cortijo para poner un poco de orden y decencia.
Para que este pollo y sus becerros de cuota salgan por patas Pirineos arriba, no hace falta la Legión, con una compañía de la Guardia Civil es suficiente... porque el día que entre la Legión en Cataluña, si es que ese día llega, no será para permitir que se celebren las corridas de toros, eso - “señor” Tardá – tengalo usted por seguro.