sábado, 2 de enero de 2010

Tengas pleitos...

Las sentencias sirven para lo que sirven.
Cuando la primera parte de la segunda parte de la parte contratante (monólogo extraordinario) recurre a un juez, éste termina dictando una sentencia.
Y esa sentencia sirve para especificar claramente de parte de que parte, primera o segunda, contratante o contratada, está la ley.
Y debe hacerlo de forma nítida, clara, diáfana, exacta... porque si no lo hace así, si una sentencia se puede someter a interpretación, es papel mojado, y el juez, en ese caso, no ha hecho su trabajo.
Nuestro carísimo y muy poco productivo Tribunal Constitucional nos amenaza (por boca de ZP y sus secuaces) con publicar una sentencia “interpretativa”.
Es decir, dictará una sentencia para dejarnos en la duda, para que cada cual haga con ella lo que le plazca.
¿Dirían ustedes que un documento así puede denominarse “sentencia”?
Va a resultar que los estatutos, la tierra y ahora también las sentencias, son del viento... que se las lleva a donde dicta el capricho de los anticiclones.
Lo peor de todo es que tras poner en negro sobre blanco un documento ininteligible que servirá lo mismo para definir el Limbo que para sustentar las leyes de la Gravitación Universal, todos se basarán en él para reafirmar sus principios.
Así - cuadratura del círculo - el TC va a exhalar una sentencia que contentará a Carod Rovira (el hermano de Appeles, antes Juan de Dios), a la marmota que suscribe, a Cristiano Ronaldo y a Belén Esteban.
Ardo en deseos de ver como lo hacen... porque no me lo creo.
El parto de los montes será previsiblemente este año 2010... tendremos un nuevo record en el Guiness: el ratoncito mas caro de la historia de la humanidad.
¿Veremos en esta legislatura a alguien ganarse el sueldo?