domingo, 10 de enero de 2010

Entre bodrios y derechos

Leo en La Gaceta una noticia que me deja boquiabierto… parece ser que en el año 2009 las subvenciones al cine español alcanzaron los 88 millones de euros. La cantidad, aún siendo astronómica, no tendría nada de especial (dado la forma que tiene nuestro gobierno de dilapidar ese dinero que no es de nadie) sino fuese porque la recaudación obtenida por el cine español en 2009 no llegó a los 79 millones de euros.
Esto quiere decir que en España, el cine es tan malo que hay que subvencionar la producción en su totalidad… es mas, ni siquiera se alcanza en taquilla un euro por cada euro que sacan de nuestros bolsillos.
Llegados a este punto me pregunto si merece la pena que la industria del cine en España sobreviva a este precio… Tildar de “industria” a una cosa que es incapaz de obtener beneficios y que produce algo que casi nadie compra es, como poco, una broma de mal gusto.
Relacionado con este atraco, la ley “Sinde” hace responsable a la Audiencia Nacional de cerrar contenidos en Internet que vulneren los derechos de autor… Así, la AN se dedicará al narcotráfico, al terrorismo y a evitar que Ana Belén, Ramoncín, Miguel Bosé, Concha Velasco y otros “represaliados” del franquismo, dejen de pagar sus hipotecas y sus coches nuevos con nuestros impuestos.
Porque, así, entre nosotros, cuando la sociatería habla de “Audiencia Nacional”, debemos entender “Garzón”, “Pedraz” y otros legisladores afectos a la dolce vita y las sentencias exóticas.
Y esto es porque como los jueces normales son reacios a prevaricar, a nuestros ilustres prohibidores no les queda otra que usar a los de siempre… esos que por una foto venden su alma, aunque se la vendan siempre a los mismos.
La ley Sinde será muy progresista, pero es inconstitucional como todo lo que hacen estos patanes… y carece de “consenso” por mucho que se les llene la boca con la palabrita de marras.
Como siempre, disfrazan de defensa de un derecho un chiringuito para dar de comer a sus amigos… un lobby en toda regla: titiriteros sin talento pero con la jeta de cemento armado.
En mi opinión, dejar que estos farsantes se mueran de hambre sería estupendo para el cine español… tal vez así “la industria” se dedicaría a hacer películas que el respetable pudiese ir a ver.
A la “Sinde”, juez y parte, se le ha vuelto a ver el plumero.
¡Que vivan las bananas!