viernes, 15 de enero de 2010

...infinitus est

Nada hay mas audaz que la estulticia.
El tonto, debido a su condición, se atreve con todo, pues es incapaz de medir las consecuencias de sus acciones.
Cuanto mas va sabiendo uno, mas prudente se vuelve, por eso, incluso en los muy zotes, la edad atempera la estupidez.
Característica diferenciadora del tonto es la satisfacción que le produce mirarse al espejo, lo muy bien pagado que está de si mismo, lo contento, en definitiva, que está de conocerse.
No tengo que decir mas... ¿A que ya saben de quien estoy hablando?
El contrapeso a la estupidez se encuentra en los demás que, conscientes de con quien están hablando, tienden a prestarle la misma atención que se otorga a una silla.
¿Impide eso que el tonto ejerza?... de ninguna manera, el tonto, fiel a su misión, hace y dice tonterías a diestro y siniestro sin alterarse.
De modo que, cuando recibe críticas, asume que no le han interpretado correctamente, pues en su opinión, nada hay mas deseable que ser su propia persona.
La cosa empeora cuando el tonto se ve investido de poder.
El que le aupa a la poltrona cree que va a poder manejarle en la sombra... pone un testaferro, una marioneta, un golem que hará lo que le manden... pero se equivoca. El tonto, mas tarde o mas temprano, se abrirá camino porque, como el escorpión, no puede ir contra su propia naturaleza.
Y como alrededor del poder hay siempre paniaguados y loadores de a céntimo el kilo, el tonto, endiosado por por los lamesuelas de su entorno, paladéa con mas orgullo si cabe, la felicidad de haber sido elegido por el destino.
Zetapé representa como nadie este arquetipo... y como era de prever, ha entrado en Europa como un elefante en una cacharrería (el símil de pollo sin cabeza también sería de aplicación).
Cuando acaben estos seis meses de presidencia española habremos conseguido dos cosas: que en Europa no nos inviten ni a limpiar fosas sépticas y que en los próximos dos o tres lustros sirvamos como ejemplo de lo que no hay que hacer.
Mientras tanto nuestro gobierno se verá obligado a realizar reuniones periódicas para deshacer los entuertos que el tonto de la confluencia planetaria vaya montando...
Lo siento por el prestigio de España, pero que se rían de este tonto no me produce ninguna pena.
Con un poco de suerte, las carcajadas extranjeras, terminarán abriendo los ojos de esos otros tontos que le votan.