martes, 16 de junio de 2009

La "inteligencia" del clero

"En el salón de su casa de Palermo, el mafioso Giusseppe Guttadauro, jefe auxiliar del Ospedale Civico, se reúne una noche de enero de 2.001 con dos amigos para discutir acerca de concursos amañados de obras públicas, de solares edificables listos para comprar y de otros asuntos poco limpios. No saben que están siendo objeto de una escucha con micrófonos ocultos. Durante una pausa, uno de los tres cambia de tema, comenta que tiene ganas de hacer un viaje a Lourdes y de confesarse.
- Ten cuidado con el confesor que elijas – le replica Guttadauro -. Tiene que ser inteligente. Una vez me encontré con un confesor que me dijo que la mafia era pecado. A lo cual contesté – añade - : pero ¿dónde está escrito ese pecado?
Un breve paréntesis. Como ya se ha visto, hay curas "inteligentes" y curas "no inteligentes", que acaban como don Puglisi y los demás. Lo malo es que en Sicilia muchísimos sacerdotes han tenido desde siempre el deseo de mostrarse "inteligentes" con la mala vida." [del libro "Vosotros no sabéis", Andrea Camilleri]

Andrea Camilleri, es un magnífico escritor de novela negra y un comunista redomado. Su detective se llama Montalbano en honor a ese otro escritor de su misma cuerda – español ahora – que firma como Vázquez Montalbán.
Su simpatía hacia la iglesia no es mucha, pero ácidos aparte, en este párrafo extraído de un estudio sobre la mafia siciliana, que arranca de la captura de Bernardo Provenzano y todos los pizzini (pequeños mensajes más o menos en clave que se mandaban entre ellos) que encontraron en su casa, creo que dice la verdad.
Y creo que dice la verdad porque en España también hemos tenido en vascongadas una legión de curas "inteligentes" con la ETA que, siempre lo he defendido, es una organización mafiosa, no una guerrilla política.
La Iglesia, formada por hombres, no puede sustraerse a las debilidades de los hombres y, al igual que el ejército, se nutre de la sociedad a la que sirve.
Si la sociedad está muy degradada, curiosamente, los seminarios suelen dar buenos frutos, pero en la España de la pre-transición los sacerdotes mas dedicados a la política de los hombres que a la contemplación de Dios, abundaron como la cizaña.
Durante los vergonzantes años setenta, la familia de un asesinado por ETA se las veía y se las deseaba para que – en la tierra donde se había cometido el crimen– se le hiciese a la víctima un funeral en condiciones… los féretros salían por la puerta de atrás y no gozaron nunca de la comprensión que se otorgaba - lo recuerdo claramente - a sus asesinos.
Que estas vilezas las cometiesen los trogloditas de siempre tenía cierto pase… bastardos hay por cientos y en esa tierra se aprietan como chinches, pero en el clero – hombres al servicio de Dios - era algo tan inadmisible como incomprensible.
A este estado de cosas contribuyó la laxitud (por no decir otra cosa) de algún Obispo de San Sebastián, de infausta memoria, a quien deseamos que el Señor le perdone todo el mal que ha hecho.
De estos malos sacerdotes hay todavía alguno, pero ya van siendo – Deo gratias – menos.

Por cierto, "Giuseppe Puglisi nació en 1.937 en la ciudad de Palermo (Sicilia). En 1.960 fue ordenado sacerdote. Siempre destacó por su gran interés por los jóvenes y la problemática social de los barrios más deprimidos de Palermo. Fue por un tiempo rector del seminario menor de la diócesis y encargado del centro vocacional. También enseñó matemáticas y religión en diversos institutos de la ciudad. En 1.990 fue nombrado párroco de San Gaetano en Brancaccio, el barrio de Palermo que le vio nacer. La mafia controlaba todo y la criminalidad actuaba sin ningún control. De manera particular centró su atención pastoral en la recuperación de adolescentes reclutados por la mafia. Denunció la criminalidad organizada y propuso una vida moral coherente con el Evangelio. El 15 de septiembre de 1.993, el mismo día de su cumpleaños, fue asesinado en una de las calles del barrio. Cuando vio a sus asesinos dijo: “os estaba esperando”. Su muerte causó una gran conmoción en toda Italia, especialmente en Sicilia donde aún se le recuerda con cariño y respeto. En 1.999 se abrió su causa de canonización. En ella ha declarado el propio asesino que después de ver como don Puglisi afrontaba la muerte se convirtió. José Puglisi fue un fiel testigo del Evangelio que predicó con su vida hasta la muerte." [de un boletín Salesiano]

Como ven, no todo el monte es orégano.