martes, 31 de mayo de 2011

Por donde amargan

La industria armamentística española está que se sale.
Tras años de investigación hemos desarrollado un arma de apariencia inofensiva que, sin embargo, es de una eficacia demoledora: el pepino.
Tiene este pepino una peculiaridad que lo hace único como arma, que es capaz de seleccionar a sus victimas en función de la nacionalidad.
Así, nuestro mortífero pepino, mocha alemanes y suecos a tutiplén pero a los que tienen DNI del Reino de España, ni los toca.
Yo diría que en materia de guerra biológica hemos llegado al no va mas.
Como justo castigo por haber desarrollado semejante abominación, Europa nos castiga con pérdidas millonarias mientras Francia – que es parte interesada – se frota las manos y los pies.
Nuestros políticos, como están ahora con eso de las primarias digitales (sumidos en la duda de elegir a Rubalcaba o elegir a Rubalcaba), no parecen haberse percatado del rejón de muerte que le acaban de clavar a unos cuantos miles de agricultores.
Con una mentira sucia y teutona.
Con un comportamiento lamentable que - espero – de lugar a jugosas y muy europeas multas para resarcir a nuestros calumniados labradores.
Consciente, sin embargo, de que para conseguir el desagravio es preciso disponer de un gobierno dispuesto a defender los intereses de España, no crean que albergo demasiadas esperanzas.
Si al menos los labradores fuesen etarras…