sábado, 14 de septiembre de 2019

De culebrones y elecciones

Estoy ansioso por ver el próximo capítulo del culebrón de la investidura.
Los actores no son muy buenos, pero la trama es intrigante.
Y cuando digo que los actores no son muy buenos, lo que quiero decir es que ni para eso son buenos.
Son francamente malos... y se les ve el plumero a kilómetros.
Lo de Pablo Iglesias mendigando un gobierno de batiburrillo roza lo esperpéntico.
Y lo canta - además - en falsete... porque toda España, excepto él, se ha dado cuenta de que Pedro Sánchez (que es el único político español que ha forzado la repetición de unas elecciones en lo que va de democracia) está dispuesto a gastarse ese dinero que no es de nadie en que volvamos a votar.
Puede ser que nuestro presidente volador se crea lo que dice el CIS, o que tenga bien atada la maquinaria que cuenta los votos y lo del CIS solo sea un ejercicio de prospectiva forzada. Vamos, que lo del CIS sea simplemente para que no nos sorprendan los resultados... porque convendrán conmigo que ha tenido que llegar Pedro Sánchez a Moncloa para que las estadísticas pre-electorales se cumplan (algo que no ha pasado nunca hasta donde me alcanza la memoria).
La vergonzosa falta de dignidad de Pablo Iglesias puede deberse a que su movimiento bolivariano, que tanta pasta le ha costado a los chavistas y a los iraníes, está haciendo aguas y necesita buscar financiación alternativa. Financiación al estilo tradicional de la izquierda, que no es otra que la de meterle mano al bolsillo de los españoles.
Como en España el entramado político se basa en articular mecanismos para sustraer al erario el dinero que necesitan nuestros políticos para vivir como si hubiesen estudiado algo digno de un sueldo, todo el problema es ver cuanta gente (con o sin cerebro) ponen en las poltronas, comisiones, mesas y sillas.
Dice mi amigo Gonzalo, que de esto sabe un rato, que lo del voto es una cosa muy volátil y muy sujeto a la evolución de la actualidad, de los acontecimientos, de la percepción de la situación por parte de los votantes.
Y debe tener razón, porque de un tiempo a esta parte, salvo honrosas excepciones, todos los medios de comunicación están volcados en mostrarnos una realidad que haría palidecer a Orwell.
Me preocupa - por ejemplo - que hayamos vuelto a los brotes verdes zapateriles cuando toda Europa está atrincherándose para hacer frente a la recesión que se nos viene encima.
Me preocupa que las televisiones al completo estén abogando por un gobierno "progresista" que - como todos sabemos - son los menos adecuados para afrontar las crisis.
Me preocupa que - incluso en los medios de "derechas" - los tertulianos prefieran un gobierno de descerebrados a la ausencia de gobierno... quizá porque, como ya aventuré en otra divagación, nuestro sistema democrático tiene una dependencia excesiva del político de turno, en vez de tenerla de un cuerpo de funcionarios bien preparado.
Vale al respecto la apreciación que un amigo militar me hizo en el transcurso de una interesante conversación mantenida alrededor de una botella de un excelente Ribera del Duero... me dijo entonces que lo que salvaba al ejército es que era una maquinaria enorme y pesada, con engranajes lentos y a veces oxidados, y que ponerla a rodar era una tarea que llevaba mucho tiempo. Eso permitía a la institución sobrevivir a los iluminados que - de vez en cuando - llegaban cargados de soberbia e ideas peregrinas, pues entre que empezaban a ponerlas en marcha y se veían los primeros resultados pasaba tanto tiempo que los promotores ya estaban jubilados... y entonces a nadie le interesaba ya seguir con la mandanga y las aguas volvían silenciosamente a su cauce.
Es, me decía, virtud para iluminados y defecto para genios, pero partiendo de la base de que siempre hay mas iluminados que genios, el resultado no está tan mal.
Yo añoro para nuestra política una estructura similar.
Me encantaría disponer de un cuerpo de funcionarios preparado, prestigioso, vocacional (y por ende mal pagado), que sirviese de freno a las veleidades de nuestros ambiciosos y amorales políticos.
Pero eso no va a suceder mientras yo viva.
De modo que vayan ustedes pensando a quien van a votar en las próximas elecciones.
Y no se apuren si no sale lo que ustedes quieren, asuman que en unos elecciones entre porqueros y cochinos, ganan siempre los cochinos... simplemente porque son mas y piensan menos.