miércoles, 26 de septiembre de 2012

La prehistoria al poder

Ayer la izquierda paleolítica volvió a montar el numerito circense de siempre. Seis mil según el gobierno, trescientos mil según la organización (ésto lo supongo)... lo de siempre.
En la tele los voceras de la prensa de cloaca, tertulianos de la “escuela wyoming”, faltones e irónicos, trataban – como siempre – de justificar los desmanes de una partida de descerebrados con la demagogia manida y barata de los 400 euros, y lo de “son sólo unos pocos violentos”... violentos que sistemáticamente aparecen, que casualidad, en las reivindicaciones de determinado signo.
Las imágenes de ayer, en parodia cómica del mayo francés, presentaba a los “ninis” tocahuevos de siempre, con sus banderitas tricolores guerracivilistas haciendo lo de tirar la piedra y esconder la mano... o mostrarlas en actitud de “yo no he hecho nada”.
Pero ayer, la idea era bloquear el Congreso de los Diputados y, si se podía, como hacen siempre, irrumpir como una piara a boicotear un acto institucional.
Armados con la superioridad moral que les confiere el olor a sobaquina, esta partida de homínidos, reclamaba que les “devolviesen” un poder que – corríjanme si me equivoco – no han tenido nunca.
Es lo de siempre, ganar en algarada lo que se pierde en las urnas... democracia en estado puro para los que deciden quien es y quien no es “el pueblo”, para los que reparten los carnés de demócrata.
Según ellos la mayoría absoluta de Rajoy no está legitimada para gobernar... y quieren sustituirla por un gobierno mas legítimo a las ordenes de Cayo “padrecito” Lara o Gaspar “bocaclancla” Llamazares. Y a los votos del los ciudadanos que les den por donde amargan los pepinos, porque lo que es legítimo y lo que no, lo decido yo consultando con mis ladillas.
Y no faltaba ninguno.
Estaban los de Gordillo, los de Bob Marley, los de Stalin, los de Bakunin y los tontitos que se creían que iban a una manifestación pacífica... porque bloquear el Congreso de los Diputados es – a todas luces – una manifestación pacífica.
Y sucede que – curiosamente – yo estoy de acuerdo con el axioma de que Rajoy no lo está haciendo bien. Creo que aprieta a quien no debe y está dejando las reformas necesarias aparcadas en el limbo del “vamos a no hacernos daño”, que le falta valor, liderazgo, escrúpulos y vergüenza torera... pero jamas, que quiere decir nunca, iré a protestar de la mano de los australopitecus.
Porque hace ya mucho, pero que mucho tiempo, que dejé de creerme sus monsergas.