viernes, 7 de septiembre de 2012

La mujer del César

La mujer del César, no sólo tiene que ser buena, además debe parecerlo.
Nuestros ancestros exigían bondad a la “cosa” publica... nosotros sólo rogamos que mantengan la apariencia.
Y en España, ni eso.
El caso de la concejal y el vídeo porno, ha levantado toda suerte de comentarios desafortunados y, como en toda discusión celtibérica, mezclado cosas que no tienen nada que ver.
a) Dicen que el vídeo pertenece a su “vida privada”. Estoy de acuerdo... cada cual es muy libre de hacer el cimbel como mejor le parezca, siempre que no cause daño (de ningún tipo) a terceros, y
b) Dicen que el pavo que filtró el vídeo es un sinvergüenza y un delincuente. Estoy de acuerdo... e incluso yo añadiría que carece de gusto y de la mas elemental sensibilidad.
Pero en este preciso instante, dejo de estar de acuerdo con todo lo demás.
No me parece de recibo que esta mujer siga ejerciendo su concejalía y cobrando su sueldo de los impuestos de los ciudadanos porque:
a) Ella grabó el vídeo. No le hicieron la faena de grabarle sin su consentimiento. Ella lo grabó consciente y voluntariamente... y
b) Luego, según parece, lo sacó de su teléfono móvil y se lo envió por correo electrónico a otra persona. No le robaron el teléfono, se lo “hackearon” vía “bluetooth” o se apropiaron de la tarjeta de memoria donde estaba grabado el vídeo... ella lo descargó en un ordenador y luego lo mandó por correo electrónico.
El comportamiento de esta mujer es – como poco - el de una inconsciente.
Doy por sentado que no quería que el vídeo tuviese tanta trascendencia, pero si te grabas en pelotas y luego lo mandas por correo electrónico, no parece que estés evitando a toda costa la pérdida de control en la visualización del mismo.
Sucede – además – que si esta mujer no estuviese ejerciendo el cargo público de concejal, no habría pasado nada... este episodio hubiese quedado en una simple anécdota: la anécdota de la tonta que se grabó haciendo marranadas y lo supo todo el mundo.
Pero, dado que te han pillado “in fraganti” - querida mía - ten al menos la vergüenza de dimitir de tu cargo... no porque lo que hayas hecho esté mal y sea reprobable desde un punto de vista moral (allá tu con tu conciencia), sino porque eres un cargo público.
En Alemania un vicepresidente de gobierno se fue voluntariamente al paro  porque se pudo demostrar que plagió su tesis doctoral... dimitió, básicamente, por respeto hacia el votante.
¿Plagian los doctores las tesis de otros?. No le quepa a usted la menor duda, pues la tendencia a hacer trampas es innata en el ser humano, pero si a uno lo pillan... debe atenerse a las consecuencias. ¿no?
En España el “aforado” está por encima de la ley, cuando no al margen de ella, y eso es un lujo que una sociedad “decente” no se puede permitir.
Claro que viviendo en un país donde el político que roba no dimite hasta que hay sentencia en firme ¿qué se le puede exigir a esta tonta?