lunes, 5 de marzo de 2012

Rumbo a Cuba

Hay palabras difíciles de descifrar y palabras de una sencillez contundente.
Las palabras “prima de riesgo” encierran un significado que no está al alcance de cualquiera, pero la palabra “deuda” la entiende hasta el más torpe.
También entiende el mas torpe que cuando se tiene una deuda hay que esforzarse en pagarla.
Así lo hace uno con sus deudas: la hipoteca, el préstamo del coche, etc.
Por eso, cuando dicen que España tiene una deuda enorme, lo que nos viene a la cabeza es que nos esperan tiempos difíciles, porque las deudas, en los países civilizados, lo normal es pagarlas.
Para los que no pueden pagarlas existe el término “condonación”, pero eso sólo lo aplican los países pudientes a los países tercermundistas que, habitualmente, son incapaces de saldar sus deudas porque su tejido productivo es muy deficiente, porque viven inmersos en la corrupción política mas asquerosa, o por otros varios motivos que no vienen al caso.
En España, desde que el PP empezó a airear las alfombras y a encontrar facturas sin pagar que se remontaban al tiempo de las pesetas, a todos los españoles decentes nos ha quedado bien claro que el despilfarro que tenía que haber llevado a la cárcel a mas de un “gestor” del PSOE y a alguno que otro del PP (cuyas alfombras siguen tapando agujeros), vamos a tener que afrontarlo con sangre, sudor y lágrimas. Las medidas que el gobierno tome al respecto serán mas o menos eficaces, pero si van encaminadas a saldar la deuda... van por buen camino.
Como ya he dicho en otras ocasiones, lo que me sacaba de quicio del PSOE eran esas “subvenciones-a-nosotros-mismos” que se daban con cualquier excusa (aunque esta fuera de lo mas peregrino y pintoresco). Porque esas subvenciones se estaban dando cuando la deuda de España era monstruosa y teníamos problemas para pagar entre otras cosas, porque Solves y Zapatero malvendieron una parte importante del oro del Banco de España para gastarse la pasta en proyectos absurdos. (¿Se acuerda alguien de aquello?)
Zapatero y sus inútiles de cuota negaron la evidencia de una crisis sin precedentes para seguir perdiendo el tiempo mientras llenaban de dinero público sus cuentas corrientes y las de sus amigos.
Y ahora, señores mios, hay que pagarlo.
Se me ocurre que podríamos responsabilizar civilmente a los que votaron a Zapatero la segunda ocasión que se presentó a las elecciones... porque la primera vez nadie sabía como era, pero tras cuatro años de estupideces y sectarismo, a nadie en su sano juicio le cabía la menor duda acerca de cómo era el gachó del arpa. Desafortunadamente para mis planes, el voto es secreto y, a juzgar por las declaraciones que hacen progres ahora, parece ser que a ZP – en esa segunda ocasión - no lo votó nadie (¡Que cosas!, ¿verdad?)
Ahora Rubalcaba “el renovador” dice que hay que tomar la calle porque no se puede consentir esto o aquello... y le echa la culpa a la Conferencia Episcopal que es, a juicio de la izquierda, la responsable de todos los males que nos aquejan.
Tras todo esto se esconde una realidad que pocos quieren aceptar: que la izquierda marxista (y en España no existe otra) se encuentra muy a gusto en los países del tercer mundo. En ellos hace y deshace sin importarle un comino lo que opine el resto del mundo y ese pozo de cieno que se hace llamar ONU.
Si, es así.
El sueño de los sociatas no es llevarnos a la vanguardia de Europa, es sumergirnos en una república bananera gobernada por ellos.
Por eso reaccionan como reaccionan y tratan de “helenizar” la situación.
Si nos echasen de Europa y entrásemos en el tercer mundo, podríamos pedir que nos condonasen la deuda... esa es la solución a la que parece que quieren conducirnos.
Apestan a banana.