lunes, 8 de noviembre de 2010

Vestiduras rasgadas

Resulta que el Papa ha dicho que no es partidario del aborto, la eutanasia y el matrimonio homosexual… ¿Es que alguien esperaba que dijese otra cosa?
Porque por los titulares de la prensa uno puede llegar a la conclusión de que nuestro cuarto poder (el de las cloacas) esperaba otro tipo de declaraciones.
Yo – que me considero católico – me veo afectado por las declaraciones del Papa que, para nosotros, es el representante de Dios en la Tierra.
Me afecta lo que dice el Papa porque de forma consciente y voluntaria he decidido pertenecer a este grupo que acata la palabra del Sumo Pontífice y lo reconoce como guía de la cristiandad.
Si usted no pertenece a ese grupo (bastante más numeroso que otros con mucho más predicamento para este gobierno) lo que diga o deje de decir el Papa le tiene que traer al paido.
Pero en España, donde no cabe un tonto mas, hay a quien le molesta que el Papa hable.
Y lo mas gracioso es que los que se mosquean porque Benedicto XVI se dirija a sus fieles son los que dan lecciones de ciudadanía.
Las televisiones al servicio de ZP han dedicado tiempo a mostrarnos el centenar escaso de personas que se manifestaron en la Plaza Universidad en contra de la visita del Papa… de los doscientos cincuenta mil que se desplazaron desde otras partes de España para estar cerca de Benedicto XVI no dijeron gran cosa… pero eso sí, se escandalizaron de que el Papa dijese lo que dicen los Papas (todos los Papas sin excepción)
Simultáneamente a la visita del Papa, un teniente de la guardia civil, actuando en contra de la ley, cumpliendo órdenes que implican realizar un hecho delictivo, impidió el acceso de un pequeño grupo de ciudadanos a la misa de once en la basílica del Valle de los Caídos.
Yo espero que a este benemérito le metan un tubo que lo crujan, para ver si en lo sucesivo se resisten a acatar órdenes que impliquen la vulneración de derechos de los ciudadanos… y que al que ha dado las ordenes pertinentes (Delegado del Gobierno), lo lleven a los tribunales por abuso de autoridad y por pasarse el código penal por el forro de sus inexistentes.
Porque estos comecuras impresentables, en una democracia, sobran.
Y en una democracia “comme il faut”, el Papa puede decir lo que quiera.
Y si no te gusta – tontito mío – te aguantas, que yo tengo que aguantarme cuando veo por la tele al último genocida en libertad (Santiago Carrillo) diciendo memeces y mintiendo como el bellaco que es.
En eso consiste la libertad de expresión… algo que, como cualquier ejercicio de libertad, molesta enormemente a nuestra izquierda.