martes, 13 de julio de 2010

Estupor


Prueba inequívoca de que la economía española va por buen camino, que somos un país fuerte y solidario, que los brotes verdes son ya tallos de roble, es que la selección ha ganado el mundial.
El gol de Iniesta lo ha marcado Zapatero y el de Pujol es obra de Leire Pajín... Maria Teresa Fernandez de la Vega ha estado impresionante en Wimbledon y a Pepiño Blanco, sobre una moto, no hay quien lo gane.
Todo va “dabuten” (dicho sea en dialecto Aido)... así que Mariano lo tiene crudo en las próximas elecciones, razón por la cual tiene que ser mas responsable y coherente y mantener la boca cerrada bajo esa barba de pirata caribeño.
Los que hace tres meses te llamaban “facha” si te veían con una bandera española en la mano ahora cantan eso de “yo soy español, español...” y se ponen el rojo y el gualda hasta en los calzoncillos.
En el oasis catalán, donde ninguna corrupción se ve a disgusto, una masa similar a la que salió con la senyera (la cuatribarrada con pizcas de azul o rojo y estrellas solitarias), pero mucho mas espontánea, sin esemeeses de “pásalo” ni convocatorias oficiales, llenó de ruido y banderas españolas la Diagonal, la Gran Vía, la Plaza de España, la calle Balmes... un espectáculo que yo, en  el medio siglo que llevo vivido, no recuerdo haber presenciado.
Y mi espíritu se debate entre la complacencia, el estupor y la indignación.
Me indigna que este gobierno de tocapelotas se apropie hasta de las buenas obras del Papa, se apunte a éxitos en los que no tiene parte alguna y los use para narcotizar al populacho.
Me indigna la respuesta unánime de la pijo-progresía, que se ha manifestado “desconfiada” ante las manifestaciones de patriotismo de los españoles. Estos anormales que son capaces de ondear cualquier trapo, les da un “yuyu” cuando ven en manos de un adolescente una bandera española... hablan de razón y sentimiento (¡serán cínicos!) y dicen ver en esos jóvenes reacciones estomacales, impulsos de entraña.
Para esta gentuza (Reverte dixit) que lleva años defendiendo una ideología que le ha costado en el pasado siglo al mundo mas de cien millones de muertos (sólo entre China y Rusia, guerras aparte), es preocupante que un ciudadano español se sienta orgulloso de ser español... porque su selección ha ganado un campeonato. No son mas tontos (y mas malos) porque no entrenan.
Me produce estupor que nuestra sociedad se movilice ante el fútbol y no lo haga ante ninguna otra cosa. Que vea impasible como se desbarata España en manos de Ali-ZP-babá y sus cuatrocientos mil ladrones y no sea para salir a la calle a ondear esa misma bandera que ahora cuelga en los balcones de cualquier edificio.
Dentro de unas semanas, cuando las aguas hayan vuelto a su cauce, volveremos a soportar que nos llamen “fachas” por llevar la bandera en la solapa... de eso se encargará el cuarto poder en pleno (salvo honrosas excepciones) y los amamantados de la PSOE.
Y por último, la complacencia, porque no puedo evitar emocionarme cada vez que veo ondear esa bandera en manos de un hombre, una mujer o un niño... porque una vez juré verter por ella hasta la última gota de mi sangre, y porque – Dios no lo quiera – si he de cumplir ese juramento, estoy dispuesto a hacerlo.