jueves, 27 de septiembre de 2018

El síndrome de Fausto

Es un argumento recurrente en las películas el que nos muestra a una persona que comete un pequeño delito y se ve engullido - como consecuencia de ello - en una cadena de acontecimientos que le llevan a cometer acciones inimaginables...
Sin llegar a extremos de guión cinematográfico, es relativamente frecuente encontrarse con muchachos que en algún momento de sus vidas han tomado malas decisiones, aconsejados por malos amigos o por no haber meditado las consecuencias de sus actos, y se encuentran en callejones sin salida o a punto de hacer alguna barbaridad.
El marido de la señora Gómez, cegado por su ambición, y en la creencia de que ser Presidente del Gobierno de España le convertiría en jeque árabe (al uso que hace de nuestros impuestos me remito), firmó su particular pacto con Mefistófeles.
Este diablo menor de la mitología germana que basaba su existencia en la recaudación de almas y que con tanta habilidad se hizo con la de Fausto, anda suelto por Cataluña y lleva un lazo amarillo en la solapa.
Como el personaje trajicómico que da pié a la ópera de Arrigo Boito, Fausto Sánchez está en la actualidad preso de sus malas decisiones.
No estoy diciendo que le importe, estoy diciendo que cuando sale con la voz engolada a decir que su gobierno no se somete a chantajes, miente.
Que no le importa es evidente.
Por lo pronto, teniendo en España liada una de órdago a la chica, se ha lanzado a una incomprensible gira internacional para hacerse fotos (él y la Bego) con todos los presidentes que se pongan a tiro de una Nikon o una Hasselblad (que diría Serrat).
Y ya que estamos subidos al avión y que puedo alojarme en hotelazos, me visito toda la Sudamérica que importa... es decir Cuba, Venezuela, Bolivia... sin dejarme ninguna de las dictaduras corruptas del hemisferio sur donde - como no - tengo a todos mis amiguitos y correligionarios.
Cuando se canse de hacer el millonario saudí, volverá a España para pagar sus deudas con los separatistas que de un tiempo a esta parte no paran de recordarle que está donde está gracias a su apoyo.
Los amigos de Mefistófeles también se están esforzando mucho por hacerle caer en la cuenta de que si le retiran su apoyo, la carroza de la cenicienta se convertirá en calabaza... algo que - aunque el marido de la señora Gomez lo niegue - es un flagrante chantaje.
El jefe del gobierno bonito, ese conjunto de incompetentes incapaces de superar el supuesto listón ético que ha llevado a este okupa a la Moncloa, va a tener que tomar muchas nuevas decisiones... y que quieren que les diga, no me llega la camisa al cuerpo.
¿Pagará Sanchez sus deudas?. Si, no les quepa duda.
¿Nos llevará a un callejón sin salida?. A estas alturas de la película yo tengo una certeza absoluta.
¿Porqué? Porque su ego está muy por encima de los intereses de la Nación... y si se me permite decirlo, a muchos puntos de su inteligencia.
Víctima del síndrome de Fausto, Pedrito está en el camino de hacer cualquier barbaridad...
Pero que le vamos a hacer... es lo que puede esperarse de un doctor incapaz de escribir su propia tesis doctoral.