lunes, 9 de julio de 2018

Ocupando el centro...

El "centro" suena bien.
Cuando alguien desea que lo dejen tranquilo dice ser "de centro".
La derecha al completo se manifiesta "de centro"... algún valiente incluso dice ser "de centroderecha", pero inmediatamente aclara que tira mas al centro que a la derecha, porque aunque es un poco de derechas, es muy "incluyente" y "transversal".
Y ser "de centro" no está mal siempre y cuando estemos hablando de "moderación", pero en España, desgraciadamente, cuando hablamos de "centro", hablamos de equidistancia.
Se suman al "centro" los que carecen de principios y creencias, los que "no son muy de banderas", los que esperan a conocer las estadísticas antes de dar su opinión de las cosas, los que aquejados de un relativismo enfermizo carecen de pilares sobre los que asentar su vida... el hombre light, blandito, incapaz de mantener una postura que le obligue a nadar contra corriente.
Y en España son legión.

Sin embargo, eso no le pasa a la izquierda.
Un hombre de izquierdas, haciendo una concesión, dirá que es de centroizquierda... y sólo cuando se vea forzado a distanciarse de la ETA, el Grapo, Bildu, Podemos y las demás formaciones de ultraizquierda, gamberra a veces, asesina otras, antisitema siempre, que campan por la piel de toro sin que nadie ponga freno a sus delirios y desmanes.
La izquierda está orgullosa de serlo... se sabe autorizada, buena, pura, elegida para el gobierno.
La izquierda no tiene nadie a su izquierda, justifica a la ultraizquierda cuando hace falta, es comprensiva con el asesino y dura con sus victimas (y a los hechos de ETA/Bildu/Batasuna me remito).
La izquierda decide lo que debes decir, pensar, hacer, votar... al margen de la verdad o la realidad y sin respeto alguno por el ciudadano.
Por decidir, decide hasta sobre lo que ya ha pasado, lo que pasó hace ochenta años o cuatrocientos... manipulan, imponen, amenazan, insultan... sin pudor ni freno porque son de izquierdas, y eso les coloca por encima de leyes humanas y divinas.
Cuando un juez hace algo que no les gusta lo machacan, publican la dirección de su casa, las fotos de su mujer y sus hijos, le hacen escraches, le calumnian en los medios de la telebasura que - por desgracia - empieza a abarcar todo el espectro televisivo... cometen delitos de los que salen impunes.
Cada vez que la izquierda hace un exceso me asalta la misma duda... ¿Qué habría pasado si esto lo hace uno de "derechas"?
Cristina Cifuentes se vio forzada a dejar su cargo por falsear su curriculo... Desde entonces hemos sabido que muchos políticos de izquierdas (Pedro Sánchez entre otros) han hecho lo mismo, pero ninguno ha dimitido... ellos pueden hacer lo que quieran porque heredan la legitimidad, son el pueblo elegido.
En dos semanas de Gobierno de Pedro Sánchez se han hecho mas cambios sustanciales (caiga quien caiga) que en ocho años de gobierno de centroderecha... favoreciendo a los que dinamitan la convivencia, a los psicópatas del discurso del odio, a esos que quieren erradicar a los que no piensan como ellos. Todo un ejemplo de virtud democrática.

Ahora, el PP, tras el fracaso del cobarde de las barbas, del gallego holgazán, del "gestor de los tiempos" sin plazo para decidir, del aplicador de medias tintas, cuando se enfrenta al peor panorama electoral que ha tenido nunca, trata de refundarse, de recuperar el tiempo dilapidado y la confianza de su votante natural que lleva ya varios años votándole con la pinza en la nariz... y ¿saben de que se les llena la boca?, "de centro".
Los que no hemos tenido la suerte de nacer de izquierdas estamos perdidos...
Y el PP también.