domingo, 27 de mayo de 2018

Democracia a la española

Siempre me ha parecido la Democracia un mal menor... ya sé que escandalizo cuando escribo estas cosas, pero como asumo que escribo para seres pensantes, capaces de apreciar matices donde solo parece haber colores primarios, seguiré escandalizando un poco.
Indudablemente, en un colectivo formado por hombres buenos y sabios, la democracia sería un régimen idóneo, pero en cualquier otro colectivo está abocada al fracaso.
Y usted y yo sabemos que ese colectivo de hombres buenos y sabios, no se da en ninguna parte del mundo, por lo que en las democracias - y la española no es una excepción - se aprecian dolorosas imperfecciones.
De hecho, en muchas partes del mundo, se matiza su definición mediante el uso de apellidos. Así, hablamos de democracias cristianas, populares, representativas, liberales, directas... añadiendo todo tipo de cosas que maquillan el concepto original hasta hacerlo irreconocible.
Especial mención hago al término "popular" que en una democracia - de ser así - debería ir acompañado de un "valga la redundancia", dado que si una democracia no es "popular", simplemente no es democracia... curiosamente, este termino se acuña en la izquierda para definir a esas dictaduras liberticidas que tanto complacen a nuestros progresistas de guillotina.
Y eso es así, porque hasta los mas fervientes defensores de la democracia como sistema, saben que darle la capacidad de gobierno al pueblo es una irresponsabilidad... y es inviable.
Le parecerá a usted que exagero, pero no lo hago. ¿A asistido usted a alguna reunión de una comunidad de vecinos donde el quorum supere veinte personas?... pues eso.
Se da por sabido que una democracia "comme il faut" debe existir (al menos) el sufragio universal, la separación de poderes, y la igualdad de los hombres ante la ley... pero en nuestras democracias, todas estas cosas están convenientemente matizadas.
El sufragio universal en España es de tal manera que dependiendo de la circunscripción en la que votes, tu voto vale mas o menos.
De hecho, dejamos que partidos políticos que manejan algunos cientos de miles de votos y que sólo se presentan por su circunscripción, obtengan una representación parlamentaria a nivel nacional que - se mire como se mire - es un insulto al concepto de "un hombre, un voto".
El sistema electoral español es - por decirlo suavemente - muy imperfecto.
En cuanto a la igualdad de los hombres ante la ley, me da la sensación de que eso tampoco es así exactamente.
Y no estoy hablando de la impunidad de los poderosos (algo inevitable en cualquier régimen que diseñemos), hablo de 17 parlamentos legislando como les parece bien sobre cosas que no deberían tocar... de las "leyes viejas" y los "fueros" visigodos, mejor no hablemos.
Precisamente en las zonas donde se reconoce constitucionalmente que los españoles son diferentes (un catalán o un vasco de un murciano) es donde mas abusos legislativos se producen y donde menos amparo judicial tiene un ciudadano.
Eso sin contar la cantidad de trabajo que supone deshacer los entuertos jurídicos que generan unos parlamentos repletos de ignorantes, ya que en España, para ejercer la política, no es necesario ni siquiera haber cursado estudios elementales (muy democrático a la par que absurdo).
De modo que, en igualdad de los hombres ante la ley, y lo digo con pesar, también suspendemos.
La "independencia de poderes" en España desapareció en el mismo momento en que permitimos a nuestros políticos poner sus interesadas manos en los nombramientos de las cúpulas judiciales... al desaparecer la frontera que separa al poder legislativo del judicial, desapareció la posibilidad de evitar los abusos políticos.
De nuevo es preciso admitir que, en separación de poderes, tampoco llegamos al aprobado.
Para más inri, nuestros partidos políticos (sin excepción), se ven a diario involucrados en casos de corrupción y nepotismo.
Ahora le ha tocado al PP... pero eso es sólo porque meterle mano al PSOE y a la extinta Convergencia y Unión no parece estar en la agenda de sus señorías.
Lo robado y malversado entre el caso ERES, el caso EDU, el 3% catalán y el "prusés", supera de forma escandalosa (en múltiplos de diez) la cuantía de lo detraído por toda la Gürtel... ¿o no?
Hasta los "nuevos partidos" están empezando a hacer aguas y a comprarse chalets...
Por ello, si tuviese que definir lo que sufrimos en España, sin duda elegiría el término "cleptocracia", pues creo que se adapta mucho mejor a lo que tenemos que "democracia constitucional".
Y en este caldo de cultivo, el partido mas corrupto de España, a las ordenes de ese político cuyo único objetivo en la vida es pasar una temporadita en la Moncloa, cueste lo que cueste, caiga quien caiga, va a presentar una moción de censura por "corrupción" al partido que hace como que gobierna.
En su línea, la izquierda española, merecedora del poder por definición programática, intenta llegar al gobierno (cuando está en la oposición) por cualquier método que, preferiblemente, no pase por las urnas.
Pedro el solo guapo pretende "gobernar un poquito" hasta la convocatoria de elecciones.
Supongo que piensa que en unos meses será capaz de deslumbrarnos con su carisma y capacidad de liderazgo y conseguir - de este modo - salir de esa minoría absoluta que ahora mismo regenta.
Antes de esto nos llevó a unas segundas elecciones con su "no es no"... una falta de respeto a los electores y un gasto innecesario en unos tiempos de angustia económica.
Que la ambición personal de Pedro está muy por encima de los intereses de España tiene demostración matemática en forma de suma de escaños.
Para que su moción salga adelante debe contar con Podemos y Ciudadanos (algo que ya constatamos que no funciona) o con la asociación de traidores, rebeldes y malhechores... un apoyo que - lo sabe hasta el mas tonto - sólo beneficiará a los que quieren destruir España.
No soy "fan" de Mariano Rajoy ni del PP, no deseo que sigan gobernando porque (en mi opinión) lo están haciendo muy mal, pero al poder debe accederse por las urnas... y de ninguna otra manera.
Hace unos días Pedro "el hueco" se ofreció a echar una mano con el problema catalán...
Lo que no podíamos imaginar es que esa mano iría al cuello de los españoles.