viernes, 1 de junio de 2018

El bien común

En las últimas horas he podido constatar algo que me venía maliciando desde hace años... que nuestros políticos viven en una realidad paralela.
Estoy dispuesto a admitir que en todos los subconjuntos sociales se producen distorsiones de la realidad, debido - principalmente - a la realimentación que el grupo produce sobre el individuo.
Para ilustrar esta afirmación les contaré un chascarrillo que solía contar mi padre y que (como muchos chistes) encierra una gran sabiduría.
En un colegio carísimo, de esos que solo están al alcance de millonarios, el profesor de lengua les puso como deberes a los niños que hiciesen una redacción sobre la pobreza. 
Al día siguiente, al azar, el profesor fue pidiendo a algunos niños que se pusieran de pié y leyesen su redacción en voz alta. Las redacciones eran todas bastante parecidas... hasta que se levantó una niña a leer la suya. 
La redacción empezaba así: "Era una familia tan pobre, tan pobre, tan pobre, que el mayordomo era pobre, la cocinera era pobre, el chófer era pobre, el jardinero era pobre..."
A nuestros políticos les pasa algo parecido.
Y yo lo entiendo perfectamente, no me gusta pero lo entiendo.
Para empezar los políticos en España (mire usted) salen de entre los españoles.
Quiero decir con esto que pertenecen a un pueblo capaz de asumir que sus representantes roben, mientan y cometan delitos.
Y cuando digo que somos un pueblo capaz de asumir esto, no estoy hablando de resignarse al hecho de que la carne es débil y sufrir silentes la naturaleza humana de nuestros representantes, estoy hablando de - a sabiendas de ello - votarles reiteradamente.
Dirá usted que simplifico mucho el problema, y probablemente tendrá razón, pero no puedo negar esta evidencia.
Mientras a Bill Clinton le montaban la internacional porque se dejaba querer por una becaria entradita en carnes, en España, Alfonso Guerra empleaba el jet de presidencia para ir a ver a su amante los fines de semana... y no pasaba nada.
Su majestad el Rey emérito - tan campechano él - se ha llevado décadas protagonizando escándalos de diversos tipos... y nunca ha pasado nada.
Felipe González - mister X para los amigos - las hizo de todos los colores y se fue del Gobierno de España (acosado por la corrupción) siendo multimillonario... y ahí lo tienen.
De los Gobiernos del PP y sus relaciones con la mafia de los Pujol (que ya con el caso Banca Catalana tenían que haber pasado por Estremera) no necesito contarles mucho... y no pasó nada.
Malaya, ERES, EDU, Campeón, Gürtel, 3%, Palau... es evidente que en el entorno "politico" nuestros representantes han obrado durante años en la creencia (fundamentada en las urnas) de que gozaban de impunidad absoluta.
También es preciso reseñar que una importante parte de ellos carecen de experiencia laboral.
En muchos casos su "trabajo" ha sido siempre la política.
Ingresan muy jóvenes en las estructuras de los partidos y van medrando en ellas hasta que alcanzan el escaño... no conocen otro mundo.
Como su capacidad de análisis está seriamente mermada por el hecho de que han estudiado poquito (la política es muy exigente y deja poco tiempo a los libros) necesitan cohortes de asesores... que además, por norma general, son elegidos en base a parentesco,  relaciones de amistad o adhesión a la causa.
Y no se que es peor, que necesiten asesores (algo que puedo entender) o que el asesor precise a su vez que le asesoren porque su condición de familiar, amigo o correligionario no le faculta para el puesto.
Con todo esto quiero decir que cuando un político se ve forzado a dejar su poltrona, o ejerce de florero en algún consejo de administración (de esas empresas que obtienen ventajas económicas por avenirse a la colocación de sus señorías), o se come los mocos en el mercado laboral.
Son "profesionales" de la política... pero en el sentido peyorativo de la expresión.
Prueba de la anterior afirmación es la sorprendente cantidad de ellos que podrían militar en un partido u otro sin que causase la menor sorpresa al respetable...
A lo largo de los años, la política en España se ha ido convirtiendo en refugio de francotiradores y maleantes... de hecho es una de las "profesiones" peor valoradas en las encuestas.
Este es el entorno... en él se desenvuelven, este es el ambiente que genera la distorsión.
El ejercicio de la política es un servicio a la sociedad, no tiene otra finalidad que buscar el bien común... y es dolorosamente evidente que en nuestra clase política no se toma en serio esta afirmación.
El bien común ha pasado en España a segundo o tercer plano hace ya mucho tiempo. Vivimos en un país en el que los intereses bastardos de sus señorías están muy por encima del servicio a España.
Mariano se aferra al poder con una terquedad inexplicable, Pedro es esclavo de su ambición personal hasta lo ridículo, Albert ya ha perdido la noción del numero de barajas con las que juega, Pablo está dispuesto a cualquier cosa con tal de pisar moqueta... De los nazis catalanes y vascos que gracias al exceso de representación parlamentaria, viven exclusivamente de la extorsión desde hace décadas prefiero no hablar...
El espectáculo que hemos presenciado con esta moción de censura es para salir corriendo de España.
¿Que se ha buscado con esta moción de censura?, yo se lo digo, cualquier cosa menos el bien común.
Desde que desenterraron a Dalí, todo se ha vuelto surrealista.
¡Que Dios proteja a España!, porque lo que tienen que protegerla no están por la labor.