lunes, 24 de mayo de 2021

El Conflicto (2)

Solemos cometer el error de juzgar el comportamiento ajeno con los parámetros que usamos para evaluar el nuestro.
Marruecos no es un país occidental, ni una democracia ni nada que pueda parecerse remotamente a lo que tenemos aquí.
Y les pongo un ejemplo.
La mayoría de edad en Marruecos se alcanza cuando tienes 20 años.
Esa es la mayoría de edad “legal”, pero la cultura islámica asigna esa mayoría cuando cumples 15.
No es algo exclusivo del Islam, en Méjico, por ejemplo, se celebra “la fiesta de los 15 años” y se viste a las niñas de princesa de cuento para celebrar su paso de la infancia a la edad adulta.
Algo parecido sucede en muchas zonas de Africa donde diferentes ritos marcan el abandono de la infancia… en el Africa animista, en el Islam y en unas cuantas culturas más, la adolescencia, simplemente, no existe.
En el mundo islámico con quince años ya tienes edad de abandonar tu casa y dedicarte a hacer lo que hacen “los hombres”, sea lo que sea que hagan los hombres.
Cuando llamas “menor” a un bigardo bereber de 17 años, según sus parámetros, le estas insultando.
Otro concepto que en Marruecos tiene sus peculiaridades es el “Estado de Derecho”.
No quiero decir con esto que no tengan leyes, policía y jueces… “haberlos haylos”, pero la justicia y la ley no alcanza a todo el mundo ni lo hace de la misma manera.
La dinastía alauí, a la que pertenece Mohamed VI, no está unicamente por encima de las leyes civiles, sino que además tiene – en una religión que carece de Papa – un papel religioso similar al que tiene Carlos de Inglaterra con la iglesia anglicana…. como los magrebíes descienden de Fátima (la hija de Mahoma) pueden ir un poco a su bola entre los sunitas.
La familia de Mohamed VI, además, es propietaria de muchísimas cosas en Marruecos.
Posee tierras, industria, estructura financiera… Marruecos tiene apariencia de democracia parlamentaria pero se asemeja mucho mas a una monarquía absolutista.
Es un Sultanato convertido en Reino.
Añádase a eso el sueño marroquí de crear el Gran Marruecos que se come el Sahara, Mauritania y parte de Argelia para convertirse en el Estado Africano fundamental… un sueño ambicioso para un país que tiene algunos años mas que el firmante de este artículo, pues Marruecos se crea en 1956, no lo olvidemos.
Dicho esto, en esta crisis cuyo detonante ha sido el Covid-19 y la excusa el “insulto”, pues así lo contemplan ellos, que ha supuesto hospitalizar en la Rioja al genocida Brahim Ghali, pretender que el gobierno Marroquí no se comporte como Alí Babá y sus cuarenta ladrones, es demasiado pedir.
Digo que la crisis la ha generado el Covid-19 porque si a nosotros, que estamos respaldados por una estructura flexible de generación de riqueza y el apoyo financiero de nuestros socios, el virus nos ha sumido en una crisis económica que ya veremos como acaba, no quiero contarles lo que ha pasado en Marruecos.
Y como la monarquía necesita dinero, tira de sus recursos naturales en lo que ellos consideran “presión diplomática” y nosotros, acudiendo al diccionario, llamamos "chantaje mafioso".
La única baza que puede jugar Marruecos en Europa es la de servir de frontera migratoria y, conscientes de ello, obtienen beneficios de todo tipo en forma de tratados comerciales y pagos directos para “reforzar su frontera”, como si la defensa de la frontera de Marruecos fuese responsabilidad de Europa.
Y lo cierto es que Marruecos no necesita dinero para reforzar su frontera, porque puede usar la violencia en la medida que le parezca conveniente contra el que pretenda violarla.
Y le pongo un ejemplo: si usted fuese un subsahariano que está en la frontera de Melilla, ¿con quién preferiría bregar, con la policía marroquí o con la Guardia Civil?
¿A que adivino la respuesta?.
Y eso es lo que hay.
Siempre he pensado que si los subsaharianos le temiesen mas a la Guardia Civil que a la policía marroquí, esta situación estaría moviéndose en otros parámetros.
Así que no le den vueltas.
Marruecos, que trata como tratan los sultanes a sus súbditos, nos ha mandado no se sabe cuantos miles de personas, entre inmigrantes y vecinos de frontera para que Sánchez haga lo que se espera de él: pagar el rescate.
Quizá deberíamos intentar recuperar ese dinero sacándolo de las subvenciones que damos a los súbditos de Mohamed por venir a España a chuparnos la sangre, porque el que viene a trabajar no las necesita.
Y ya puestos, si entran en mi casa por la ventana, lo suyo sería que saliesen por el mismo sitio.
Pero eso es racismo y xenofobia, ¿no?