miércoles, 17 de febrero de 2021

Cristales rotos

Son malos tiempos para ser un contenedor de basura, un cajero automático o un escaparate.
Especialmente si vives en una de esas zonas de España donde el vandalismo no se ataja de la forma tradicional que, dicho sea de paso, es la única que existe para atajarlo.
Pablito Hasel, ese saco de mierda con micrófono que salió huyendo de España cuando tenia que hacer frente a la primera de sus cuatro condenas, se encerró (muy valiente el muchacho) en el rectorado de la universidad de Lérida para tratar de evitar su detención "apelando a sagrado" como hacían los maleantes del medievo con las catedrales.
Sabía bien donde se metía porque las universidades públicas se han convertido en las pocilgas donde los "antifas" hozan a sus anchas con la complicidad, cuando no el apoyo, de sus profesores.
Lo que intentaba convertir a la Universidad en un templo de la razón, ha derivado en el basurero que acoge, porque no hay otra, a cualquier zumbado (terraplanista o no) dispuesto a prenderle fuego a un archivador o a tirar una mesa de despacho por unas escaleras.
No hay inadaptado, frustrado, inculto, inempleable, tarado hasta el corvejón, o eunuco que no se encuentre en su salsa rompiendo y quemando cosas con cualquier excusa.
El rectorado de la universidad ha quedado como un campo de batalla... vandalizado por los que consideran que la "libertad de expresión" es defender a un pobre bastardo que, a falta de cualquier otro mérito, se gana la vida escupiendo mierda, alimentando el odio de la chusma y agrediendo a la gente... pues no hay que olvidar que a este bicho - a dia de hoy - se le detiene entre otras cosas por dos agresiones, una a un testigo y otra a un periodista.
La CUP, ese movimiento que en cualquier país democrático sería perseguido por terrorismo, se ha puesto a la cabeza de su defensa llamando a su piara a la kale borroka que es, para estos niñatos mimados por la absurda y débil democracia española, la forma natural de expresarse.
Y ha sido en Cataluña.
Mi Cataluña, mi tierra natal, el lugar donde crecí, ese sitio donde - se supone - hay gente tenaz, trabajadora y con "seny" (sentido común).
Y a la vista de lo expresado y del resultado electoral, no cabe otra cosa que concluir que lo expuesto en el párrafo anterior es fruto de una acertada campaña de marketing, porque la realidad es que - como sociedad - cada vez hay menos por donde cogerla.
En la tierra del sentido común la CUP ha ganado cinco diputados y Ciudadanos ha perdido treinta.
Es cosa del sistema electoral y la abstención, dirá usted con mucha razón... pero los hechos son los hechos.
Los que votaron a Ciudadanos han cambiado el voto o se han quedado en casa, parte por culpa de Ciudadanos, parte por culpa del COVID-19, parte por culpa de la sensación de desánimo que invade a cualquiera que tenga dos neuronas y viva en lo que desde hace ya demasiado tiempo es "el oeste del rio Pecos".
El efecto "Illa" ha sido que el PSC ha ganado 44.000 votos - eso si - en sitios clave... pero 44.000 votos en un contexto de siete millones de votantes.
De nuevo, los zumbados de Catadisney, los ladrones confesos del "prucés", los multi-imputados del separatismo del 3%, van a gobernar en "la patria del meu cor".
Lo siento por la mucha buena gente que allí conozco.
A los demás: disfruten lo votado.