viernes, 7 de febrero de 2020

Soñarrera

Estoy deseando despertar agitado y sudoroso, con el corazón en la boca, de este mal sueño en el que está sumida España. Despertar y, tras esos intensos pero breves momentos de desconcierto, poder decir: "Uf... ha sido solo una pesadilla".
Y digo esto porque la realidad esta empezando a caer en un absurdo onírico en el que nada está en su sitio y, día a día, se suceden situaciones que Kafka podría plasmar con la maestría que a mi me falta.
Yo sé que de Pedro Sánchez no se puede esperar otra cosa que traiciones, indignidades, mentiras y despilfarro... no da para otra cosa.
De modo que cuando se entrevista con delincuentes como si fuesen jefes de estado, no deja de hacer lo que cabe esperarse de él: el ridículo político y la mayor de las indignidades como presidente del gobierno de España.
Me deprime pensar que mis conciudadanos se han tragado las patrañas de estos trileros... pero "el pueblo" es así. El votante español es mentalmente equiparable a un niño de doce años... debido fundamentalmente al mecanismo que usa para emitir su voto: eludir toda razón para entregarse a sus odios más atávicos.
No es que haya más tontos que botellines (que los hay), es que "el pueblo" nunca va a dar más de sí por una cuestión puramente estadística... siempre habrá más tontos que listos, muchos más borregos que pastores, muchos mas puercos que porqueros... 
En una democracia, señores, esto es lo que hay.
Es cosa de resignarse al hecho de que los votos los acumulan los encantadores de serpientes.
Apelar al odio o al miedo da mejor resultado que apelar a la razón... porque todos son capaces de odiar y sentir miedo, pero pensar no está al alcance de todos y es - además - muy cansado.
Nuestra política, como nuestro ejército, nuestra judicatura o nuestra Iglesia, se nutre del pueblo al que sirven, si el pueblo está a por uvas, veremos recolectores en todas ellas... la única diferencia que cabe resaltar entre los estamentos mencionados, es que sólo en uno de ellos se puede sobrevivir sin estudios, lo que hace de él el sumidero de lo menos granado y digno de nuestra sociedad.
Y es - precisamente - el que toma las decisiones y maneja el erario.
A nuestro políticos se les llena la boca de "democracia" (y de moralina de lo políticamente correcto) cada vez que abren la boca, pero ni creen en ella ni están dispuestos a ejercerla.
De hecho, en nuestro maravilloso sistema democrático, el consenso de todos menos uno, ha decidido excluir a la tercera fuerza política española de la dirección de las comisiones parlamentarias.
En su concepto de democracia, un partido votado por unos cientos de miles de españoles (o anti-españoles) tiene mas derecho a la representación parlamentaria que uno votado por varios millones de ciudadanos.
Esto es un comportamiento perfectamente explicable en la izquierda española que - paso a paso - va dejándonos claro que su modelo es el de las narco-dictaduras comunistas, pero que PP y C,s hayan tragado con esta rueda de molino se me hace del todo incomprensible.
El centro "guay" hace ya tiempo que se está diluyendo en las brumas de las urnas porque frente a la izquierda radical, representada por el PSOE, y la narco-ultraizquierda que abandera Podemos, no puede crearse un espacio de moderación política y consenso.
El consenso se produce cuando hay ganas de consensuar, algo que en la izquierda española es una actitud calificable de utópica.
Hoy en día, apuntarse al centro "cool" de la indefinición y la equidistancia ideológica es un error que se paga (y a las pruebas me remito) con la desaparición política.
Cuando Vox sea la segunda fuerza política del parlamento y lidere la oposición ¿Seguirán los de "España suma pero no con todos" inmersos en este juego?
Que alguien me pellizque y me saque de esta pesadilla.