viernes, 26 de abril de 2019

La culpa es tuya

Desde que Pedro Sánchez se hizo con las riendas del PSOE, no ha habido consulta en la que no haya perdido unos cuantos diputados... en el 2008 (la incomprensible segunda legislatura de Zapatero) el PSOE alcanzó los 169 diputados, de ahí pasó a tener los 110 diputados de Rubalcaba en 2011 (cuando Rajoy obtuvo la mayoria absoluta mas desaprovechada de la historia) y de ahí, con Pedro Sánchez a las riendas, primero 90 diputados en 2015 y - por obra y gracia del "no es no" -  85 diputados en 2016.
Por una de esas cosas que sólo pasan en España, este desastre con patas se hizo con la presidencia del gobierno en una moción de censura a la que acudió (según recuerdo) con la promesa de convocar elecciones, cosa que, una vez instalado en la Moncloa, decidió no hacer.
Dedicado intensamente a viajar por el mundo, su acción política se ha limitado a no ser capaz de sacar adelante unos presupuestos generales, y ha vapulear torticeramente los que han tenido que subrogarse a golpe de Real Decreto, debiendo mencionarse aquí que una buena parte de ellos se han sacado adelante con el congreso disuelto, algo reservado a emergencias nacionales y cosas así.
De la gestión del "problema catalán" mejor no hablamos... 
Esto, lo otro, lo de mas allá y los papelones que ha hecho en los debates electorales, poniendo de manifiesto que no vale ni para discutir de futbol, convierten a Pedro Sánchez en el peor presidente de la historia de la democracia española.
En cuanto a Mariano Rajoy, que obtuvo frente a Rubalcaba la bonita cifra de 186 diputados, algo que le permitía aplicar el rodillo legislativo aunque algunos de sus diputados se fuesen a tomar café durante la votación, incumpliendo el mandato de sus votantes, mantuvo la ignominiosa legislación que Zapatero (el segundo peor presidente de la historia de la democracia española) sacó adelante para enfrentar a los españoles mientras nos sumergía en una crisis económica de aupa.
No lo hizo mal - segun dicen - Rajoy con la economía aunque al irse a ponerse ciego de wisky al bar de enfrente, la deuda exterior superaba el cien por cien de nuestro PIB... evitó "la intervención", pero no debió gestionar tan bién cuando estamos como estamos... y no adelgazó la administración (como prometió) ni tomo medidas para disminuir un gasto autonómico escandaloso que sirvió, entre otras cosas para que los rebeldes catalanes defraudáran del erario lo que no está en los escritos y usasen nuestro dinero para intentar segregarse de España.
De la gestion del "problema catalán", con Soraya a la cabeza, mejor no hablamos...
Pablo Casado, sucesor electo de Mariano, es un melón por catar.
Ha cogido un PP fraccionado y lleno de descontentos con el que intenta recuperar al votante pepero de toda la vida... ardua tarea en la que le deseo toda clase de éxitos, pues con ayudantes como Angel Garrido para tirar del carro, va a tener que hacer un esfuerzo ciclópeo.
Los partidos "tradicionales" del bipartidismo se han dedicado en los últimos años a hacer y deshacer sin tener en cuenta a sus votantes... unos y otros, no olvidemos (por poner un ejemplo) lo de "OTAN de entrada NO" de Felipe Gonzalez, o ese "No a la guerra" que llevó varios miles de soldados más de lo inicialmente pactado a Afganistan (como pago del precio por salir de Irak).
Han mangoneado, robado, engañado, mentido, pactado cualquier cosa, montado cordones sanitarios, creado ongs y asociaciones para fianciarse... han sido todo un "dechado de ejemplaridad" y, ahora, cuando se acerca el fín de la campaña electoral su discurso es: "Dame tu voto que si no vas a hacer que gobierne el otro".
En el colmo del cinismo, transfieren la responsabilidad de su incompetencia y su mala gestión al votante...
No es que yo no lo merezca, es que el votante - que no se entera - lo hace mal.
Cabe pensar que si hubiesen hecho lo que tenían que hacer, si hubiesen cumplido sus promesas electorales, su votante les sería fiel... no se verían pidiendo el voto con el único argumento de que no pueda gobernar el de enfrente.
Y tengo muy claro que, pase lo que pase con los votos, señores políticos, la culpa será de ustedes... no me canten milongas ni me obliguen a estudiar aritmética.
El votante, como el cliente, en una democracia, siempre tiene la razón (a veces desgraciadamente).
Y si quieres mi voto, gánatelo.
No me culpes de tus fracasos... en ellos te metes tu solito.