martes, 13 de marzo de 2018

Cadena perpetua

Hace años abandoné mi feroz defensa de la pena de muerte en base a un único argumento: mi condición de cristiano. No puedo condenar el aborto y defender la pena de muerte aunque, en efecto, exista la sutil diferencia de que un aborto mata a un inocente y una ejecución a un culpable.
Creo que - además - encerrar un considerable numero de años a un hombre que ha cometido una atrocidad le da la ocasión de arrepentirse de sus actos y alcanzar el perdón de Dios... una oportunidad que no debemos negarle a un semejante.
Dicho esto, mantengo muchas discrepancias con el sistema penitenciario español.
La primera - puramente conceptual - es que creo que la finalidad de la cárcel no es la reinserción sino el castigo. Si mientras cumple el castigo el preso recapacita y se convierte en un ciudadano modélico, estupendo, pero si no es así - al menos - ha sufrido las consecuencias de sus actos, y si reincide, ya sabe lo que le espera.
Coincidirán conmigo en que temor al castigo es frecuentemente un poderoso acicate para el buen comportamiento...
El problema que sustenta todo este tinglado jurídico-penal es que hay gente (está en la naturaleza humana) que no está cualificada para vivir en el seno de una sociedad.
Y eso es así se mire como se mire.
Parece bastante sensato pensar que cuando una persona es incapaz de vivir es sociedad, la única opción posible es aislarlo de ella... y no nos equivoquemos, se le aísla de la sociedad no para reeducarlo, sino para evitar que siga haciendo daño a esa sociedad.
Para eso se escribió el Código Penal y hay jueces, fiscales y abogados.
Otra discrepancia que tengo con el sistema penal es la inutilidad de nuestras cárceles, que no dejan de ser universidades de delincuencia donde el preso no hace otra cosa que perder el tiempo y gastar los recursos de la sociedad que lo ha encerrado.
Por ello creo que el preso debería ganarse el sustento trabajando.
El preso debería prestar un servicio a la sociedad para compensar el daño realizado.
Si ponemos a los presos - por ejemplo - a limpiar nuestros bosques, se pueden redimir ante sus vecinos realizando una tarea que evita la propagación del fuego en caso de incendio... y quien dice bosques dice mantenimiento de carreteras y caminos, o infraestructuras públicas. Una forma de ganarse ese sustento que ahora les proporcionamos por pasarse el día en una celda mirando al techo.
Y en cuanto a los delincuentes, es preciso diferenciar los "reinsertables" de los no "reinsertables".
No todos los presos son "reinsertables", y para este tipo de presos hay que tomar medidas excepcionales... porque "justicia" no es darle a todos lo mismo, es darle a cada uno lo que merece.
Mientras esta izquierda intelectualmente anémica que padecemos, defienda la derogación de lo que es un tímido intento de hacer algo serio con nuestro sistema penal con argumentos tales como que "no hay que legislar en caliente" o que "la medida no evita el delito"... vamos apañados.
Estos señores de la izquierda buenista, progre y por ende estúpida, no entienden que no podemos crear una sociedad jurídicamente tan perfecta que no sea necesario ser bueno para vivir en ella... porque la sociedad se compone de hombres y el mal (y el bien) forman parte de la esencia de todos y cada uno de sus componentes.
Pablito y su pandilla de enemigos públicos, siempre dispuestos a defender al asesino y machacar a la víctima, están - con la ayuda de ese podemita disfrazado que gobierna el PSOE - lanzando ahora una campaña para humanizar el sistema penitenciario ignorando, como siempre, la realidad que les rodea.
No entiendo esa enfermedad mental que les lleva a apiadarse sistemáticamente del delincuente y no de sus víctimas, a justificar el terrorismo en vez de ponerse del lado de los inocentes, a enfrentarse a cualquier medida que intente proteger al ciudadano de sus depredadores...
Con el objetivo cada vez mas claro de destruir nuestra sociedad, Podemos y su legión de inanes mentales defenderán siempre un sistema penal laxo... hasta que lleguen al poder.
Entonces reeditarán los jémeres... y no habrá "reinserción" sino "reeducación".
Y será a sangre y fuego.