jueves, 12 de marzo de 2015

Arcadi y otros nazis

No existe la vida que no merezca ser vivida.
Ese término, "lebensunwertes leben" ("vida que no merece ser vivida") fue acuñado por los nazis para justificar sus campañas de eugenesia y otras atrocidades.
En esta sociedad de monstruos que hemos creado, cautiva de un hedonismo enfermizo, el numero de personas que consideran legitimo deshacerse de un ser humano con síndrome de Down es aterrador. Y si el crimen se comete –además - en el útero materno, miel sobre hojuelas.
Un ser humano con síndrome de Down es una vida que – según parece – "no merece ser vivida".
Arrebatarle a Dios el derecho a decidir sobre la vida de tus iguales es algo que ha acompañado siempre a la humanidad… en todas las épocas, en todas las naciones, ha habido hombres que han querido hacer de Dios, decidir por Él, anteponer su monstruosa soberbia intelectual a lo que podríamos llamar – para que me entiendan algunos - los designios de la naturaleza.
Tal es la cosa que el respeto a la vida ajena es un parámetro que se usa para medir el grado de civilización de una sociedad. Cuando la vida de un hombre no vale nada, cuando se mata sin criterio, sin razón o por capricho, decimos que estamos ante una sociedad “atrasada” o sujeta a una dictadura atroz. ¿verdad?
Es más, ¿se puede arrebatar una vida en una sociedad civilizada?... indiscutiblemente si, pero para que un asesinato se convierta sólo en un homicidio se tienen que dar unas circunstancias muy concretas. Unas circunstancias que – mire usted por donde – pertenecen también al ámbito de la vida: la “defensa propia” o la “defensa de la vida ajena”.
Así, cuando se mata en medio de una batalla o en un tiroteo, a una persona que hace lo posible por arrebatarte la vida, no se está cometiendo un crimen… y del mismo modo, cuando un policía abate a un delincuente que pone en peligro la vida de personas inocentes, tampoco se está cometiendo un crimen.
Pero el que mata a un hombre indefenso – y más si es éste es inocente – es un asesino.
Por definición.
Debido a ello, la discusión – absurda y anticientífica – que suscitan las sucesivas leyes del aborto se centran en determinar (ya ve usted), en que momento “eso que se tritura” es un ser humano y – por lo tanto – se está cometiendo un crimen.
En mi opinión, vida por vida, nada diferencia al abortero que se deshace de un down, del Taliban que, cuchillo en mano, degüella a un periodista maniatado.
En ambos casos se mata a un inocente… pero si de inocencia estamos hablando, ¿Hay algo mas inocente que un nasciturus con síndrome de Down?
Hay quien aspira a una sociedad sin "subnormales"... yo aspiro a una sociedad sin nazis.