domingo, 6 de abril de 2014

El error de Rouco

Un acertado comentario de mi amigo JF me ha hecho reflexionar acerca de las palabras de Monseñor Rouco sobre aquello de que determinadas actitudes podían conducirnos a una nueva guerra civil.
La guerra civil es siempre un escenario a contemplar cuando de españoles se trata, pues hay que reconocer que cuando nos asoma la vena ruin, zafia y envidiosa, pocos pueblos del mundo son capaces de ganarnos.
La guerra civil está impresa en nuestros genes, pero tal y como yo lo veo, no es ese el camino hacia el que avanzamos.
Yo diría que dada la escalofriante ausencia de personas decentes que padece nuestra sociedad, de gente formada intelectual y espiritualmente, de hombres dispuestos a defender dos mil años de civilización, hacia lo que nos encaminamos inevitablemente es a una república bananera.
La izquierda, poco a poco y ante la inactividad inexplicable de lo que podríamos llamar la derecha melindres, va comiendo terreno en todos los frentes.
Su naturaleza golpista, su falta de escrúpulos y su patente falta de respeto hacia la sociedad en la que vive, impulsa a nuestra izquierda a hacerse por la fuerza con todo aquello que no le corresponde por derecho.
La derecha, acobardada por sus propios fantasmas y sus rancios complejos, se oculta timorata en sus libros de cuentas y renuncia a defender la herencia que hizo de Europa un modelo indiscutible.
Florece el anarquismo… porque cuando se tiene un adoquín por cerebro cualquier forma de orden social molesta. Eso y la mala leche del que, incapaz de reconocer que es un inútil integral, echa la culpa de su situación a todo lo que le rodea, produce los orangutanes que campan por nuestras calles destrozando todo lo que se les pone a tiro… pues el escaparate de ese comerciante que lleva sobre sus hombros el peso agobiante de esta sociedad de holgazanes, es a todas luces, culpable de los males que aquejan al simio. No es que sean un desastre, es que la sociedad les hunde en el cieno… en ese cieno en el que se han metido ellos solitos.
A los lamelibranquios de la anarquía los secundan los progresistas de coche de lujo, los socialistos de Cardhu de 12 años, los revolucionarios con chalet en Marbella, los agraciados con algún que otro ERE que no les corresponde, con alguna subvención de exótica ONG... 
Cuando el ciudadano decente se queja de los destrozos, ellos justifican a los cuadrúpedos… porque apoyar al bolchevique es progresista, sobre todo cuando el “escrache” se lo hacen a tu vecino.
Yo no veo una guerra civil porque no veo una fuerza política capaz de enfrentarse a estos matones. 
Aquí habrá un golpe de estado, se proclamará una república de izquierdas, y se extenderá el lodazal hasta que el aire sea irrespirable.
No habrá una guerra, señores.
Para eso hacen falta dos bandos.