Una de las cosas que mas estupor me causa es el empeño de determinados “demócratas” en negar el pan y la sal a los ciudadanos (que no son pocos) que se declaran cristianos.
Este colectivo, mucho más numeroso que, por ejemplo, los votantes del PSOE, el movimiento de gays y lesbianas o el sindicato de la ceja con la SGAE al frente, recibe de nuestro gobierno un trato discriminatorio en base a una errónea interpretación de la aconfesionalidad del Estado.
Los acuerdos Iglesia-Estado se fundamentan sobre la acción social que ésta presta a aquel… no me entra en la cabeza que se pueda subvencionar a los sindicatos que, básicamente, no hacen otra cosa que trincar la pasta y salir corriendo y sin embargo se pretenda que los comedores sociales de Cáritas (por ejemplo) no reciban ayuda alguna.
Tampoco entiendo que se pretenda constreñir al ámbito puramente personal mis creencias – haciendo lo posible por prohibir su manifestación pública - y se financien astracanadas tales como el “día del orgullo gay”.
La pretensión de la izquierda española es que existan ciudadanos de diversas categorías y que yo, en mi condición de creyente, ocupe un lugar cercano al de los parias.
Esto es profundamente antidemocrático y es una muestra mas de lo que esta partida de resentidos (no se de qué) y avinagrados (no entiendo porqué) entiende por “democracia”.
La tendencia totalitaria de la izquierda (mas de cien millones de muertos en el siglo veinte – entre Stalin y Mao - a cuenta de sus “ideas”) se viene manifestando con especial virulencia desde que Zapatero y sus talibanes se hicieron con la Moncloa a cuenta del Titadine.
Pero lo peor de todo – con diferencia – es el mucho tiempo que han dedicado en enfrentar a los españoles.
Siembran vientos sin tener en cuenta la cosecha que cabe esperar de tal simiente.
Y la cosecha – Dios no lo quiera – puede ser terrible.
Porque negarle su condición de ciudadano de pleno derecho a media España es un camino que conduce irremediablemente al desastre.
¿Es eso lo que están buscando?
Este colectivo, mucho más numeroso que, por ejemplo, los votantes del PSOE, el movimiento de gays y lesbianas o el sindicato de la ceja con la SGAE al frente, recibe de nuestro gobierno un trato discriminatorio en base a una errónea interpretación de la aconfesionalidad del Estado.
Los acuerdos Iglesia-Estado se fundamentan sobre la acción social que ésta presta a aquel… no me entra en la cabeza que se pueda subvencionar a los sindicatos que, básicamente, no hacen otra cosa que trincar la pasta y salir corriendo y sin embargo se pretenda que los comedores sociales de Cáritas (por ejemplo) no reciban ayuda alguna.
Tampoco entiendo que se pretenda constreñir al ámbito puramente personal mis creencias – haciendo lo posible por prohibir su manifestación pública - y se financien astracanadas tales como el “día del orgullo gay”.
La pretensión de la izquierda española es que existan ciudadanos de diversas categorías y que yo, en mi condición de creyente, ocupe un lugar cercano al de los parias.
Esto es profundamente antidemocrático y es una muestra mas de lo que esta partida de resentidos (no se de qué) y avinagrados (no entiendo porqué) entiende por “democracia”.
La tendencia totalitaria de la izquierda (mas de cien millones de muertos en el siglo veinte – entre Stalin y Mao - a cuenta de sus “ideas”) se viene manifestando con especial virulencia desde que Zapatero y sus talibanes se hicieron con la Moncloa a cuenta del Titadine.
Pero lo peor de todo – con diferencia – es el mucho tiempo que han dedicado en enfrentar a los españoles.
Siembran vientos sin tener en cuenta la cosecha que cabe esperar de tal simiente.
Y la cosecha – Dios no lo quiera – puede ser terrible.
Porque negarle su condición de ciudadano de pleno derecho a media España es un camino que conduce irremediablemente al desastre.
¿Es eso lo que están buscando?