¿Qué es mas importante, el derecho a hacer huelga o el derecho a no hacerla?...
Supongan ustedes que un día decido hacer huelga y, por lo tanto, me abstengo de programar el despertador para quedarme en la cama hasta las diez de la mañana (que es una estupenda hora para desayunar).
A las siete treinta, minuto arriba, minuto abajo, unos fuertes golpes en la puerta me arrancan violentamente del sueño. Me levanto agitado y confuso, y con una zapatilla puesta y la otra no, me dirijo a la puerta a ver que sucede… quizá un incendio, tal vez un terremoto, un crimen pasional…
Al abrir la puerta me encuentro un piquete informativo que me coge en volandas y mientra profiere contra mi toda suerte de amenazas e insultos, me deposita en la mesa de mi oficina.
No contentos con eso, dejan un retén de dos gorilas malencarados (liberados sindicales a la sazón) para evitar que me levante de la silla ni para ir al mingitorio.
Ante esta supuesta situación, ¿dirían ustedes que estos señores vulneran mi derecho a la huelga?
Yo creo que sí.
Y ahora supongamos el caso opuesto.
Me levanto para ir a trabajar porque QUIERO ir a trabajar y me encuentro con que me veo obligado a bajar del tren de cercanías tres paradas antes de mi destino porque un “piquete informativo” amenaza con abrirle la cabeza al conductor si no detiene el tren y hace bajar a todo el mundo… hecho que me fuerza a tomar un taxi con el consecuente perjuicio económico y que, además, dado que el transporte público está patas arriba, me hace llegar tarde al trabajo, a cuyas puertas un “piquete informativo” me impide el paso, me insulta y me amenaza con la clara intención de que no trabaje ese día.
Supongamos también que decido hacer valer mi derecho a trabajar, y al intentar acceder a mi puesto de trabajo a viva fuerza, recibo un palo en los lomos propinado por un informativo liberado sindical que, en su afán de ganarse el sustento y dado que ha vendido su alma al sindicato, está dispuesto a dejar bien sentadas sus lealtades.
Supongamos que la agresión se denuncia y que pasa el tiempo sin que pase absolutamente nada…
¿Se produce en este caso una vulneración mi derecho a trabajar?
¿Dirían que esta partida de matones a sueldo merecen el nombre de sindicalistas?
Es mas, ¿Creen ustedes que este segundo supuesto me lo he inventado?
Supongan ustedes que un día decido hacer huelga y, por lo tanto, me abstengo de programar el despertador para quedarme en la cama hasta las diez de la mañana (que es una estupenda hora para desayunar).
A las siete treinta, minuto arriba, minuto abajo, unos fuertes golpes en la puerta me arrancan violentamente del sueño. Me levanto agitado y confuso, y con una zapatilla puesta y la otra no, me dirijo a la puerta a ver que sucede… quizá un incendio, tal vez un terremoto, un crimen pasional…
Al abrir la puerta me encuentro un piquete informativo que me coge en volandas y mientra profiere contra mi toda suerte de amenazas e insultos, me deposita en la mesa de mi oficina.
No contentos con eso, dejan un retén de dos gorilas malencarados (liberados sindicales a la sazón) para evitar que me levante de la silla ni para ir al mingitorio.
Ante esta supuesta situación, ¿dirían ustedes que estos señores vulneran mi derecho a la huelga?
Yo creo que sí.
Y ahora supongamos el caso opuesto.
Me levanto para ir a trabajar porque QUIERO ir a trabajar y me encuentro con que me veo obligado a bajar del tren de cercanías tres paradas antes de mi destino porque un “piquete informativo” amenaza con abrirle la cabeza al conductor si no detiene el tren y hace bajar a todo el mundo… hecho que me fuerza a tomar un taxi con el consecuente perjuicio económico y que, además, dado que el transporte público está patas arriba, me hace llegar tarde al trabajo, a cuyas puertas un “piquete informativo” me impide el paso, me insulta y me amenaza con la clara intención de que no trabaje ese día.
Supongamos también que decido hacer valer mi derecho a trabajar, y al intentar acceder a mi puesto de trabajo a viva fuerza, recibo un palo en los lomos propinado por un informativo liberado sindical que, en su afán de ganarse el sustento y dado que ha vendido su alma al sindicato, está dispuesto a dejar bien sentadas sus lealtades.
Supongamos que la agresión se denuncia y que pasa el tiempo sin que pase absolutamente nada…
¿Se produce en este caso una vulneración mi derecho a trabajar?
¿Dirían que esta partida de matones a sueldo merecen el nombre de sindicalistas?
Es mas, ¿Creen ustedes que este segundo supuesto me lo he inventado?