Decía un amigo que si el veinte por ciento de los accidentes de tráfico los producían conductores con elevadas tasas de alcoholemia en sangre, lo que había que hacer urgentemente era detener a los conductores abstemios que eran, a tenor de la estadística, los causantes del ochenta por ciento restante.
Con argumentos parecidos se puede hacer una interpretación similar del espectáculo lamentable que nuestros sindicatos de nadie y sus esbirros dieron ayer en España. (Creo que Tocho y su amigo lo han hecho así)
Esta huelga contra el viento (propietario de la tierra según Zetapé) ha sido un estrepitoso fracaso… y lo ha sido porque no se trataba de una huelga del metal, de la minería o de los vendedores de calcetines, era una huelga general, es decir, la medida de presión social más drástica que se puede hacer contra un gobierno.
Pero como esta huelga no era contra el gobierno sino contra los idus de marzo, al final, informados de ello, no la ha hecho nadie que haya podido ejercer su derecho a trabajar.
Y digo esto porque un buen numero de gente ha visto atropellados sus derechos (el del trabajo, principalmente) por la sindicato-borroka que nos montaron estos homínidos con pegatina y pancartita.
En Barcelona, además, se sumaron los niñatos y montaron su revolucioncita marxista particular con barricadas incendios y atropellos al ciudadano… lo de siempre, los de siempre, como siempre.
Daba gusto ayer ver a esos ciudadanos ejemplares enseñando el culo a las cámaras de Intereconomía mientras su reportero (amigo mío por cierto), recibía pedradas de pacíficos viandantes.
También, tras el mitin de los hipócritas en la Puerta del Sol, pudimos contemplar como a otro reportero de Intereconomía lo rodeaban amenazantes un grupo de “trabajadores”, con banderita republicana y todo, cuyo ejemplar más viejo no habría cumplido los diecinueve… y que tal y como van las cosas y dado lo tontos que son, probablemente cumplan diecinueve más sin ser capaces de ganarse la vida.
España en estado puro… matones, macarras, chulos de barraca, tontos de pancarta, y delincuentes con alergia al jabón.
Aquí hace falta un gobierno que ponga a toda esta chusma en su sitio.
¿Proponemos la rehabilitación de la ley de vagos y maleantes?