La verdad es que el cartelito no resiste un análisis superficial… ser hombre, blanco, español y heterosexual – siempre según el susodicho – me convierte en "diferente" y en imbécil.
La cosa empeora cuando analizo que el único colectivo al que podría pertenecer – llegado el caso – sería el de maricas… pero la verdad es que no estoy por la labor (a pesar de tener un gobierno que no ceja en su empeño de darme por la retambufa cada vez que puede).
Así pues, algo apesadumbrado – aunque orgulloso - me uno con paso firme al colectivo de imbéciles.
¡Que le vamos a hacer!... esto debe ser lo que entienden nuestros gobernantes por una campaña de integración social.
Pero lo mejor de todo es que esta campaña tan bonita se ha financiado, casi seguro, con los impuestos del colectivo de imbéciles.
Y eso debe de estar relacionado con la "normalidad democrática" ya que los imbéciles de nacimiento estamos acostumbrados a que empleen nuestro dinero en insultarnos. El cine español – perdón por lo de cine – sin ir más lejos, lo hace continuamente en esas cosas subvencionadas que nadie quiere ir a ver.
Tengo mucha curiosidad en conocer la interpretación que de esta basura hará el progre de guardia cuando alguien proteste por el cartelito… quizá la ministra Aido o la portavoz Pajín podrían aportarnos algo de ese pensamiento profundo, moderno y muy, pero que muy democrático, con el que pretenden educar a la díscola ciudadanía.
Conste en acta que estoy plenamente convencido de que nuestros insignes gobernantes son capaces de dar una explicación razonable… pero como somos imbéciles, seguramente no la entenderemos.