Como ETA está agonizando, ha puesto una furgoneta bomba con doscientos kilos (o más) de un explosivo casero (amonitol, parece ser) y casi echa abajo un edificio de viviendas de catorce pisos.
Por alguna razón que no cabe mas que atribuir a la Providencia Divina, no se han producido víctimas mortales, pero el socavón de siete metros de diámetro y metro y pico de profundidad que ha dejado la furgoneta tras su explosión, nos lleva a pensar que en este atentado el “control de daños” no se había sopesado… vamos, que buscaban materializar una masacre en condiciones.
Yo, los domingos que no voy al futbol, cuando me aburro, hago algo de amonitol en mi casa… claro que la olla de los potajes sólo me da para tres o cuatro kilos de explosivo, para hacer doscientos (o más) se necesita un poco de infraestructura. Los materiales se compran en cualquier parte, pero la fabricación de explosivos tiene cierta dificultad técnica, dada la inestable naturaleza de las substancias que se obtienen, y no está – desde luego - al alcance de cualquiera.
Además está lo de los iniciadores, los temporizadores, el robo de la furgoneta, el escondite de la misma para cargarla de explosivo, el hacerla llegar a las inmediaciones de una casa cuartel de la Guardia Civil y aparcarla sin despertar sospechas… detalles sin importancia.
Como siempre nos contarán aquello de que la ETA está en las últimas.
Pero no es verdad.
ETA está saneada. El “proceso de paz” le ha permitido rehacerse. Tiene “liberados” a patadas y lo del impuesto revolucionario les va de cine. Los ayuntamientos que están en manos de trogloditas les proporcionan información y dinero. Y se saben apoyados por el PNV y por el PSOE con quienes – no les quepa a ustedes ninguna duda – van a volver a negociar (según el panfleto “GARA” la negociación – a día de hoy – no se ha roto).
Parece mentira que después de tantísimo éxito policial, de tan numerosas detenciones, de tanta agonía etarra, estos bastardos sigan teniendo la capacidad de echar abajo un edificio de catorce plantas.
¿Sabían ustedes que bajo cuerda se están trasladando presos etarras a cárceles vascas?… ¿no habíamos quedado – señor zetapé - en que ahora tocaba mano dura?
No se que me molesta más: que estos biznietos de puta pongan bombas o que el gobierno me cante milongas.
Por alguna razón que no cabe mas que atribuir a la Providencia Divina, no se han producido víctimas mortales, pero el socavón de siete metros de diámetro y metro y pico de profundidad que ha dejado la furgoneta tras su explosión, nos lleva a pensar que en este atentado el “control de daños” no se había sopesado… vamos, que buscaban materializar una masacre en condiciones.
Yo, los domingos que no voy al futbol, cuando me aburro, hago algo de amonitol en mi casa… claro que la olla de los potajes sólo me da para tres o cuatro kilos de explosivo, para hacer doscientos (o más) se necesita un poco de infraestructura. Los materiales se compran en cualquier parte, pero la fabricación de explosivos tiene cierta dificultad técnica, dada la inestable naturaleza de las substancias que se obtienen, y no está – desde luego - al alcance de cualquiera.
Además está lo de los iniciadores, los temporizadores, el robo de la furgoneta, el escondite de la misma para cargarla de explosivo, el hacerla llegar a las inmediaciones de una casa cuartel de la Guardia Civil y aparcarla sin despertar sospechas… detalles sin importancia.
Como siempre nos contarán aquello de que la ETA está en las últimas.
Pero no es verdad.
ETA está saneada. El “proceso de paz” le ha permitido rehacerse. Tiene “liberados” a patadas y lo del impuesto revolucionario les va de cine. Los ayuntamientos que están en manos de trogloditas les proporcionan información y dinero. Y se saben apoyados por el PNV y por el PSOE con quienes – no les quepa a ustedes ninguna duda – van a volver a negociar (según el panfleto “GARA” la negociación – a día de hoy – no se ha roto).
Parece mentira que después de tantísimo éxito policial, de tan numerosas detenciones, de tanta agonía etarra, estos bastardos sigan teniendo la capacidad de echar abajo un edificio de catorce plantas.
¿Sabían ustedes que bajo cuerda se están trasladando presos etarras a cárceles vascas?… ¿no habíamos quedado – señor zetapé - en que ahora tocaba mano dura?
No se que me molesta más: que estos biznietos de puta pongan bombas o que el gobierno me cante milongas.