El GEES se ha descolgado con un artículo acerca de la nueva ley de enseñanza militar. El artículo se puede leer en este enlace y dice algunas cosas que son verdad… y ya que el articulillo me da entrada, voy a divagar un poco acerca del “estado del arte” en la milicia, siempre – claro está – desde mi punto de vista, algo que usted - si lo desea - puede no compartir… yo, como no soy un progre de izquierdas, no tengo ningún interés en imponerle mi catecismo.
El militar en España es un ciudadano de segunda categoría, ya que derechos fundamentales en una democracia como son la libertad de expresión o de asociación, los tiene vetados.
Con la escusa del “deber de imparcialidad”, algo que en España solo se exige a los militares, cualquier declaración que haga un soldado, como por ejemplo, leer un artículo de la Constitución, es severamente penada. (Para mas información preguntar al general Mena)… y convendrán conmigo que no deja de tener gracia que esta obligación de equidad política no se aplique, por ejemplo, al juez Garzón (cuando no esté viendo amanecer) o al Fiscal General de esta cosa y sí a los militares.
Si hiciésemos una encuesta por la calle, tomando una muestra lo suficientemente grande y representativa como para que no nos salga lo que produce el CIS, veríamos con asombro que la profesión de pocero, sexador de pollos o destripador de perros está mejor valorada que la de militar… porque vivimos una etapa de Roma en la que los civites no desean servir en las legiones.
Como se da el caso de que un “mosso de escuadra” con dos trienios cobra lo mismo que un Coronel de Artillería, debemos concluir que como profesión, la de militar tampoco es que esté demasiado bien remunerada.
Pero, con eso y todo, todavía hay ciudadanos que tienen una cosa absurda que se llama vocación y están dispuestos a pasar por la pérdida de derechos, la movilidad geográfica, un sueldo asqueroso y ser – además - los malos de esta película…
No son muchos, pero que quieren que les diga… los ejércitos se nutren del pueblo al que sirven, y el nuestro – que quede entre usted y yo – tampoco tiene hoy en día mucho de donde sacar.
Para hacer más atractiva la profesión han decidido que los militares de carrera tienen que estudiar una Ingeniería Industrial para ser Oficiales, y un módulo de algo para ser Suboficiales.
No es que a un oficial del ejército le venga mal estudiar una Ingeniería Industrial, cualquier cosa que redunde en la formación de un soldado es buena, pero si formamos ingenieros industriales, lo más probable es que obtengamos ingenieros industriales.
Bajo este enfoque, podríamos abaratar costes montando equipos de captación en las Escuelas Politécnicas, ahorrándonos la costosa formación del oficial al obtener el producto ya elaborado.
Pero sospecho que tras este deseo de “elevar el nivel intelectual” de nuestros oficiales y el “atractivo de la carrera”, se esconde ese viejo prejuicio de la izquierda según el cual los militares son unos patanes iletrados y unos “fachas” a los que hay que “civilizar” a toda costa.
Si el contenido formativo de la Carrera Militar no es el adecuado, lo más sensato es que lo cambien. Cada gobierno, en función de las necesidades estratégicas de la Nación, (eso de lo que no tiene ni puñetera idea nuestro gobierno) puede moldear esta carrera como considere conveniente… pero si quieres militares, forma militares.
Nadie puede poner en duda que la filosofía es una materia que a los ingenieros de caminos les viene muy bien conocer, pero a los futuros ingenieros de caminos no les ponen a estudiar filosofía.
No cabe -tampoco - duda de que determinadas especialidades tales como Transmisiones, Artillería o Ingenieros, precisan de una formación técnica específica, pero el militar – instructor de hombres, líder de hombres, responsable de hombres - lo que necesita como el comer, es una profunda preparación humanística.
Hay que hacer una carrera que cree hombres capaces de mandar hombres… y de ir con ellos a la muerte si es preciso. Lo de la termodinámica está muy bien, pero es un complemento, no la base de un soldado.
Un soldado es otra cosa.
Pero no se porqué, me da la sensación de que no quieren enterarse.
El militar en España es un ciudadano de segunda categoría, ya que derechos fundamentales en una democracia como son la libertad de expresión o de asociación, los tiene vetados.
Con la escusa del “deber de imparcialidad”, algo que en España solo se exige a los militares, cualquier declaración que haga un soldado, como por ejemplo, leer un artículo de la Constitución, es severamente penada. (Para mas información preguntar al general Mena)… y convendrán conmigo que no deja de tener gracia que esta obligación de equidad política no se aplique, por ejemplo, al juez Garzón (cuando no esté viendo amanecer) o al Fiscal General de esta cosa y sí a los militares.
Si hiciésemos una encuesta por la calle, tomando una muestra lo suficientemente grande y representativa como para que no nos salga lo que produce el CIS, veríamos con asombro que la profesión de pocero, sexador de pollos o destripador de perros está mejor valorada que la de militar… porque vivimos una etapa de Roma en la que los civites no desean servir en las legiones.
Como se da el caso de que un “mosso de escuadra” con dos trienios cobra lo mismo que un Coronel de Artillería, debemos concluir que como profesión, la de militar tampoco es que esté demasiado bien remunerada.
Pero, con eso y todo, todavía hay ciudadanos que tienen una cosa absurda que se llama vocación y están dispuestos a pasar por la pérdida de derechos, la movilidad geográfica, un sueldo asqueroso y ser – además - los malos de esta película…
No son muchos, pero que quieren que les diga… los ejércitos se nutren del pueblo al que sirven, y el nuestro – que quede entre usted y yo – tampoco tiene hoy en día mucho de donde sacar.
Para hacer más atractiva la profesión han decidido que los militares de carrera tienen que estudiar una Ingeniería Industrial para ser Oficiales, y un módulo de algo para ser Suboficiales.
No es que a un oficial del ejército le venga mal estudiar una Ingeniería Industrial, cualquier cosa que redunde en la formación de un soldado es buena, pero si formamos ingenieros industriales, lo más probable es que obtengamos ingenieros industriales.
Bajo este enfoque, podríamos abaratar costes montando equipos de captación en las Escuelas Politécnicas, ahorrándonos la costosa formación del oficial al obtener el producto ya elaborado.
Pero sospecho que tras este deseo de “elevar el nivel intelectual” de nuestros oficiales y el “atractivo de la carrera”, se esconde ese viejo prejuicio de la izquierda según el cual los militares son unos patanes iletrados y unos “fachas” a los que hay que “civilizar” a toda costa.
Si el contenido formativo de la Carrera Militar no es el adecuado, lo más sensato es que lo cambien. Cada gobierno, en función de las necesidades estratégicas de la Nación, (eso de lo que no tiene ni puñetera idea nuestro gobierno) puede moldear esta carrera como considere conveniente… pero si quieres militares, forma militares.
Nadie puede poner en duda que la filosofía es una materia que a los ingenieros de caminos les viene muy bien conocer, pero a los futuros ingenieros de caminos no les ponen a estudiar filosofía.
No cabe -tampoco - duda de que determinadas especialidades tales como Transmisiones, Artillería o Ingenieros, precisan de una formación técnica específica, pero el militar – instructor de hombres, líder de hombres, responsable de hombres - lo que necesita como el comer, es una profunda preparación humanística.
Hay que hacer una carrera que cree hombres capaces de mandar hombres… y de ir con ellos a la muerte si es preciso. Lo de la termodinámica está muy bien, pero es un complemento, no la base de un soldado.
Un soldado es otra cosa.
Pero no se porqué, me da la sensación de que no quieren enterarse.