Ayer, la gente de paz del separatismo catalán le montó una cacerolada al policía que permanecía en la UCI recuperándose de un adoquinazo que esta misma gente de paz le había propinado.
También ayer, cuando Sánchez decidió salir de su escondrijo para hacerse la foto con los policías heridos (porque parece que la exhumación de Franco no le va a dar el rédito electoral que esperaba), se encontró con un nutrido grupo de personal médico y sanitario montándole un sonoro pollo dentro del propio hospital... ese hospital donde el policía lucha por su vida. Ese hospital donde te piden que guardes silencio y no hables por el móvil, para evitar molestias a los pacientes.
Como fuera que Sánchez luego se montó otra vez en el Falcon sin saludar al jefe de los terroristas callejeros ni visitar a los niñatos del "proces" abollados por las cargas policiales, la portavoz de ERC (socios de investidura, por cierto) le afeó la conducta en rueda de prensa.
A pesar de que todas las televisiones están intentando convencernos de que los disturbios han terminado, lo cierto es que en Barcelona siguen montando numeritos todos los días.
Sin ir mas lejos, hoy un tren de cercanías ha chocado con un árbol cortado y depositado en las vías del tren, suponemos que pacíficamente, para expresar - sin violencia - una respetable opinión.
Se siguen sacando bolsas de basura de los contenedores para arrojarlas en las puertas de los edificios que albergan personal "no afecto" al "proces"... eso sí, sin violencia.
Las furgonetas de los mossos son inutilizadas mediante el lanzamiento de globos rellenos de pintura y pegamento (así es mas difícil limpiarlas) en un alarde de civismo, pacifismo y no violencia.
Hace un rato la Gran Vía de Barcelona, pacíficamente, se encontraba cortada por estudiantes no violentos que son - básicamente - "gent de pau"... el atasco era de órdago a la grande, pero - eso si - muy pacífico.
Acostumbrados a hacer lo que les da la gana sin sufrir las consecuencias, la gente de paz sigue manifestándose sin pedir permiso a las autoridades y obstaculizando las calles que les parece bien... sin que intervengan, por supuesto, los mossos, atados en corto por Torra (capo de la mafia independentista), o la guardia urbana, liberada de sus obligaciones por Ada Colau.
No se si se dan cuenta, si saben o no, que sus manifestaciones no van a cambiar nada.
La bizcochable sentencia del Supremo va a seguir ahí, y los golpistas presos, seguirán en la cárcel con la única diferencia de que ya no son "presuntos".
No han derrocado ni van a derrocar a ningún estado o gobierno
Están haciendo el canelo... y lo saben.
Sus manifestaciones tienen como único objetivo hacer con sus vecinos lo que en catalán se denomina "emprenyar" que es hacer - de forma completamente gratuita - difícil la vida a los que no son como ellos (en recio castellano: "dar por la retambufa"), y expulsar la frustración y la rabia que les produce darse cuenta que nada de lo que hagan servirá para ninguna cosa.
No quieren a España y no la van a querer nunca... seamos realistas.
Usar paños calientes por miedo a que el día de mañana no pueda restaurarse el afecto de los cafres, es una estupidez digna de nuestros políticos, porque ni hay ni va a haber afecto alguno que restaurar... nunca, jamas, en ningún momento, en ningún futuro. Porque para restaurar algo, ese algo tiene que existir antes, tiene que haber algo que restaurar, y no es el caso.
Y mientras tanto, los derechos de una mayoría (que no olvidemos que en Cataluña la mayoría es la que no "emprenya" a sus vecinos) se ven conculcados por los que no están dispuestos a admitir cosa alguna que se salga de su estrecha, racista y totalitaria ideología.
El gobierno de España tiene la obligación de recluir a estos tarados en una celda oscura y húmeda hasta que se les pase la rabia... defendiendo de paso al ciudadano que obedece la ley y respeta a sus vecinos.
Pero cuanto mas a la izquierda vamos, mas apoyo reciben los "revolucionarios" saqueadores del Media-Markt y menos los que ven sus comercios saqueados.
El gobierno de Sánchez está faltando a su obligación... como ya han hecho en Cataluña muchos que le precedieron.
Gobernar no es restaurar afectos, y en cualquier caso, no debe serlo mientras no se restaure el orden.
Lo primero es lo primero.
Y luego - si acaso - hablamos...