A Paco, hace un par de días, volviendo a su casa del trabajo, le asaltaron unos ladrones.
Los ladrones le pidieron (con un punto de vehemencia, eso si) que les diese la cartera y el reloj, y como fuera que Paco se negó, le dieron una tunda de aúpa.
La cosa no fue a más porque un policía que andaba por ahí, al ver el atropello, intervino y puso en fuga a los ladrones.
A todos excepto a uno que, al tropezar en su huida, fue diligentemente detenido y llevado a dependencias policiales.
Paco ingresó en el hospital con dos costillas rotas y múltiples hematomas en diversas partes del cuerpo, cara incluida.
El detenido fue condenado por agresión e intento de robo y - como era reincidente - tuvo que pasar unos meses en prisión.
Nada de lo descrito en este supuesto imaginario le habrá parecido a usted extraño.
Si el hecho descrito le ha inducido un sentimiento de indignación, será probablemente contra el atracador, no contra Paco.
Paco, si acaso, le habrá despertado sentimientos de piedad... porque Paco, en esta historia, es la víctima, y el atracador el verdugo.
Si la narración le ha despertado a usted esos sentimientos que describo... enhorabuena, disfruta usted de una salud mental y emotiva encomiable.
Es usted - en resumen - una buena persona.
Desgraciadamente, bajo el prisma separatista, la lógica sigue otros derroteros.
Para un "indepe" (o un "antifascista" dirigido por Pablo Iglesias), Paco es el malo de la película.
La culpa ha sido de Paco por una razón muy simple: porque no se ha dejado robar.
Si Paco se hubiera dejado robar la cartera y el reloj, el curso de los acontecimientos habría sido otro. Paco no estaría en el hospital, el atracador no estaría en la cárcel y el policía no habría tenido que ejercer la violencia contra los atracadores.
Para un "indepe", cortar una autovía con barricadas hechas de neumáticos ardiendo y quitamiedos arrancados, creando atascos de setenta kilómetros, no es ejercer la violencia.
Y la prueba del nueve es que su policía, los mossos de Escuadra que suelen estar en los alrededores de los cortes de carreteras, no hacen nada por impedirlo... luego no es violencia ni es ilegal (si fuese ilegal, la policía actuaría ¿no?).
Abroncar a un niño pequeño porque en el cole ha pintado una bandera española en un collage, no es violencia, es educar.
Porque para un independentista, la violencia se ejerce sólo cuando se le impide que se salga con la suya.
Ni siquiera consideran violencia lo que ha venido sucediendo en Barcelona con los niñatos del "proces", esos que han vandalizado varias zonas de la ciudad... de hecho, ayer se concentraron (pacíficamente, eso si) frente a los tribunales para impedir - pacíficamente - que se llevasen a la cárcel a dos de los detenidos en la batalla campal del día anterior.
En el colmo del cinismo, ayer Rufián salió a comparar la violencia de los CDR con la de los Policías, porque para ellos, una cosa y otra, es lo mismo.
Afortunadamente para los "indepes", la televisión de la Comisario Político Mateo y los medios afines a Roures el troskista (es decir todos menos la Trece e Intereconomía), se llevaron ayer todo el día tratando de explicarnos que los bastardos que pretenden quedarse con una parte de nuestro territorio nacional para su exclusivo disfrute, son gente "pacífica", "gent de pau", buenas personas que ejercen sus derechos sin molestar a nadie...
Siguiendo las ordenes de Torra ayer las manifestaciones bajaron el tono.... incluso la CUP y ARRAN desconvocaron las que tenían previstas, lo cual no deja de ser una prueba que confirma - sin género de dudas - que quien controla la violencia de los CDR en Cataluña es Torra.
En compensación, Pablo Iglesias mandó a sus tontitos a liarla parda en Callao, para que se vea que fuera de Cataluña también tenemos primates.
La lógica es perversa.
Y admitir que atracar un banco está bien siempre que se haga pacíficamente, es algo que sólo puede admitir alguien cuya salud mental esté seriamente comprometida.
De modo que no caigan ustedes en la trampa.
Ni son pacíficos, ni son buenos, ni merecen otra cosa que la repulsa de la sociedad y la cárcel para sus agitadores.
Para ellos y para los que - a las ordenes de Pablo Iglesias Turrión - les apoyan fuera de Cataluña.
No hacer nada, nunca es una solución... solo agrava el problema.
Y no hacer nada, e incluso impedir que las fuerzas de seguridad del Estado se empleen a fondo para evitar los desórdenes, solo se explica cuando, en realidad, estás apoyando el "proces"... que no nos canten milongas.
¿Ahora España?... pues no se nota.