Siempre he dicho, desde que empezó esto de la democracia, que lo del "derecho a la huelga" había que regularlo meticulosamente.
Nadie, ningún gobierno, le ha puesto el cascabel a ese gato... y a estas alturas, cuando un sindicato promueve una huelga, se articula en pandillas de matones que fuerzan el paro mediante el uso de la violencia.
A veces la violencia es explícita y otras veces intimidatoria, pero siempre hay violencia.
Los matones que se agrupan en esas cosas que eufemísticamente se denominan "piquetes informativos", ejercen su presión violenta y chulesca sin que la policía haga nada, pues hemos admitido que la violencia de los homínidos, está por encima del derecho a trabajar de los padres de familia.
La realidad en España es que los sindicatos representan a un número muy pequeño de trabajadores.
El numero de "afiliados" a los sindicatos ronda, en el mejor de los casos, el treinta por ciento de los trabajadores de una actividad concreta. En hostelería - por ejemplo - no llega al once por ciento.
A pesar de su baja tasa de afiliación, los sindicatos perciben cantidades obscenas de dinero público, ciertas prebendas (el IBI de sus edificios, los cursos de formación...), y son tratados como interlocutores del trabajador.
En España los sindicatos están a las ordenes de los partidos políticos (de izquierdas generalmente), dándose la circunstancia de que la actividad reivindicativa de los sindicatos sólo se produce cuando los gobiernos son de derechas... Spain is different.
En Cataluña, caso muy particular, los sindicatos los mandan asesinos confesos, las huelgas no son laborales sino políticas, las manifestaciones no son legales y una mimada y consentida minoría se dedica a secuestrar la actividad de una ciudad sin que pase nada reseñable.
Es cierto que tienen el apoyo de las instituciones... son las escuadras fascistas de la Generalitat que, al dictado de su jefe el MHP (Muy Honorable Presidente, no lean otra cosa) Señor Torra, hacen la vida imposible a los ciudadanos que no comparten sus ideas.
Hoy han vuelto a bloquear la estación de Sants y han impedido a los estudiantes entrar en la universidad Pompeu Fabra.
Me pregunto si hacer eso no es ejercer la violencia... porque a mi me parece que de "pacificas" estas acciones no tienen nada, aunque se realicen en ausencia de sangre y fuego.
Y fíjense ustedes, al final nos estamos encontrando con que tenemos episodios de violencia alentados por las instituciones locales contra sus ciudadanos... sin que los responsables (a nivel nacional) de evitarlo, hagan nada al respecto.
¿Qué nombre le daría usted a eso?... ¿Democracia?... yo, desde luego, no.
Y mientras Pedro emplea su tiempo en leer las encuestas que le hace Tezanos y desenterrar muertos ajenos, Pablo (el desaliñado, no el otro) se suma con entusiasmo a las camisas pardas de Torra.
Violencia, conculcación de derechos con apoyo de las instituciones, actividades intimidatorias, listas negras, reescritura oficial de la historia... una situación edificante que nos presenta un futuro luminoso y enriquecedor.
Y si no está usted de acuerdo con lo expresado en el párrafo precedente, será porque - seguramente - es usted un "facha"... y no hay mas que hablar.