sábado, 12 de octubre de 2019

Profanadores

Voy a partir de la base de que Francisco Franco hace mucho, mucho tiempo que salió del Valle de los Caídos... en mi opinión ni siquiera llegó a entrar el él, pues su alma inmortal, la esencia de su ser, esa parte intangible que habitaba sus huesos y su carne, abandonó España el mismo 20 de noviembre de 1975.
Lo que se llevó al Valle fue la parte inútil de su existencia, sus restos, algo que el inexorable paso del tiempo convierte en polvo.
Nada de lo que hagan los profanadores de tumbas de nuestra izquierda necrófila, afectara a ese General que no pudieron derrocar en vida... si acaso intentarán fastidiar a sus herederos, una familia que, dicho sea de paso, perdió cualquier relevancia política el mismo día que murió su abuelo.
El "franquismo" murió con Franco para todos excepto para esa izquierda miserable, cobarde, revanchista y tarada para la que el "franquismo" ha constituido en los últimos cuarenta años el recipiente en el que poder verter su odio irracional, su pobreza de espíritu, su falta de hombría y su incapacidad intelectual.
Ni que decir tiene que cualquier ser humano que se alegre de que saquen de la tumba a un muerto para echárselo a los perros, necesita urgentemente un psiquiatra primero y un confesor después... lo de dedicarse a trajinar cadáveres no es una actitud digna de un ser humano respetable.
Y cuando digo "echárselo a los perros" no hablo literalmente, pero lo que van a hacer con Franco, negándose a entregar los restos a su familia para que ésta lo entierre donde quiera, es básicamente eso... echárselo a los perros.
Porque mal está que lo exhumen, pero impedir a sus nietos que lo inhumen, sobrepasa toda vileza, y es, además un delito.
Un delito que nuestros "comprometidos" jueces han optado por ignorar, poniendo de manifiesto que en España el "Poder Judicial" está a "otra cosa"... allá cada uno con su conciencia.
Ningún daño le van a hacer a Franco... él ya no está allí.
Los perros, si acaso, recibirán alborozados sus huesos y ladrarán con alegría, disfrazando de no se que cosa absurda, el haber cometido una indignidad de ese tamaño.
Ningún daño le van a hacer a Franco.
Pero se han retratado como lo que son.
Y voy a callarme el adjetivo que merecen... porque seguramente usted ya lo hará adivinado.