"El agujero de las arcas públicas está forzando al Gobierno a anunciar medidas que había descartado o criticado hasta la saciedad. La primera será la de subir impuestos. Blanco ha dicho este sábado, además, que estudian congelar el sueldo de los funcionarios. Los sindicatos estarán con el PSOE." [LD, 23-08-2009]
Siempre he dicho que para mi, la economía es una asignatura pendiente. No entiendo de macro ni microeconomia, y con las cuentas, soy un desastre. A veces pienso que si me tocase la Lotería me harían una faena (sic) porque sería el peor gestor posible de mi fortuna y me vería obligado a ponerla en manos de terceros para no perderla tontamente.
Sin embargo me resisto a creer que el sentido común (que es el menos común de los sentidos) no tenga aplicación – también, o quizá sobre todo – en la economía.
Ante el aumento del gasto en una casa hay dos posturas: endeudarse o apretarse el cinturón… un porcentaje de los que se endeudan alegremente terminan perdiendo la casa, lo del cinturón es más sensato.
También existe el equilibrio de endeudarse hasta donde uno sabe que es capaz de responder… digamos que en estas batallas lo cabal es diseñar la retirada antes que el ataque.
La sensación que tengo con este gobierno de veletas es que estamos en manos de gente a la que no le incomoda que nos embargue el banco.
Llegado el punto en el que la deuda alcanzará – previsiblemente – a nuestros nietos, se dan cuenta de que el cinturón tiene su uso, y han decidido apretarlo un poco.
El problema es que el cinturón que van a apretar no es el suyo, es el nuestro.
Porque "apretar el cinturón" podría traducirse libremente por "reducir el gasto". Para estos genios, apretar el cinturón es sinónimo de "aumentar los ingresos"… para lo cual tiran de los bolsillos, como siempre, de la sufrida clase media.
Para el que no sepa que es la clase media le diré que es – fundamentalmente – la herencia de Franco. Los terribles años de cruel dictadura nos dejaron una saneada economía cuya base era la existencia de una gigantesca clase media, que no había antes de la guerra, y que ahora permite a los herederos del Frente Popular hurgar en millones de bolsillos. Antes los perseguían a tiros y ahora los atracan… es lógico, ahora hay más burgueses y sale más rentable el atraco que el asesinato.
Porque, coincidirán conmigo en que estos "redistribuidores de riqueza" sólo reparten la que generamos los demás… y en el reparto, además, se llevan comisión.
Quizá el problema no está en la cuantía que perciben los funcionarios, sino en la cantidad de ellos que hay. Tal vez lo que hay que congelar no son los sueldos, son los funcionarios mismos… es mas, yo les recomendaría que, aprovechando la experiencia acumulada tras un siglo de fastidiar a la humanidad, realizasen una de sus meticulosas purgas - sin sangre por supuesto - y pusiesen de patitas en la calle (o de manitas fuera del erario) a unas cuantas miles de sanguijuelas.
Podrían empezar retirando las subvenciones al cine español, dejando de sostener a nuestros escuálidos (en representatividad) sindicatos, reduciendo a la mitad los 17 insaciables gobiernos autonómicos… poniendo por delante el principio de que para "tener" es preciso no "gastar" en tonterías.
Pero no lo van a hacer.
Subirán los impuestos, congelarán los salarios… y seguirán dilapidando nuestro dinero y nuestro porvenir.
Y dentro de unos añitos – si Dios no lo remedia – las peceras volverán a ponerlos al frente de España.
Lo mejor de todo esto es que cuando el tinglado se venga abajo y nos echemos las manos al gañote, la culpa será del PP (o de Franco).
Siempre he dicho que para mi, la economía es una asignatura pendiente. No entiendo de macro ni microeconomia, y con las cuentas, soy un desastre. A veces pienso que si me tocase la Lotería me harían una faena (sic) porque sería el peor gestor posible de mi fortuna y me vería obligado a ponerla en manos de terceros para no perderla tontamente.
Sin embargo me resisto a creer que el sentido común (que es el menos común de los sentidos) no tenga aplicación – también, o quizá sobre todo – en la economía.
Ante el aumento del gasto en una casa hay dos posturas: endeudarse o apretarse el cinturón… un porcentaje de los que se endeudan alegremente terminan perdiendo la casa, lo del cinturón es más sensato.
También existe el equilibrio de endeudarse hasta donde uno sabe que es capaz de responder… digamos que en estas batallas lo cabal es diseñar la retirada antes que el ataque.
La sensación que tengo con este gobierno de veletas es que estamos en manos de gente a la que no le incomoda que nos embargue el banco.
Llegado el punto en el que la deuda alcanzará – previsiblemente – a nuestros nietos, se dan cuenta de que el cinturón tiene su uso, y han decidido apretarlo un poco.
El problema es que el cinturón que van a apretar no es el suyo, es el nuestro.
Porque "apretar el cinturón" podría traducirse libremente por "reducir el gasto". Para estos genios, apretar el cinturón es sinónimo de "aumentar los ingresos"… para lo cual tiran de los bolsillos, como siempre, de la sufrida clase media.
Para el que no sepa que es la clase media le diré que es – fundamentalmente – la herencia de Franco. Los terribles años de cruel dictadura nos dejaron una saneada economía cuya base era la existencia de una gigantesca clase media, que no había antes de la guerra, y que ahora permite a los herederos del Frente Popular hurgar en millones de bolsillos. Antes los perseguían a tiros y ahora los atracan… es lógico, ahora hay más burgueses y sale más rentable el atraco que el asesinato.
Porque, coincidirán conmigo en que estos "redistribuidores de riqueza" sólo reparten la que generamos los demás… y en el reparto, además, se llevan comisión.
Quizá el problema no está en la cuantía que perciben los funcionarios, sino en la cantidad de ellos que hay. Tal vez lo que hay que congelar no son los sueldos, son los funcionarios mismos… es mas, yo les recomendaría que, aprovechando la experiencia acumulada tras un siglo de fastidiar a la humanidad, realizasen una de sus meticulosas purgas - sin sangre por supuesto - y pusiesen de patitas en la calle (o de manitas fuera del erario) a unas cuantas miles de sanguijuelas.
Podrían empezar retirando las subvenciones al cine español, dejando de sostener a nuestros escuálidos (en representatividad) sindicatos, reduciendo a la mitad los 17 insaciables gobiernos autonómicos… poniendo por delante el principio de que para "tener" es preciso no "gastar" en tonterías.
Pero no lo van a hacer.
Subirán los impuestos, congelarán los salarios… y seguirán dilapidando nuestro dinero y nuestro porvenir.
Y dentro de unos añitos – si Dios no lo remedia – las peceras volverán a ponerlos al frente de España.
Lo mejor de todo esto es que cuando el tinglado se venga abajo y nos echemos las manos al gañote, la culpa será del PP (o de Franco).