“Fidel Castro opinó este martes que la "extrema derecha" de Estados Unidos "odia" al mandatario norteamericano, Barack Obama, por el mero hecho de "ser afroamericano" y que sus acciones van dirigidas a hacer "lo posible por desgastarlo".
En una de sus "Reflexiones" publicadas en el diario oficial de la dictadura Granma, Castro elogia la gestión de Obama en estos siete meses de gobierno, como su compromiso con la reducción de los gases contaminantes, un mayor control fiscal o la reforma sanitaria, pero cree que todas estas mejoras se ven amenazadas por la intervención de la "extrema derecha".” [LD, 25/08/09]
A Ruiz de Lopera, expresidente del Betis, lo acusaban las malas lenguas de ser amanerado en exceso… decían de él que perdía mas aceite que la furgoneta de los Locomía, y corrían por las calles de Sevilla toda suerte de chistes malintencionados en los que aparecía como protagonista.
Uno de ellos explotaba la devoción exagerada que tenía este hombre por la imagen de Jesús del Gran Poder, al que – según dicen – visitaba con mucha frecuencia y siempre antes de los partidos de su equipo.
Decía el chascarrillo que una vez Jesús del Gran Poder le habló, y le dijo: “Manolito, no vengas tanto a verme que se van a pensar que yo también soy maricón”.
Bromas aparte, si Fidel Castro se deshiciese en elogios de mi gestión pública y me defendiese ardorosamente de mis enemigos, no me quedaría otra opción que replantearme mi política.
Porque lo que está claro es que a uno le definen mas sus enemigos que sus amigos, y la verdadera talla – no lo duden - se la dan sus enemigos.
Si tu gestión política tiene la capacidad de subirle la tensión a cualquiera de esos miserables dictadorzuelos del marxismo reconvertido, es signo de que las cosas van por buen camino… lo contrario, no.
Porque si un generador de sangre, miseria, hambre y retraso económico (que es lo que acaban todas – sin excepción - las dictaduras de izquierda) considera que tu política es buena, cabe pensar que es porque llevas camino de conseguir que tu país pase de ser una nación productora de algo a un prostíbulo inmenso con cartillas de racionamiento.
Es posible que la ultraderecha yankee (término que aplica Fidel Castro a todo ciudadano que cuando se sube a un autobús paga su billete) sea racista, pero estoy seguro de que si le tira a Obama no es porque sea negro (entre otras cosas porque su madre era blanca).
Aquí lo que tenemos es un presidente populista y mediático que ha tratado de meterse en unos charcos de barro de mucha profundidad y una sociedad bastante conservadora que le molesta que su presidente se manche el traje, porque luego son ellos los que pagan la tintorería.
Y si hablamos de sanidad pública y gratuita, estamos hablando de impuestos… y nuestros vecinos del otro lado del charco, los del fondo a la derecha, son poco partidarios de que se los suban… de hecho pagan muchísimos menos impuestos que nosotros.
Los EEUU saldrán de la crisis gracias o a pesar de Obama… nosotros seguiremos en ella muchos años por mor de su otra mitad en la afortunada confluencia planetaria (Leire, ¡que buenos ratos nos regalas!, tia).
En una de sus "Reflexiones" publicadas en el diario oficial de la dictadura Granma, Castro elogia la gestión de Obama en estos siete meses de gobierno, como su compromiso con la reducción de los gases contaminantes, un mayor control fiscal o la reforma sanitaria, pero cree que todas estas mejoras se ven amenazadas por la intervención de la "extrema derecha".” [LD, 25/08/09]
A Ruiz de Lopera, expresidente del Betis, lo acusaban las malas lenguas de ser amanerado en exceso… decían de él que perdía mas aceite que la furgoneta de los Locomía, y corrían por las calles de Sevilla toda suerte de chistes malintencionados en los que aparecía como protagonista.
Uno de ellos explotaba la devoción exagerada que tenía este hombre por la imagen de Jesús del Gran Poder, al que – según dicen – visitaba con mucha frecuencia y siempre antes de los partidos de su equipo.
Decía el chascarrillo que una vez Jesús del Gran Poder le habló, y le dijo: “Manolito, no vengas tanto a verme que se van a pensar que yo también soy maricón”.
Bromas aparte, si Fidel Castro se deshiciese en elogios de mi gestión pública y me defendiese ardorosamente de mis enemigos, no me quedaría otra opción que replantearme mi política.
Porque lo que está claro es que a uno le definen mas sus enemigos que sus amigos, y la verdadera talla – no lo duden - se la dan sus enemigos.
Si tu gestión política tiene la capacidad de subirle la tensión a cualquiera de esos miserables dictadorzuelos del marxismo reconvertido, es signo de que las cosas van por buen camino… lo contrario, no.
Porque si un generador de sangre, miseria, hambre y retraso económico (que es lo que acaban todas – sin excepción - las dictaduras de izquierda) considera que tu política es buena, cabe pensar que es porque llevas camino de conseguir que tu país pase de ser una nación productora de algo a un prostíbulo inmenso con cartillas de racionamiento.
Es posible que la ultraderecha yankee (término que aplica Fidel Castro a todo ciudadano que cuando se sube a un autobús paga su billete) sea racista, pero estoy seguro de que si le tira a Obama no es porque sea negro (entre otras cosas porque su madre era blanca).
Aquí lo que tenemos es un presidente populista y mediático que ha tratado de meterse en unos charcos de barro de mucha profundidad y una sociedad bastante conservadora que le molesta que su presidente se manche el traje, porque luego son ellos los que pagan la tintorería.
Y si hablamos de sanidad pública y gratuita, estamos hablando de impuestos… y nuestros vecinos del otro lado del charco, los del fondo a la derecha, son poco partidarios de que se los suban… de hecho pagan muchísimos menos impuestos que nosotros.
Los EEUU saldrán de la crisis gracias o a pesar de Obama… nosotros seguiremos en ella muchos años por mor de su otra mitad en la afortunada confluencia planetaria (Leire, ¡que buenos ratos nos regalas!, tia).