"...Tras estas críticas, el presidente del Congreso aseguró que quiere "pertenecer a la Iglesia y vivir su fe", pero "en paz con mis convicciones y mis sentimientos". "Mi voto pertenece a mi partido pero mi opinión y mi conciencia son mías, por lo que no quiero abrir ningún debate", destacó Bono en relación a posibles diferencias con las propuestas del Ejecutivo, "sobre todo ahora como presidente del Congreso"." [LD, 27/06/2009]
El hombre, imperfecto en esencia, está condenado a vivir consigo mismo.
Desde el momento que el uso de razón te pone ante tu propia realidad se produce el agravio comparativo de lo que eres y lo que desearías ser.
Si te tomas un poco en serio tu existencia, estos aspectos llegan a preocuparte seriamente.
Es el precio que paga el homo sapiens por disfrutar de pensamiento, de creatividad, de memoria...
Cuando lo inmediato del día a día se vé condicionado por un proyecto a largo plazo, por una aspiración, por nuestras ambiciones, se produce una evolución personal, que puede ser física o psiquica o ambas cosas.
Los santos no nacen, se hacen a lo largo de una vida llena de penuria y sacrificio personal, de negación de uno mismo en aras de un objetivo muy superior, mucho mas digno, mucho mas elevado...
Con los que no son santos ni aspíran a serlo, tambien sucede esto. Es lo que llamamos madurez, pero en función de los objetivos marcados, de las ambiciones, del fin y los medios, el tipo de hombre que sale de ese proceso puede llegar a ser alguien veradaderamente miserable.
Los que tenemos la suerte inmensa de ser creyentes, vivimos en un mundo en el que los caminos están señalizados. No quiero decir con esto que no te sales nunca del camino, quiero decir que si te sales de él, lo sabes... y lo que es mas importante, sabes como volver.
Sin referencias de ningun tipo, la vida es un deambular errático y míope que produce por norma general una terrible insatisfacción. El ser capaz de acogerse a unos principios permite al hombre superar muchas dificultades con la satisfacción de saberse coherente con el camino emprendido.
Me llama poderosamente la atención la facilidad con la que muchos españoles disocian la religión de los demás aspectos de su comportamiento social.
EL término "católico practicante", además de una redundancia, define por antagonismo a señores que se dicen "católicos" pero que no ejercen. ¿Se puede ser católico y no ejercer?
Un católico "no practicante" es un señor que una vez lo bautizaron, tal vez hizo la primera (y a veces única) comunión, y cuando se casó lo hizo "por la iglesia". Tal vez tenga ciertas ideas vagas sobre la existencia de Dios y de un tal Jesús de Nazaret, pero ninguna de esas cosas condiciona su comportamiento.
Fuera de los creyentes hay hombres buenos, por supuesto. Y ya los juzgará Dios con su misericordia infinita como esperamos que nos juzgue a nosotros cuando tengamos que pasar por la vergüenza de rendir cuentas de nuestra existencia.
Pero si te manifiestas religioso en cualquiera de sus formas, eso debe condicionar tu comportamiento.
No se puede apoyar el aborto libre y declararse cristiano, aunque sea simplemente porque la sangre redentora de Nuestro Señor palpita en el corazón de ese ser humano en formación.
Señor Bono, usted no ha entendido nada, lo que afecta al hombre lo hace en su totalidad. Creer una cosa y hacer otra tiene muchos nombres, pero coherencia no es uno de ellos.
Su voto, es suyo, señor Bono, no de su partido. De su partido será, acaso, su sueldo...
¡Ahí duele!, ¿verdad?
El hombre, imperfecto en esencia, está condenado a vivir consigo mismo.
Desde el momento que el uso de razón te pone ante tu propia realidad se produce el agravio comparativo de lo que eres y lo que desearías ser.
Si te tomas un poco en serio tu existencia, estos aspectos llegan a preocuparte seriamente.
Es el precio que paga el homo sapiens por disfrutar de pensamiento, de creatividad, de memoria...
Cuando lo inmediato del día a día se vé condicionado por un proyecto a largo plazo, por una aspiración, por nuestras ambiciones, se produce una evolución personal, que puede ser física o psiquica o ambas cosas.
Los santos no nacen, se hacen a lo largo de una vida llena de penuria y sacrificio personal, de negación de uno mismo en aras de un objetivo muy superior, mucho mas digno, mucho mas elevado...
Con los que no son santos ni aspíran a serlo, tambien sucede esto. Es lo que llamamos madurez, pero en función de los objetivos marcados, de las ambiciones, del fin y los medios, el tipo de hombre que sale de ese proceso puede llegar a ser alguien veradaderamente miserable.
Los que tenemos la suerte inmensa de ser creyentes, vivimos en un mundo en el que los caminos están señalizados. No quiero decir con esto que no te sales nunca del camino, quiero decir que si te sales de él, lo sabes... y lo que es mas importante, sabes como volver.
Sin referencias de ningun tipo, la vida es un deambular errático y míope que produce por norma general una terrible insatisfacción. El ser capaz de acogerse a unos principios permite al hombre superar muchas dificultades con la satisfacción de saberse coherente con el camino emprendido.
Me llama poderosamente la atención la facilidad con la que muchos españoles disocian la religión de los demás aspectos de su comportamiento social.
EL término "católico practicante", además de una redundancia, define por antagonismo a señores que se dicen "católicos" pero que no ejercen. ¿Se puede ser católico y no ejercer?
Un católico "no practicante" es un señor que una vez lo bautizaron, tal vez hizo la primera (y a veces única) comunión, y cuando se casó lo hizo "por la iglesia". Tal vez tenga ciertas ideas vagas sobre la existencia de Dios y de un tal Jesús de Nazaret, pero ninguna de esas cosas condiciona su comportamiento.
Fuera de los creyentes hay hombres buenos, por supuesto. Y ya los juzgará Dios con su misericordia infinita como esperamos que nos juzgue a nosotros cuando tengamos que pasar por la vergüenza de rendir cuentas de nuestra existencia.
Pero si te manifiestas religioso en cualquiera de sus formas, eso debe condicionar tu comportamiento.
No se puede apoyar el aborto libre y declararse cristiano, aunque sea simplemente porque la sangre redentora de Nuestro Señor palpita en el corazón de ese ser humano en formación.
Señor Bono, usted no ha entendido nada, lo que afecta al hombre lo hace en su totalidad. Creer una cosa y hacer otra tiene muchos nombres, pero coherencia no es uno de ellos.
Su voto, es suyo, señor Bono, no de su partido. De su partido será, acaso, su sueldo...
¡Ahí duele!, ¿verdad?