Una de las imágenes oníricas que cala con mas fuerza en la progresía y en la que están dispuestos los tontos a creer ciegamente, es la de que en el seno de la Iglesia Católica existen sociedades secretas que persiguen fines oscuros.
Estas sectas - generalmente asociadas a la extrema derecha, porque en España, creer en Dios te convierte automáticamente en “extrema derecha” - están constituidas por fanáticos dispuestos a cualquier cosa para alcanzar el poder e imponer un régimen pre-renacentista a todos los españoles.
Cuando yo era pequeño el paradigma de secta ultra era el Opus Dei... y todavía – de higos a peras – oigo toda suerte de estupideces sobre los malvados miembros de esta peligrosisima asociación.
Yo, en mi juventud, tuve trato con ellos en Barcelona. Por motivos que no vienen al caso opté por no formar parte de este movimiento... y les puedo asegurar que no recibí amenazas de muerte, ni se confabularon oscuras fuerzas para que me suspendiesen mis profesores, ni tuve que ir a un psiquiatra para superar los efectos nefastos del adoctrinamiento sectario de la citada sociedad secreta.
A los Legionarios de Cristo les han dado un trato similar desde que pusieron pie en España.
Cierto es que el escándalo del Padre Maciel, fundador de la orden, ha contribuido a crear sobre el conjunto una leyenda que – por la gente que de este movimiento conozco – es, cuando menos, aterradoramente injusta.
Todas estas sociedades secretas ultraderechistas y malévolas que surgen en el seno de la Iglesia persiguen influir en la sociedad. Son, por así decirlo, como el lobby rosa pero en malo, ya que van los domingos a misa y se afeitan por las mañanas.
La última mafia cristiana que han descubierto se denomina “el yunque”. Y, sobre ella, dicen exactamente lo mismo que decían de los jesuitas, el Opus Dei o los Legionarios de Cristo... que por lo visto ya no son sectas peligrosas, ni persiguen sumirnos en el medievo, ni contratan asesinos para acabar con John Lennon.
El empeño enfermizo por encontrar un “alter-ego” de la masonería en el seno de la Iglesia, y el poco éxito que obtienen en la búsqueda, hace pensar que estas terribles sociedades secretas, simplemente no existen.
Parece ser que proliferan en “el yunque”, personas vinculadas al PP, a la cadena intereconomía, a “hazte oir” y a cualquier cosa que se oponga al “progreso”. En breve, o mucho me equivoco, empezarán a aparecer militares golpistas vestidos de cruzado y curas Merino pistola en mano... si no es así, la sociedad secreta carecería de elementos esenciales para la conspiración.
No puedo negar ni afirmar la existencia de una cosa que se llame “el yunque”, pero si está en el seno de la Iglesia Católica, se ciñe a sus enseñanzas y cuenta con el beneplácito de sus obispos, ya les adelanto que muy peligrosos no serán... de modo que – en mi opinión – pueden ustedes dormir tranquilos. En la Iglesia Católica, no existen Al-qaedas.
Cuando cumplí ocho años formé parte de una sociedad secreta que se llamaba “Cruzados de la eucaristía”... era una peligrosa asociación secreta impulsada por los curas de mi colegio, que nos comprometía a confesar y comulgar regularmente y a difundir, en nuestro entorno, la palabra de Dios... sobre todo con el ejemplo.
Todavía tengo el carnet.
¿Será que – sin saberlo – soy un peligroso terrorista?