El mudo de Bejar, como el Guadiana, aparece y desaparece.
Ayer oí su voz en el telediario para criticar esa reforma laboral que – a bote pronto y dados mis conocimientos sobre el tema – no soy capaz de valorar.
Yo todavía recuerdo a este hombre lloriqueando por los rincones tras recibir de Zetapé el pago por hacer, exactamente, lo que Zetapé le había ordenado. Los “papeles para todos” y la repercusión de esa payasada en la zona Schengen, produjo la repentina desaparición de Caldera del panorama político en aquellos ignominiosos años en los que el inútil cejipicudo mandaba en España.
También tengo de este señor en mi mente las imágenes del “antes” y el “después” del saqueo del Archivo de Salamanca... el “antes” negándose a él, y el “después” imponiéndolo.
Ahora que Zetapé con faldas ha huido del Congreso de la Modernidad con el rabo entre las piernas (es un decir, evidentemente) los “de siempre” han vuelto a la palestra.
El problema que tienen los “de siempre” es que tras veinte años de despropósitos políticos, los cadáveres acumulados atiborran sus armarios, de modo que su “credibilidad” es poca o ninguna.
Hace gracia que uno de los causantes de que en España haya cinco millones de parados (sin el “efecto llamada” serían - como poco - un millón menos) se manifieste ahora en contra de una reforma laboral que – si bien no sé si dará fruto – al menos es un intento de paliar los efectos de la irresponsable política del PSOE.
Los sindicatos de a tanto el liberado, consideran que el PP ha cruzado el Rubicón con víveres y bagajes. Supongo que ven peligrar esas subvenciones que han permitido que se denomine “interlocutores sociales” a unos sinvergüenzas que representan, entre los dos y en el mejor de los casos, a un diez por ciento del tejido laboral en España... y hasta ahí podíamos llegar.
Los australopitecus de Lara – que estaban bajo el dintél desde hace tres semanas - han salido de sus cuevas a hacer el numerito del 15 M, sin acordarse que el Delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid se llama Cristina Cifuentes y no Maria Dolores Carrión.
Ha habido nueve detenidos y unos cuantos magullados, porque esta vez a la policía le han dejado hacer su trabajo.
Los bolcheviques están revoltosillos y se avecina una primavera caliente.
Claro que con Garzón dedicado a hacer calceta y los de “la toga y el polvo del camino” poniendo las suyas a remojar, el tema – espero – va a ser diferente.
Yo, mientras tanto, voy a reforzar la puerta de mi casa.
Y le aconsejo a ustedes que hagan lo mismo.