El futbol – en las regiones "nazionalistas" – ha dejado de ser un deporte para convertirse en una plataforma de reivindicación independentista.
Básicamente se trata de camuflarse entre una masa de aficionados al balompié para hacer creer al mundo que quienes abarrotan el estadio de futbol comparten las tesis de las pancartas que portan unos cuantos gusanos.
Tiranizados por una caterva de anormales, de esos que nacen en Córdoba o en Huesca pero ostentan su inexistente catalanidad como auténticos adalides de la causa, la cobarde sociedad catalana es incapaz de plantar cara a la dictadura que le han impuesto las minorías charnego-conversas.
La mítica "seny" (sentido común) del catalán, ese pragmatismo que tan buenos resultados le ha dado en otras ocasiones, deriva rápidamente hacia un "tansemenfotisme" (todo-me-resbala) que desprecia, y en ocasiones vulnera abiertamente, los mas elementales derechos humanos aplicables a una sociedad del siglo XXI.
El pancismo como forma de vida, la acomodación al pesebre ha sido tal, que están dispuestos a cualquier cosa con tal de mantener su situación de privilegio.
Dando excusas de mal pagador se convierten en víctimas los que – a nadie escapa – son verdugos para su sociedad y para el resto de España.
Los discriminadores pasan por discriminados, los que roban por víctimas de robo, los racistas por objeto de xenofobia… el mundo al revés del "ande yo caliente".
Y eso sucede porque saben que delante de ellos no hay nada.
Es mas, en esta caricatura de estado en el subsistimos penosamente, el gobierno de España (marca registrada) es el primer valedor de los desmanes de estos nazis cuatribarrados… la necesidad de obtener votos para sus corruptelas y felonías pone en manos de auténtica gentuza (Reverte dixit) las decisiones mas relevantes para nuestro futuro.
Para el que se haya dado una vuelta por los Balcanes, esto es celuloide rancio… son situaciones ya vividas, amargos "dejá-vu" cuyo final es fácilmente previsible.
Nada hay de bueno en esto… a nada bueno puede conducir, "eppur si muove".
Cuando se abra la Caja de Pandora, poco importará quien lo haya hecho, que mano estúpida e inconsciente sujetaba el tirador de la tapa… porque lo que venga después, lo ocultará todo.
O les quitamos a estos imbéciles la caja o – no les quepa duda – terminarán abriéndola.
Básicamente se trata de camuflarse entre una masa de aficionados al balompié para hacer creer al mundo que quienes abarrotan el estadio de futbol comparten las tesis de las pancartas que portan unos cuantos gusanos.
Tiranizados por una caterva de anormales, de esos que nacen en Córdoba o en Huesca pero ostentan su inexistente catalanidad como auténticos adalides de la causa, la cobarde sociedad catalana es incapaz de plantar cara a la dictadura que le han impuesto las minorías charnego-conversas.
La mítica "seny" (sentido común) del catalán, ese pragmatismo que tan buenos resultados le ha dado en otras ocasiones, deriva rápidamente hacia un "tansemenfotisme" (todo-me-resbala) que desprecia, y en ocasiones vulnera abiertamente, los mas elementales derechos humanos aplicables a una sociedad del siglo XXI.
El pancismo como forma de vida, la acomodación al pesebre ha sido tal, que están dispuestos a cualquier cosa con tal de mantener su situación de privilegio.
Dando excusas de mal pagador se convierten en víctimas los que – a nadie escapa – son verdugos para su sociedad y para el resto de España.
Los discriminadores pasan por discriminados, los que roban por víctimas de robo, los racistas por objeto de xenofobia… el mundo al revés del "ande yo caliente".
Y eso sucede porque saben que delante de ellos no hay nada.
Es mas, en esta caricatura de estado en el subsistimos penosamente, el gobierno de España (marca registrada) es el primer valedor de los desmanes de estos nazis cuatribarrados… la necesidad de obtener votos para sus corruptelas y felonías pone en manos de auténtica gentuza (Reverte dixit) las decisiones mas relevantes para nuestro futuro.
Para el que se haya dado una vuelta por los Balcanes, esto es celuloide rancio… son situaciones ya vividas, amargos "dejá-vu" cuyo final es fácilmente previsible.
Nada hay de bueno en esto… a nada bueno puede conducir, "eppur si muove".
Cuando se abra la Caja de Pandora, poco importará quien lo haya hecho, que mano estúpida e inconsciente sujetaba el tirador de la tapa… porque lo que venga después, lo ocultará todo.
O les quitamos a estos imbéciles la caja o – no les quepa duda – terminarán abriéndola.